Costes de actividad de la cuenta:
Estas son tasas por el servicio que las gestoras cobran por su participación en sus cuentas o por el mantenimiento de registro relacionado con su cuenta, entre otras cosas. Las comisiones varían por firma y tipo de cuenta.
Comisión de depositaría:
Un depositario es una institución financiera que mantiene tus valores custodiados. Además de los derechos de custodia, suelen ofrecer otros servicios como administración de la cuenta, pago de transacciones, recogida de dividendos y pago de intereses, entre otras.
Comisiones de los fondos de inversión:
Muchos inversores no son conscientes de que los intermediarios financieros, (bien sean brokers, bancos o agencias de valores), cobran por la custodia de acciones pero no por la de fondos de inversión. Mantener la actividad, la valoración y otras acciones sobre estos productos, suponen un coste para la entidad que cobra directamente en el caso de las acciones e indirectamente en el caso de los fondos de inversión a través de las retrocesiones (de las que hablaremos más cuando hablemos de las comisiones ocultas).
Esto es porque, por ejemplo, disponer de un fondo de inversión de Vanguard puede ser una propuesta costosa para una entidad financiera que solo renunciará a cobrar comisiones en fondos de inversión que les paguen comisiones ocultas y así vender a sus clientes que no cobran por tener fondos de inversión en cartera.
Comisiones de asistencia del bróker:
Ciertos tipos de operaciones no pueden ser realizadas a través de la página web de la entidad financiera y necesitan la asistencia de una persona física para llevarse a cabo. Esto incrementa los costes para la entidad intermediaria y por eso aumentan los costes de operativa de estos productos. Estas comisiones pueden ser realmente dañinas si realizas una cantidad importante de operaciones intradiarias y no puedes agruparlas en una única orden.