En Estados Unidos se ha puesto de moda el asesoramiento financiero ‘low cost’ de los robo advisor. En Europa, con la entrada en vigor de la directiva europea MiFIDII en enero de 2018, se espera que se multipliquen.
¿Qué es “low cost?”
Cuando hablamos de ‘low cost’ siempre lo asociamos a reducción de prestaciones y barato, ya que este tipo de compañías: “Ajustan al máximo los costes en toda la cadena de valor, para que su repercusión al cliente final en el precio sea la mínima. Dichos ajustes se realizan en la concepción del producto-servicio, así como optimizando y racionalizando la gestión, eliminando lo superfluo, introduciendo procesos innovadores y aplicando intensamente la tecnología para aumentar la productividad”.
Es decir, ‘low-cost’ es operar de manera económica en productos y servicios, por debajo de los niveles de la competencia. Es realizar una buena estrategia para iniciar un negocio. Es cubrir una carencia de alguien que ya esté en el mercado, un modelo de negocio que replique uno que ya existe y dé un valor añadido. Es ofrecer la mayor calidad posible al menor y mejor coste posible y, en muchos casos, gracias al uso intensivo de las nuevas tecnologías.
“Low cost” en asesoramiento financiero
Por eso, el asesoramiento financiero ‘low cost’ está teniendo tanto éxito en Estados Unidos. Tiene un coste mucho menor que el asesoramiento tradicional de las empresas convencionales de gestión de patrimonio, que suelen cobrar una cuota de un 1 % de los activos bajo gestión (por gestionar las inversiones de un cliente y asesorar en la planificación del patrimonio y otras cuestiones financieras, como el seguro). Los honorarios de los robo advisor, en general, cuestan un tercio de ese coste. Algunos cobran una tarifa plana en lugar de un porcentaje de los activos: este coste menor hace que el asesoramiento financiero sea asequible para patrimonios más pequeños.