Parece mentira que después del descrédito sufrido por los bancos a raíz de la reciente crisis de deuda, y de las muchas otras sinvergonzonerías que los ciudadanos llevamos sufriendo por parte de estas entidades, la gente siga teniendo más miedo a las EAFI que a los propios bancos.
Y no puedo evitar preguntarme, ¿por qué? Si los bancos, prestando dinero a gente que no podía devolverlo, han tenido la “culpa” de la crisis de deuda (según cree la inmensa mayoría de la población); si han echado a familias enteras de sus casas por no haber podido hacer frente a sus hipotecas; si cerraron las líneas de crédito a autónomos y PYMES en el momento que estos más lo necesitaban… ¿Qué empuja a las personas de a pie a seguir confiando su patrimonio a estas entidades?
La respuesta es simple: miedo y desconocimiento. Y es que no puede dejar de asombrarme que un país como España, en el que tan bien acogemos las nuevas ideas que vienen de fuera (vemos cine estadounidense, conducimos coches alemanes, preferimos hacer viajes turísticos a países extranjeros en lugar de viajar por España, teniendo una mayor y mejor oferta turística…), todavía no hayamos sido capaces de adaptarnos a la evolución que se ha producido en el sector financiero.
Y es que como siempre, vamos atrasados. En países como Estados Unidos, Inglaterra, Holanda… parece impensable que tu propio banco se encargue de tus finanzas personales. La lógica de todo esto es simple: conflictos de intereses y falta de transparencia.
EAFI y entidades financieras: diferencias operacionales
Las entidades financieras tienen un modelo de negocio más amplio. A la hora de vender activos intentan colocar a sus clientes los productos que mayores beneficios les proporcionan a ellas mismas (a través del cobro de comisiones y comisiones ocultas, como las retrocesiones), sin importarles la rentabilidad de su cliente, ya que esta rentabilidad no les reportará beneficio extraordinario alguno.
Sin embargo, las EAFI viven exclusivamente de sus clientes (y también de las comisiones), pero si una EAFI no reporta beneficio para sus clientes, estos se marcharán, pues no van a pagar comisiones por el asesoramiento en una cartera que le produce pérdidas constantemente.
Pero todo esto es sabido por unos pocos que nos dedicamos a este mundillo. La falta de cultura financiera y la falta de transparencia de lo que realmente está cobrando una entidad financiera, ha provocado este caos en el que las mayores beneficiadas son las entidades financieras.
Esta situación tenía su razón de ser en un mundo en el que la falta de tecnología aumentaba los costes del asesoramiento financiero a unos límites que solo estaban al alcance de grandes patrimonios; mientras que el pequeño inversor se veía empujado a acudir a las entidades financieras como único motor de inversión a su alcance.
Ahora toca abrir los ojos
Pero esa era ya ha pasado. La globalización y la evolución tecnológica han provocado un cambio en las costumbres de los inversores: ahora tienen mucha mas información sobre los mercados y pagan comisiones más bajas por ser asesorados. Nuevas normativas como MiFID II (que traerá claridad a este mundo tan oscuro), también impulsarán este cambio. Y la creación de nuevos modelos de negocio como los robo advisor pondrán la puntilla final a esta revolución en el mundo financiero.
Fuente: World Economic Forum