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Renta fija corto plazo frente a la incertidumbre

 

Es difícil encontrar estos días un inversor que no te hable de las incertidumbres que afrontan los mercados después de los acontecimientos recientes en el turbulento mes de junio. La reciente decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea y la espera de España a tener un Gobierno, se unen a todas las preocupaciones adicionales que llevamos soportando este año y que tienen a la mayoría de las Bolsas Europeas en terreno negativo.

Por lo tanto, no extraña la preocupación y escepticismo que muestran estos inversores ante un verano que, lejos de la tranquilidad estival, amenaza con mantener, al menos, la volatilidad que hemos vivido en meses precedentes.

En un entorno así, parece lógico que estos inversores quieran destinar parte de su cartera a inversiones conservadoras que preserven su capital y, si es posible, añadan algo de rentabilidad extra a sus carteras.

Es aquí, en la búsqueda de rentabilidad para la parte más conservadora de la cartera, donde el inversor afronta una nueva dificultad: El entorno de tipos cero. Ya es conocido por todos como las intervenciones de los Bancos Centrales están manteniendo los tipos de interés artificialmente bajos y que esto ha mandado a gran parte de las curvas de Deuda Pública europea al terreno negativo.

Si consideramos que, con el tipo repo en negativo, la liquidez no es una alternativa y que la mayoría de los fondos monetarios se encuentran en negativo en el año, la búsqueda del inversor le lleva hacia productos de renta fija ultra-corto plazo pero que, gracias a una gestión activa, siguen mostrando rentabilidades positivas, conseguidas con unos niveles de volatilidad (inferiores al 0.5%) que les sitúan dentro de los estándares de los productos de menos riesgo y más conservadores.

Es cierto que estamos hablando de fondos muy concretos, pero también es cierto que en este entorno de tipos negativos están marcando cada vez más diferencias sobre el tradicional producto monetario (comercializado en muchos casos masivamente en las redes bancarias), a los que la actual coyuntura ha colocado en rentabilidades negativas.

Un ejemplo de estos productos es Gesconsult Corto Plazo: Un fondo cinco estrellas Morningstar en cualquiera de los períodos analizados (Global, 10, 5 y 3 años) y que ha estado consistentemente en el primer décil de su categoría. Todo ello con una volatilidad inferior al 0.50% que la CNMV marca como barrera para calificar a los productos de riesgo 1 (el nivel más bajo de riesgo).

 

Gesconsult Corto Plazo

Gesconsult

 

En un año tan complicado como el actual, el fondo ofrece una rentabilidad de 0.3% a 31 de mayo, y pone de manifiesto (también en las categorías más conservadoras) la necesidad de una gestión activa. Una gestión activa para encontrar los activos que añadan esa rentabilidad extra que mencionábamos antes, sin empeorar el riesgo de crédito la cartera (La calidad media de la cartera es grado de inversión) y sin incurrir en mayor riesgo de tipo de interés (la duración media de la cartera sigue estando por debajo de 1 año)

En definitiva, cuanto peor es el entorno y mayores son las dificultades, mayor es también la necesidad de una gestión que aporte soluciones y cree valor para el inversor, incluso (y ahora, posiblemente, sobretodo) en las categorías más conservadoras.

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