Durante su visita a Pakistán, António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, se quedó sin palabras para describir la tragedia que han infligido las inundaciones, consecuencia directa del cambio climático, que han acontecido en el país durante el último mes. Más de 1.400 personas fallecidas, 33 millones desplazadas y 1,7 millones de hogares dañados. La mitad de la cosecha de algodón se ha perdido y gran parte de la producción de trigo de este año correrá la misma suerte. El gobierno pakistaní estima que los daños se cifran en 30.000 millones de euros, un 9% del PIB del país.
Este tipo de catástrofes, que por culpa del cambio climático tienen mayores probabilidades de repetirse, no sólo afectan al país que las sufre sino a la economía global y en especial a un sistema alimentario global ya mermado por la pandemia, la crisis energética y la guerra en Ucrania.
Pakistán ha pedido ayuda al resto del mundo ya que, en parte lo considera responsable de la catástrofe por las emisiones de dióxido de carbono realizadas. El principal nexo entre las inundaciones y el cambio climático es el aumento de temperaturas como las que en abril y mayo dejó la ola de calor que achicharró Pakistán e India.
Un estudio de WWA determinó que el calentamiento global provoca que las olas de calor sean treinta veces más probables que en la era preindustrial. Las altas temperaturas provocan que el aire recoja más humedad cuanto más caliente esté aumentando las probabilidades de fuertes lluvias. El total de lluvia acumulada en Pakistán este pasado agosto triplicó la media de los últimos 30 años.
Hay 7.200 glaciares en el norte de Pakistán que, junto a otros glaciares del Himalaya, son conocidos como el “tercer polo” ya que representan el mayor almacén de hielo fuera de los propios polos. Con un aumento de la temperatura en la región de 0,42ºC por década desde 1980 a 2018 (el doble de la media global) se están derritiendo a un ritmo superior al que lo hacían hace unos años por las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos glaciares son la fuente de los principales ríos de Asia por lo que la situación no va a hacer más que empeorar, los países afectados de manera directa serán los que más lo sufran pese a haber producido una pequeña fracción del total de gases de efecto invernadero que han causado esta difícil situación, pero el resto del mundo verá como las principales exportaciones de estos países, especialmente las materias primas, viven una disrupción nunca antes vista.