La vida es cara, es un hecho. Pero si vamos haciendo el ridículo por ahí, nos sale aún más cara. Las disputas políticas internas, por rocambolescas y sinsentido que nos parezcan, no nos afectan si como con los trapos sucios del dicho “se lavan en casa” y no trascienden más allá de nuestras fronteras. Pero no es el caso.
La independencia de Cataluña, como todas las aventuras políticas con un importante aire a ciencia ficción, no es algo que pasa desapercibido, sino que llama la atención (y mucho) a la prensa internacional. Los extremismos y su ideología radical abocada al desastre (véase el ejemplo de Grecia), tampoco ayudan a mejorar nuestra imagen, sino todo lo contrario. De hecho, ya a día de hoy, la imagen que proyectamos al exterior, gracias a todo esto, es penosa y nos pasa factura.
Como todos sabemos, nuestro país acude periódicamente a financiarse a los mercados y cualquier acontecimiento socioeconómico que afecte a la imagen que damos al exterior, tiene su efecto en la percepción del riesgo-país que nos asignan a la hora de prestarnos dinero. Eso es un hecho más que evidente.
Lo que hasta ahora no era tan evidente es que el continuo desgaste político al que la situación catalana y extremista nos está llevando, se está traduciendo en un mayor coste al Estado español para financiarse.
Hace unos días, Barclays mandó una nota a sus clientes en la que explicaba que «los bonos del Gobierno español están siendo afectados por los acontecimientos políticos de 2015, con la preocupación sobre los grupos extremistas y la independencia de Cataluña siendo críticos para su trayectoria”.
El 11 de este mes el bono español superaba en 27 puntos básicos al italiano. Otras entidades ya se pasan al bono italiano por ser menos arriesgado, como RBS. JPMorgan, por su lado, cerró sus recomendaciones de compra del bono español precisamente por esta incertidumbre política.
Juzguen ustedes mismos, pero ya es un hecho que la supuesta independencia catalana y el riesgo extremista generan los ridículos y desplantes que nos cuesta dinero a todos los españoles, que sufrimos y pagamos los intereses de la deuda que aumentan con la tensión política tan ridícula que se genera en España.
España nada mas que España. Y luego a invertir.