La mejora de la certeza a través de la inmunización ahora cimienta la etapa de recuperación en 2021

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Autor: Mondher Bettaieb, director de crédito de Vontobel AM.

Con las noticias de la vacuna que se recibieron durante el mes de noviembre, el año 2021 debería definirse por una vuelta a la normalidad, con el mundo desarrollado probablemente inmunizando a su población vulnerable para la primavera del próximo año, y a toda su población para principios del verano de 2021. Esto debería ser una gran victoria para la ciencia y el despliegue de la vacuna en los próximos meses significa que deberíamos recuperar gradualmente nuestro curso de vida normal. Esto significa, por ejemplo, que los operadores de aeropuertos y las compañías de viajes pueden volver a hacer sus planificaciones, los operadores de peaje experimentarán un renovado tráfico pesado y las industrias básicas pueden satisfacer la mayor demanda de materias primas, ya que ahora tiene perfecto sentido esperar una gran demanda contenida, dado también el aumento de las tasas de ahorro (hasta un 25% en la EA según Morgan Stanley).

Por lo tanto, seguimos examinando la debilidad que han causado los nuevos casos de Covid-19. Especialmente que el repunte récord del crecimiento del PIB en el tercer trimestre, algo que proporcionó un buen colchón y se ha convertido en un puente hacia el año 2021. Pero para las empresas, más importante que el crecimiento del PIB es la mejora real de los beneficios, porque en un escenario de bajos ingresos pueden empezar a experimentar presiones para pagar la deuda y financiar las inversiones.

Este no debería ser el caso en 2021, y lo más probable es que la tasa de crecimiento de los beneficios antes de impuestos en 2021 sea al menos el doble de la tasa de crecimiento del PIB nominal según Moodys, o en torno al 10%. Esto también se debe a los grandes aumentos de productividad creados por la pandemia de la Covid-19, incluido el trabajo desde casa, que ayudarán a realizar enormes ahorros en gastos generales y administrativos, entre otros. Por lo tanto, tenemos fe en que nuestra previsión de recuperación en forma de símbolo de Nike se complete con un retorno a los niveles pre-Covid para el cuarto trimestre de 2021 a más tardar.

La etapa de recuperación para el 2021 está cimentada, en nuestra opinión y debería ser muy favorable para los márgenes de crédito.

Seguimos esperando que los principales Bancos Centrales del mundo mantengan una postura muy acomodaticia y las economías deberían seguir beneficiándose del apoyo fiscal el próximo año también.

En noviembre se eliminó el riesgo derivado de las políticas de Trump y esto es una buena noticia para nuestro escenario base de Recuperación 2021. Los Bancos Centrales agregarán liquidez por un valor del 0,75% del PIB nominal anual en promedio cada mes durante 2021 según Morgan Stanley. El BCE ha indicado que ampliará sus programas a través de APP y PEPP y el consenso espera que las compras adicionales se sitúen en torno a los 500.000 millones de euros que se anunciarán en diciembre. También se espera que se aumenten las fechas de vencimiento del programa. Por otro lado es previsible que la Reserva Federal amplíe el plazo de vencimiento hasta finales de 2021, aumentando el promedio ponderado de los vencimientos de las compras del Tesoro de Estados Unidos y añadiendo la posibilidad de aumentar las compras cada mes. La reciente discordia entre Mnuchin y Powell en relación con las compras de instrumentos corporativos probablemente ha empujado al FOMC a calibrar de forma decisiva su respuesta política en su próxima reunión del 16 de diciembre.

La elección por parte del Presidente Biden de Janet Yellen como secretaria del Tesoro se suma ahora a la ampliamente difundida suposición de que también actuará con decisión para reactivar la mayor economía del mundo. Janet Yellen también cree firmemente en el apoyo fiscal y, junto con el presidente Powell, que fue miembro del consejo de la Reserva Federal como gobernador cuando Yellen era presidente, tratarán de trabajar en unidad para apoyar a la frágil economía de EE.UU. en la pandemia. Conectar los puntos no debería ser un ejercicio difícil, según la reciente entrevista de Janet Yellen en Bloomberg:

«Aunque la pandemia sigue afectando gravemente a la economía, es necesario seguir prestando un apoyo fiscal extraordinario, pero más allá de lo que creo que será necesario». La Sra. Yellen añadió «podemos permitirnos tener más deuda, porque los tipos de interés probablemente serán bajos durante muchos años».

