Primero tenemos que entender lo que quiere decir Fintech. Su mismo nombre nos da la definición: viene de la unión de las palabras inglesas “finance” y “technology”. Es decir, engloba a los servicios o empresas del sector financiero que utilizan la tecnología e innovación más puntera para crear productos y servicios totalmente nuevos en un sector que es muy tradicional.
Según el informe de la Asociación de financieros de empresas, los datos los revela el “I Informe Fintech”, la palabra fintech no es muy conocida por un alto porcentaje de profesionales del sector; mientras que los profesionales que conocen qué es fintech y que les interesa, no lo aplican porque no saben cómo introducirlo o cómo puede ayudar a su empresa.
-“ Uno de cada dos financieros (54%) de empresa prescinde de software y de otras aplicaciones tecnológicas específicas para su trabajo. El uso es especialmente reducido entre las microempresas (29%) y, en cambio, es más habitual en grandes compañías (58%).
– Según el estudio, el 90,5% de los financieros que se mantienen al margen de las tendencias en aplicaciones tecnológicas esgrimen desconocimiento de la ayuda que proporcionan y de las distintas herramientas que se encuentran actualmente en el mercado.
– El 37,6% de los profesionales todavía considera que las soluciones tecnológicas aplicadas a las finanzas son poco importantes para el desarrollo de sus empresas.
– Los que sí usan las fintech destacan que se trata de instrumentos que suman “eficiencia, inmediatez e información más detallada” sobre los procesos y gestiones relacionadas con las finanzas.
– Por sectores, entre los que gastan más de 100.000 euros en fintech se encuentran la banca (35%) y la industria (19%), seguidos de lejos por la informática y las telecomunicaciones (7,7%), la administración (7,5%), el transporte (5,8%) y el comercio (3,8%).”
Aunque en este informe se dice que entre los que más gastan en fintech se encuentra la banca, también es cierto que la banca tradicional no acepta bien el concepto ya que la mayoría de las ideas pretenden cambiar el sistema tradicional y ofrecer productos y servicios que rompan con lo de siempre. Por ejemplo, ahora podemos pagar a través del móvil, conseguir créditos rápidos, comprar acciones , gestionar los ahorros personales y recibir asesoramiento financiero. Y todo esto desde nuestro el ordenador, tablet, smartphone, de forma online.