Qué es un Robo Advisor

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Robo advisor es un término inglés que deriva de la unión de robot y asesor (advisor)y se utiliza para referirse a fintechs que ofrecen asesoramiento financiero online. Es decir, la posibilidad de crear tu propia cartera de inversión con la asignación de activo destinada a que obtengas los mejores resultados posibles.

Existen numerosas plataformas de este tipo. Estados Unidos cuenta con unas 25 empresas, entre las que destacan Personal Capital o Wealthfront, entre otras. En España, este modelo de asesoramiento financiero es conocido como asesoramiento automático, siendo Feelcapital el primer robo advisor español.

Anteriormente, para poder invertir tenías las opciones muy limitadas: estudiabas tú mismo el mercado o contratabas a un asesor financiero. El problema la segunda opción es que, en general, requieren un mínimo de activos disponibles, lo que impedía la posibilidad de invertir a aquellos que poseían poco patrimonio. Gracias a internet y a los asesores automáticos, esos pequeños inversores pueden ser asesorados y disponer de una cartera que se ajuste a su perfil financiero y su tolerancia al riesgo.

Los robo advisor son un ejemplo claro de la creciente demanda de la digitalización en el sector financiero, acercando el asesoramiento a todos los bolsillos y con disponibilidad total: 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año. Ya son 6.000 usuarios los que confían en el asesoramiento automático de Feelcapital y han digitalizado sus inversiones.

Los millenials y los robo advisor

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Los cambios pueden ser difíciles, pueden ser incómodos, pero también pueden ofrecer una gran oportunidad. Nuestro estilo de vida está cambiando. La tecnología está cada vez más integrada en nuestro día a día.

Echemos la vista atrás unas décadas y recordemos cómo han cambiado los negocios. La irrupción del email y de los teléfonos móviles han revolucionado la forma en la que nos comunicamos. La invención de internet ha cambiado totalmente la forma en la que dirigimos un negocio, ha cambiado el diseño de nuestras estrategias de marketing. Sin internet no tendríamos la posibilidad de consultar nuestros extractos bancarios desde casa o hacer una operación bancaria desde nuestro escritorio. Los cambios que hemos experimentado no se limitan a la tecnología.

Pensemos en las nuevas generaciones, como por ejemplo los llamados “Millennials”. Cada generación tiene su propia identidad y sus propias preferencias y estas cambian tan rápido como la tecnología. Los miembros de las generaciones que no crecieron con internet se están jubilando.

Cada vez hay más ahorradores que han crecido en una era digital y si sienten cómodos buscando la información que necesitan en internet. Es más fácil que busquen lo que necesitan en Google a que llamen o se sienten con alguien para preguntarle. Esperan tener la información a su alcance desde su ordenador, “tablet”, “smarthphone” y, ahora, hasta desde su “smarthwatch”. No sólo esperan tener la información fácilmente disponible, son consumidores inteligentes y les gusta aprender. Han crecido en una era de información, de publicidad, en una era donde la comparación está a un clic de distancia.

Todo esto implica que todos los sectores, en especial el de las finanzas, deben ponerse al día en nuevas tecnologías para mantener sus cuotas de mercado. Con este nuevo tipo de ahorrador nacen nuevos negocios y nuevas oportunidades, como son los Robo Advisor o Asesores Automáticos.
Los Robo Advisor ponen a disposición de sus usuarios toda la información relativa a sus inversiones y son estos, los usuarios, los que deben tomar las decisiones de inversión que, con la información que les presentan y su capacidad de comparar, más les conviene.
Feelcapital es el primer Robo Advisor español que analiza de forma personal el perfil financiero de sus usuarios y hace una propuesta, teniendo en cuenta la fiscalidad en España, en fondos de inversión.

Reinventando los negocios: Los Robo Advisor

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El ecosistema de las empresas está cambiando. Uber pone en jaque al sector del Taxi en los países en los que no ha sido prohibido, las cadenas hoteleras están sufriendo a Airbnb y las empresas tradicionales de hardware se las están viendo con las compañías que apuestan por la nube. Los nuevos actores no solo están reinventando los distintos negocios, también están reinventando qué es ser una empresa.