Los nuevos objetivos a largo plazo de la Reserva Federal establecidos en Jackson Hole, que apuntan a una inflación del 2% «en promedio a lo largo del tiempo», asegurarán que los tipos se mantengan en la parte baja efectiva o en cero durante un período bastante prolongado. Por lo tanto, este marco permitirá un gasto gubernamental expansivo, a través de mayores compras de bonos del Tesoro, entre otros, asegurando la recuperación y apoyando el exceso de rendimiento positivo tanto en el crédito de grado de inversión como en el de alto rendimiento en 2021.

¿Cuál es el impacto económico a corto plazo del cambio climático?

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Autor: Irene Lauro, economista de Schroders

El cambio climático no solo tiene efectos a largo plazo. Si observamos los fenómenos climáticos extremos, vemos cómo también su impacto se nota a corto plazo.

La temperatura combinada de la tierra y el océano ha aumentado una media de 0,07°C por década desde 1880. Sin embargo, desde 1981 la tasa media de aumento se ha más que duplicado (0,18°C), según el Informe sobre el Clima Mundial 2019 de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA). Esta subida adicional es responsable de las temperaturas estacionales extremas en algunas regiones, del derretimiento de los casquetes polares y del aumento de precipitaciones.

Dado que el cambio climático representa un cambio relativamente lento en las pautas meteorológicas medias, hemos analizado previamente su impacto en la productividad a lo largo de 30 años.

Los huracanes Harvey, Irma, Katrina y Sandy ya han demostrado lo perjudicial que puede ser el cambio climático hoy en día. Son algunos de los ejemplos más llamativos de las consecuencias a corto plazo del calentamiento global, siendo Katrina (2005) el huracán más devastador económicamente para EE.UU. (causó 170.000 millones de dólares de daños, según la NOAA de EE.UU.).

Creemos que es importante para los inversores tener en cuenta las consecuencias a corto plazo del cambio climático. En especial, queremos llamar la atención sobre las pérdidas económicas causadas por los dos fenómenos meteorológicos más perjudiciales: los ciclones tropicales y las inundaciones.

El gráfico 1 muestra el aumento significativo de estos eventos relacionados con el clima en las últimas décadas. A nivel mundial, el promedio de ciclones tropicales en un decenio ha pasado de 14 a 23 desde el comienzo de los años 80, mientras que el número de inundaciones casi se ha duplicado.

Los fenómenos meteorológicos extremos se volverán más intensos

En su Quinto Informe de Evaluación publicado en 2014, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) informó de que los riesgos asociados a los fenómenos extremos seguirán aumentando a medida que se incremente la temperatura media mundial.

El aumento de las temperaturas calentará el mar, esto dará lugar a más energía térmica y elevará las posibilidades de que se desarrollen ciclones tropicales. A medida que el calentamiento también provoca más evaporación, las fuertes lluvias y las nevadas se hacen más frecuentes, lo que hace que las inundaciones y los ciclones sean más severos.

La NOAA descubrió que los ciclones tropicales se han vuelto más húmedos, más destructivos y más frecuentes en las últimas cuatro décadas, y que el calentamiento de la temperatura de los océanos provoca tormentas más intensas. De acuerdo con las proyecciones del modelo de la NOAA, para un calentamiento global de 2°C, la intensidad de los ciclones tropicales a nivel mundial probablemente aumentará entre 1 y 10%, mientras que las tasas de precipitaciones se incrementarán alrededor del 14%.

¿Cuál es el daño económico?

Es evidente que los desastres relacionados con el clima tienen consecuencias importantes y, a menudo, devastadoras para las personas y el medio ambiente. Sin embargo, el análisis de su impacto económico es una tarea complicada de hacer debido a la falta de datos disponibles, los problemas de medición y su naturaleza volátil e impredecible.

