Uno de los mayores desafíos de un universitario es lanzarse al mercado laboral, comprender la importancia de empezar ese camino vital que, después de mucho meditarlo, nos decidimos a emprender. Es importante definir tu personalidad frente a este comienzo, ya que para mi significó lanzarme a la piscina con los ojos cerrados, puesto que nos armamos de valor y entregados a la causa, con tan solo nuestro conocimiento y buena actitud, uno se propone vencer ese “miedo“ al empezar y, por qué no decirlo, a tener éxito.
Pero ¿qué se espera de un estudiante universitario? Se espera que seamos personas con un sólido desarrollo intelectual y amplios conocimientos, que estemos dispuestos a aprender de todo y de todos, que tengamos capacidad para no perder los nervios y hacer frente a lo inesperado.
A saber equivocarnos, saber rectificar y, por supuesto, aprender de ello, tomarlo como algo positivo, a estar en constante reciclaje y lo que es más importante, a ser una persona fiel a unos valores, esos que nos diferencian y nos hacen destacar frente a otras personas ya sea para bien o para mal. Pongamos que hablo sobre mí, he aprendido que la actitud puede diferenciarte de otras personas de forma muy positiva. Aspectos como tener iniciativa e ideas pueden hacer que tu equipo te vea con muy buenos ojos y otra cosa muy valorada: compartir, tanto conocimiento como colaboración, transmitir optimismo y que todo puede hacerse con ganas y voluntad.
Al final, todo está en nuestras manos. Otro aspecto importante es estar preparado para los cambios de esta sociedad. Hablo de los cambios culturales, económicos y sociales a los que vamos a tener que enfrentarnos y estar preparados para ellos.
Por tanto, nuestro desafío consiste en estar preparado para lo que venga y poner en práctica lo aprendido durante toda nuestra vida académica.Para mi esto significa valorar y aprender del pasado, vivir con pasión e ilusión el presente y esperar lo mejor del futuro. En definitiva, estar en constante evolución y aprendizaje, porque hasta de las oportunidades menos atractivas o inesperadas se pueden sacar lecciones que van hacer de nosotros mejores profesionales. Y vosotros, ¿qué opináis? Nos encantaría saber…