Hay una nueva hornada de startups con gran potencial. Cientos de emprendedores en todo el mundo están creando nuevas empresas en oficinas compartidas o hubs, impulsadas por una dosis alta de trabajo y sueños. Estas empresas no son solo pioneras en sus ideas de negocio, también lo son en sus estructuras organizacionales.

Una de las principales diferencias reside en la jerarquía que tienen las startups. A diferencia de las empresas tradicionales donde habitualmente se utiliza una jerarquía piramidal, en las startups, puesto que hay muchos menos empleados, suele haber un grupo de iguales trabajando juntos con el mismo nivel de responsabilidad, lo que crea una cultura de trabajo duro y camaradería. Además, para medir su productividad, en vez de elaborar normas de contabilidad usan indicadores de rendimiento (como por ejemplo cuántos productos han producido).

Estas nuevas empresas también explotan las nuevas tecnologías, lo que les permite ser globales sin tener que hacerse grandes. Antiguamente, estas empresas tenían que decidir en qué apartado hacer una gran inversión, lo que condicionaba su futuro cerrándoles posibles cambios en su plan de negocio. Hoy en día pueden expandirse rápidamente comprando los servicios que necesitan. Pueden contratar programadores en Upwork, alquilar servidores flexibles en Amazon, encontrar suministradores en Alibaba, organizar los sistemas de pago con Square, etc.

Todos estos elementos han posibilitado la creación de los Robo Advisor o Asesores Automáticos, que han permitido que los complicados cálculos financieros se puedan realizar en segundos facilitando así que un estudio individualizado de inversión esté disponible para cualquier persona en cualquier lugar. Esto ha llevado a la democratización de la inversión y ha propiciado que deje de ser cosa de unos pocos para pasar a ser algo de todos.

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La generalización del uso de cálculos automatizados para determinar las inversiones financieras a través de los robo advisor en EE.UU es un hecho. Mientras, en el Viejo Continente empieza a darse a conocer y somos más reacios a hacer uso de Internet para gestionar nuestras finanzas personales, unido a una falta de cultura financiera que nos obliga a mirar de nuevo al país norteamericano para ver hacia donde se dirige esta industria y cómo se desarrollará.

La reciente adquisición por parte de Blackrock, a finales de agosto, del robo-advisor “Future Advisors” con sede en San Francisco y que asesoraba unos 600 millones de dólares (quinta por volumen asesorado), es una muestra de que estos suponen una competencia a los grandes agentes del asesoramiento y prefieren incluirlos en su sistema como una solución más.

También la aseguradora Northwestern Mutual Life Insurance inició una joint venture con LearnVest por 28 millones de dólares en marzo y se esperan más movimientos en este mercado, ya sea vía participación en sus beneficios o vía adquisiciones totales, para aportar un servicio más completo y llegar a un mayor público objetivo. Teniendo en cuenta que las dos mayores compañías de robo advisor, Wealthfront y Personal Capital, asesoraban en torno a unos 2.600 millones de dólares cada una, según previsiones a inicios de septiembre.

Según estimaciones de Sophie Schmitt, analista de Arie, se calcula que a final de este año la industria de los robo advisor asesore entre 50.000 y 60.000 millones, partiendo desde los 14.000 de inicio de este año, pero lejos aún de los 19 billones que gestiona la industria.

En este contexto, donde los robo advisor tienen en común un bajo coste, mayor transparencia y mayor proactividad, hay que diferenciarse no con una cartera modelo o con pocas que agrupen a todos los inversores, sino permitiendo conocer el riesgo que pueden asumir los clientes, así como la distribución por tipo de activo de manera gratuita y añadiendo valor; y por lo tanto un coste por el que el cliente vea que tiene un valor con la recomendación de unos productos concretos para su perfil de inversor.