Aquí queremos cuantificar las pérdidas económicas de dos de los fenómenos meteorológicos extremos más perjudiciales: las inundaciones y los ciclones. También es importante señalar que nos centramos en las pérdidas económicas directas, es decir, los daños a edificios e infraestructuras y las pérdidas de producción si el desastre interrumpe la actividad económica. Por lo tanto, no tenemos en cuenta los daños indirectos derivados de la mortalidad, la hambruna, el estrés hídrico, la migración y las pérdidas posteriores a la ruptura de las cadenas de suministro.

Utilizando la base de datos de Munich Re, considerada una de las más fiables y completas en esta materia[1], vemos que las pérdidas económicas medias derivadas de estos desastres naturales han ido aumentando en las últimas décadas para la mayoría de los países considerados. En particular, la media de los daños causados por las inundaciones en los Estados Unidos fue de alrededor de 4.000 millones de dólares en la década de 1990, frente a sólo 360 millones de dólares en la década de 1980. El promedio de los daños en la primera década de 2000 fue todavía relevante, llegando a más de 1.200 millones de dólares.

Entre los países que analizamos, China parece ser el más afectado por las inundaciones generales, con una pérdida media de 11.000 millones de dólares en los años 90, y 3.600 millones en la primera década de este siglo.

Entre los países analizados, EE.UU. es el más afectado por los ciclones tropicales, registrando un daño estimado de 24.000 millones de dólares en la primera década de 2000, frente a los 2.000 millones de dólares de la década de 1980. China y Japón también registraron daños significativos por los ciclones tropicales, mientras que países europeos como Alemania y Reino Unido no, ya que no están expuestos a un clima tropical. 

¿El cambio climático está contribuyendo a aumentar los daños causados por los desastres naturales?

Muchos factores contribuyen a los daños económicos. Claramente, la intensidad y la frecuencia del evento extremo importan. Pero los cambios en la población, la exposición de las personas y los bienes que se encuentran en el camino de los eventos relacionados con el clima, así como su vulnerabilidad, también son determinantes para las pérdidas. Es evidente que a medida que un país se desarrolla y crece, aumenta el número de bienes y personas expuestos a los eventos climáticos.

Las pautas de asentamiento, la urbanización y los cambios en las condiciones socioeconómicas han influido en las tendencias observadas y la vulnerabilidad de los elementos expuestos a los extremos climáticos.

Los estudios académicos sobre economía del clima sugieren que el aumento de la población, la riqueza económica y la evolución de las zonas de alto riesgo han sido un factor clave en el incremento de las pérdidas, pero el aumento observado de las fuertes precipitaciones y de la fuerza de los ciclones también puede haber influido.

En el gráfico 4 que figura a continuación se muestra la forma en que la magnitud media del peligro de inundaciones ha aumentado considerablemente desde la década de 1980 en la mayoría de los países que analizamos.

Teniendo en cuenta que el poder destructivo de los ciclones tropicales y las inundaciones ha aumentado desde la década de 1980, la magnitud de las pérdidas económicas depende fundamentalmente de la acumulación de riqueza. Unas pérdidas mayores podrían reflejar simplemente más bienes que pueden ser potencialmente dañados o destruidos. El registro de pérdidas debe normalizarse para comprender si el cambio climático desempeña un papel en el aumento de los daños causados por los desastres. El gráfico que figura a continuación muestra que, incluso después de ajustar los cambios en la riqueza (utilizamos el PIB como indicador, ya que la riqueza y los ingresos están muy correlacionados entre sí), sigue habiendo una tendencia creciente en el promedio de los daños causados por los desastres naturales a lo largo del tiempo.

Las pérdidas medias en el PIB en la segunda década de los 2000 son superiores a las pérdidas medias de los años ochenta en la mayoría de los países considerados, lo que nos lleva a la conclusión de que el cambio climático se ha vuelto más perjudicial para la economía en las últimas cuatro décadas.

¿Persisten las pérdidas económicas a lo largo del tiempo?

Algunos estudios sobre la economía del cambio climático sugieren que los desastres naturales podrían en realidad impulsar la productividad de las empresas y promover el crecimiento a largo plazo. Esto se debe a que las empresas que sobrevivan a los desastres actualizarán su capital social y adoptarán nuevas tecnologías. Esta hipótesis de que los desastres estimulan el crecimiento se denomina «destrucción creativa».

