Empieza la cuenta atrás para MiFID II. Parece ser que ya no se retrasará más y que la nueva Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros entrará en vigor el 1 de enero de 2018. Las entidades financieras y las empresas de servicios de inversión ya se están preparando para la nueva directiva. Saben que tendrán que declararse como dependientes o independientes en su asesoramiento, a algunas les está costando decidirse más que a otras y está provocando caos y carreras para adaptarse a la normativa.
Se espera que la mayoría de estas empresas se declaren como dependientes. Muchas de estas entidades ofrecen un servicio de asesoramiento en el que ganan dinero con las retrocesiones que le pagan las gestoras por vender sus fondos. Deberán hacer un desglose a sus clientes especificando el dinero que cobran de cada operación, y eso les va a provocar más de un dolor de cabeza. No es raro ver en el sector entidades que recomiendan a sus clientes clases algo más caras que otras a las que también podría acceder su cliente, con el fin de llevarse un mayor beneficio de la retrocesión.
Por otro lado, si se declaran independientes solo podrán cobrar del cliente al que asesoran. Las entidades independientes no podrán recibir ningún tipo de comisión extra por asesorar a su cliente, el dinero que reciban por dar asesoramiento deberá proceder exclusivamente de su cliente. Esto va a suponer un problema para muchas empresas de asesoramiento financiero cuya comisión de gestión es baja, y cuyos ingresos dependen en mayor medida del cobro de retrocesiones.
Con este panorama, solo queda ver la reacción de las empresas del sector. La cuota de mercado se va a reducir bastante con la entrada de la nueva directiva. Aunque ya sabemos que hecha la ley hecha la trampa, por lo que todavía debemos esperar a ver cómo evoluciona MIFID II. Lo que parece claro es que el gran beneficiario de esta nueva directiva va a ser el inversor particular. Ya era hora.