Desde hace unas semanas el Gobierno dio la posibilidad a todo aquel que se haya visto afectado por la crisis provocada por el COVID- 19 de poder rescatar su plan de pensiones. Para ello el beneficiario del plan de pensiones debería cumplir los siguientes requisitos:
- Estar afectado por un ERTE
- Cese
de actividad de un negocio o suspensión de apertura al público.
Posteriormente,
el Gobierno, en un acto de improvisación se vio obligado a incluir un tercer supuesto.
Concretamente, permitirá rescatar parte de su plan de pensiones a
aquellos autónomos que pierdan un 75% de ingresos a causa de la pandemia aunque
no hayan cerrado su negocio.
Esto
no significa que el partícipe pueda rescatar todo el dinero ahorrado dado que
el Ejecutivo ha puesto unos límites que detallamos a continuación.
El periodo
en el que el plan de pensiones podrá ser rescatado será efectivo durante
6 meses por un importe que no podrá superar el salario dejado de percibir
mientras se mantenga la vigencia del ERTE o los ingresos que el autónomo haya
dejado de percibir por el cese de su actividad o la suspensión de apertura al
público, pero nunca superando los 1.613€ .
Este
importe máximo viene determinado de prorratear:
- El periodo de duración del ERTE en el caso de los trabajadores por cuenta ajena
- O
la suspensión de actividad del IPREM anual para 12 pagas vigente (lo que supone
un importe de 6.454€ para este 2020) multiplicado por 3.
De esta manera, solo se podría rescatar del plan de pensiones, como mencionábamos anteriormente, un máximo de 1.613€.
El Gobierno
pretende de alguna manera aliviar las necesidades de liquidez de
las familias afectadas
por la crisis del COVID-19, pero ¿realmente es bueno para el partícipe rescatar
el plan de pensiones en estas circunstancias?
Pues
desde el punto de vista de la rentabilidad no creemos que sea muy conveniente. Afirmamos
esto porque, a no ser que tengamos unas necesidades de liquidez extremas,
actualmente
es uno de los peores
momentos para poder rescatar el ahorro que tengamos invertidos
en los planes de
pensiones debido a que la rentabilidad ha caído en picado en los dos últimos
meses hasta niveles
negativos en todos los tipos de planes, tanto en los de Renta variable, como en
los de Renta fija y Monetarios.
Además,
a esta rentabilidad negativa hay que sumarle que, aunque el Ejecutivo haya
flexibilizado el rescate de estos productos, vamos a tener que tributar por
ello. Por tanto, si a la rentabilidad negativa le sumamos el peaje fiscal, el
daño es mayor debido a que de esta manera se acrecienta y se acelera la pérdida
de patrimonio de un vehículo que está pensado para el ahorro y la protección
del capital.
De
modo que, si nos encontramos en esta situación, puede ser más interesante
priorizar otras vías de liquidez antes que recurrir a la del plan de pensiones.