Un estudio reciente[2] que analiza la exposición física de los países al universo de los ciclones tropicales durante el período 1950-2008, muestra fuertes pruebas de que los ingresos nacionales disminuyen, en relación con la tendencia anterior al desastre, y no se recuperan en un plazo de 20 años. Este factor parece que se explica por el hecho de que los desastres frenan temporalmente el crecimiento al destruir capital, pero no se produce ningún repunte porque los diversos mecanismos de recuperación no logran superar el efecto negativo a corto plazo de la pérdida de capital.

El análisis parece respaldar la hipótesis de «no recuperación», al constatar que una desviación estándar de un año de exposición a un ciclón reduce el PIB en 3,6 puntos porcentuales 20 años después, lo que hace retroceder a un país casi dos años de crecimiento.

Si bien podemos pensar que el cambio climático es realmente un fenómeno a largo plazo, nuestro análisis quiere alertar a los inversores sobre el daño económico a corto plazo del calentamiento global. El aumento de la temperatura media es importante para el crecimiento de la productividad y nuestro análisis muestra que los extremos climáticos también tienen el potencial de afectar al crecimiento del PIB.

[1] Base de datos de La economía política de los daños de los desastres naturales. Eric Neumayer, Thomas Plümper, Fabian Barthel, 2014. Global Environmental Change.

[2] El efecto causal de la catástrofe ambiental en el crecimiento económico a largo plazo. Hsiang, Solomon M. y Jina Amir S., 2013. Documento de trabajo del NBER.

Información importante: Los puntos de vista y opiniones aquí contenidos son los de Irene Lauro, economista de Schroders, y no necesariamente representan puntos de vista expresados o reflejados en otras comunicaciones, estrategias o fondos de Schroders. Este material tiene la intención de ser sólo para fines informativos y no tiene la intención de ser material promocional en ningún sentido. El material no pretende ser una oferta o solicitud de compra o venta de ningún instrumento financiero. El material no tiene la intención de proporcionar y no se debe confiar en él para la contabilidad, asesoramiento jurídico o fiscal, o recomendaciones de inversión. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Las rentabilidades pasadas no son una guía para las rentabilidades futuras y es posible que no se repitan. El valor de las inversiones y los ingresos de las mismas pueden disminuir o aumentar, y los inversores pueden no recuperar las cantidades invertidas originalmente. Todas las inversiones implican riesgos, incluido el riesgo de una posible pérdida de capital. Se cree que la información aquí contenida es fiable, pero Schroders no garantiza su integridad o exactitud. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Los dictámenes de este documento incluyen algunos pronósticos. Creemos que estamos basando nuestras expectativas y creencias en suposiciones razonables dentro de los límites de lo que sabemos actualmente. Sin embargo, no hay garantía de que se vayan a realizar previsiones u opiniones. Estos puntos de vista y opiniones pueden cambiar.

¿Qué hay que esperar de la deuda soberana?

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Autor: Mark Holman, Chief Executive Officer, para Vontobel quien nos ofrece su visión para la deuda soberana en el contexto actual.

El rendimiento de los bonos del tesoro estadounidense a 10 años se ha situado en sus niveles más altos desde el 20 de marzo tras una semana de ajustes. ¿Qué podemos aprender de la evolución de los precios de este activo, y cómo podría evolucionar su rentabilidad?

El respaldo gradual que ha recibido el rendimiento de los bonos del tesoro estadounidense (treasuries) desde el comienzo de la pandemia le ha dado más potencia a su función para proteger las carteras de renta fija, aunque no vemos que el aumento sea lo suficientemente elevado como para que se comporten como antes. Sin embargo, para los inversores que buscaron protección la semana pasada cuando se volvieron a poner en marcha los confinamientos Europa y las elecciones estadounidenses alcanzaron el máximo nivel de incertidumbre, los bonos del Tesoro de los EE.UU. de más larga duración hicieron un trabajo, aunque fue de poca envergadura. Este trabajo consistía en obtener beneficios lo suficientemente rápido, por supuesto, ya que para el lunes los rendimientos se volvieron a disparar cuando se vislumbró que la vacuna de Pfizer podría traer el fin de la pandemia.

