La economía china ha desafiado la política de aranceles del presidente Trump y está superando el objetivo de crecimiento de Pekín, creciendo un 5,3 % en el primer semestre de 2025, según estadísticas gubernamentales.
Esto sugiere que la segunda economía más grande del mundo está sorteando la guerra comercial mejor de lo que muchos anticiparon.
¿Por qué lo está haciendo mejor de lo esperado?
Un aumento repentino de las exportaciones de los fabricantes chinos, aprovechando la tregua en la guerra comercial negociada en mayo, ayudó a impulsar el crecimiento. Mientras, los negociadores trabajan para convertir ese marco en un acuerdo comercial estable en agosto.
Un crecimiento sólido de las exportaciones durante la guerra comercial global que Trump desató en abril continúa siendo el principal impulsor de la economía.
Las exportaciones a EE. UU. se recuperaron de una importante caída en mayo, mientras que los envíos a centros de tránsito conocidos como el Sudeste Asiático aumentaron un 16,8 % en comparación con el mismo mes del año pasado.
Pekín ha proyectado constantemente confianza en su capacidad para resistir la presión arancelaria de Trump y se ha presentado ante sus socios comerciales estadounidenses como defensor de la globalización y una fuente fiable de crecimiento económico.
Sin embargo, las cifras oficiales de Pekín subestiman muchos de los desafíos económicos a los que se enfrenta y la difícil realidad de muchas empresas y familias chinas.
Los riesgos a los que se enfrenta la economía China
Los aranceles y las dificultades económicas internas implican que el crecimiento podría ser de “tan solo” el 3,5 % si se mide con indicadores no oficiales de actividad económica.
El gobierno ha tenido dificultades para poner fin a una crisis inmobiliaria que dura años y que pesa considerablemente sobre el patrimonio personal de muchos chinos. Antes de la crisis, muchas familias consideraban la vivienda un lugar de ahorro seguro.
Incluso en las ciudades más grandes y prósperas de China, generalmente consideradas como los mercados inmobiliarios más seguros del país, los precios de las viviendas nuevas cayeron ligeramente en junio en comparación con mayo.
Si a esto le sumamos que las intensas guerras de precios entre fabricantes de automóviles, minoristas en línea y fabricantes de energías renovables han reducido drásticamente las ganancias en algunas de las industrias más prometedoras del país vemos que persiste el riesgo de deflación. Sin embargo, Pekín parece estar dispuesto a gestionar las crecientes presiones sin recurrir a un exceso de gasto público ni a otras herramientas artificiales para impulsar el crecimiento por lo que podemos afirmar que la economía China está capeando bastante el temporal.