Los mercados de bunds, gilts y otros bonos soberanos siguieron un patrón similar al de los del Tesoro estadounidense, pero registraron sus precios registraron un movimiento menor, ya que sus curvas de rendimiento se mantienen más ancladas, lo que hace que sus coberturas sean menos efectivas. Por otro lado, creemos que ofrecen una mayor estabilidad para los inversores de crédito.

Entonces, ¿hacia dónde nos dirigimos? En un momento en el que los bonos del tesoro estadounidense a 10 años se mueven alrededor del 1%, creemos, creemos que a corto plazo deberían encontrarse con un buen respaldo. Los factores técnicos de la intervención todavía siguen siendo efectivos y algunos inversores lo considerarán un nivel de apoyo clave, y pueden plantearse la posibilidad de añadir capital a sus activos de «seguridad» después del reciente repunte del riesgo.

A medio plazo, nuestro escenario central estima una deriva modestamente más alta en los rendimientos de los bonos del tesoro estadounidense, impulsada por grandes necesidades de financiación y un pequeño repunte de la inflación hacia el final del primer trimestre de 2021.

Acogeríamos con beneplácito este aumento ordenado de los rendimientos libres de riesgo, ya que indicaría una mejora de la economía mundial, pero también porque los inversores en renta fija pueden utilizar tasas libres de riesgo más atractivas para proporcionar equilibrio y estabilidad a sus carteras de cara a los acontecimientos negativos y como protección más adelante en el ciclo.

Sin embargo, este movimiento ordenado al alza podría tardar varios años, ya que es probable que la intervención de los bancos centrales en los mercados de bonos del Estado siga siendo una característica permanente durante esta recuperación.

Dividendos: 3 gráficos que muestran su creciente atractivo

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Autor: Sean Markowicz, CFA, responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de Schroders.

Las consecuencias económicas del Covid-19 han causado estragos entre los inversores que buscan ingresos recurrentes. En todo el mundo, los tipos de interés han caído a mínimos históricos y los dividendos se han reducido drásticamente. Por ejemplo, se espera que este año los dividendos por acción disminuyan entre un 16% y un 36% en todo el mundo en comparación con 2019, y Reino Unido y los mercados emergentes se encuentran entre las regiones más afectadas.

Sin embargo, ahora se espera que muchos mercados de valores generen un rendimiento equivalente o superior al de los bonos corporativos. Por ello, a continuación, presentamos tres gráficos que comparan las oportunidades de ingresos provenientes de la renta variable y de la renta fija en distintas zonas geográficas.

1. El rendimiento extremadamente bajo de los bonos ha hecho que los dividendos de EE.UU. sean más atractivos que nunca

En el pasado, los ingresos que aportaban las acciones estadounidenses no eran convincentes. Tienen la reputación de tener un bajo rendimiento de dividendos en comparación con otros mercados, ya que las recompras de acciones son la forma preferida de devolver efectivo a los accionistas. Sin embargo, dado el entorno actual de rendimientos ultra bajos, esta idea ya no parece sostenible. Por ejemplo, desde 2005 los bonos corporativos estadounidenses con grado de inversión (IG) han ofrecido un rendimiento un 2% superior a la de las acciones estadounidenses. Hoy en día, ese diferencial de rendimiento es sólo del 0,3%.

Esta comparación se hace utilizando los dividendos esperados, ya que el rendimiento de los bonos mide los ingresos que se obtendrán durante el próximo año. Esta es una previsión que puede cumplirse o no. Sin embargo, incluso a la zaga, el rendimiento de los dividendos en Estados Unidos es comparable al rendimiento de los bonos corporativos estadounidenses y ampliamente superior al de otros mercados.

Las acciones son, por supuesto, una opción de inversión más arriesgada, ya que los inversores pueden no recuperar el capital original que invirtieron. Pero a cambio ofrecen el potencial de apreciación de capital, así como aumentos de dividendos.

2. Las acciones superan ampliamente a los bonos corporativos en Europa y Japón

El atractivo de los ingresos provenientes de las acciones es aún mayor fuera del mercado estadounidense. Por ejemplo, en los próximos 12 meses, se espera que las acciones europeas (ex Reino Unido) generen un rendimiento cinco veces mayor que el del crédito europeo con grado de inversión.

De manera similar, se espera que las acciones británicas ofrezcan un rendimiento por dividendo del 4,4%, el mayor dentro de los principales mercados de renta variable a nivel mundial y el doble que los bonos corporativos grado de inversión en libras esterlinas.

3. Las acciones más rentables suelen ser de empresas con elevado pay-out

Además del valor que la diversificación puede aportar a una cartera, lo mismo ocurre con la selección de valores. Con 800 de las 1.600 acciones del universo bursátil mundial (MSCI All Country World Index) pagando un rendimiento por dividendo superior a la media del mercado, es evidente que hay una serie de oportunidades a disposición de los inversores que buscan ingresos.

Sin embargo, los inversores no deben simplemente perseguir la opción más rentable sin el debido análisis. El rendimiento por dividendo de una empresa es igual a su dividendo por acción dividido por su precio por acción, por lo que un rendimiento por dividendo elevado podría deberse a que una empresa está pagando un alto dividendo o a que su precio ha disminuido. Para los inversores que buscan ingresos sostenibles vía dividendos, ambas posibilidades deben ser analizadas a fondo. Es decir, es importante que los inversores distingan entre las empresas que están temporalmente infravaloradas por el mercado (el precio de las acciones ha caído demasiado) y las que se enfrentan a dificultades estructurales.

Además, cabe mencionar que las acciones con mayores dividendos son a menudo las que tienen un mayor ratio de reparto, ya que distribuyen una gran proporción de sus beneficios en forma de dividendos. Muchos también están repartiendo una mayor proporción de sus beneficios que en el pasado para mantener sus dividendos. Puede que ninguno de los dos casos sea sostenible. Un rendimiento elevado hoy hoy podría convertirse fácilmente en un bajo rendimiento mañana.

Sin embargo, no todas las acciones con alto rendimiento caen en esta área de preocupación. Hay muchas empresas que pagan un rendimiento superior al del mercado con reparto de dividendos similar o inferior, lo que representa una opción potencialmente más atractiva.

Es evidente que a medida que las fuentes tradicionales de ingresos se agoten, la búsqueda de ingresos se intensificará y los inversores pueden considerar la posibilidad de pasar de la deuda a la renta variable. Aunque es importante destacar que este cambio conlleva riesgos adicionales, parece cada vez más atractivo en relación con los escasos rendimientos que ofrecen algunos mercados.

Dondequiera que se encuentren los inversores, hay valor en la construcción de una cartera de acciones orientada a los ingresos. Pero los inversores deben tener cuidado de no caer en trampas de valor al invertir en empresas que están baratas por una buena razón. Por lo tanto, una estrategia de ingresos sostenibles proveniente de las acciones debería implicar el análisis de los pagos de dividendos previstos de una empresa en conjunto con su solidez financiera subyacente.

Información importante: Los puntos de vista y opiniones aquí contenidos son los de Sean Markowicz, CFA, responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de Schroders, y no necesariamente representan puntos de vista expresados o reflejados en otras comunicaciones, estrategias o fondos de Schroders. Este material tiene la intención de ser sólo para fines informativos y no tiene la intención de ser material promocional en ningún sentido. El material no pretende ser una oferta o solicitud de compra o venta de ningún instrumento financiero. El material no tiene la intención de proporcionar y no se debe confiar en él para la contabilidad, asesoramiento jurídico o fiscal, o recomendaciones de inversión. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Las rentabilidades pasadas no son una guía para las rentabilidades futuras y es posible que no se repitan. El valor de las inversiones y los ingresos de las mismas pueden disminuir o aumentar, y los inversores pueden no recuperar las cantidades invertidas originalmente. Todas las inversiones implican riesgos, incluido el riesgo de una posible pérdida de capital. Se cree que la información aquí contenida es fiable, pero Schroders no garantiza su integridad o exactitud. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Los dictámenes de este documento incluyen algunos pronósticos. Creemos que estamos basando nuestras expectativas y creencias en suposiciones razonables dentro de los límites de lo que sabemos actualmente. Sin embargo, no hay garantía de que se vayan a realizar previsiones u opiniones. Estos puntos de vista y opiniones pueden cambiar.