Todo sigue igual. Un año después de nuestro último post sobre el precio del petróleo poco ha cambiado la cosa. Nadie sabe cuándo se conseguirá el acuerdo entre todos los productores del petróleo para evitar la sobreoferta en la que se encuentra inmerso este mercado. Pero lo que está claro, es que el nivel actual del crudo beneficia a todos los países no productores de petróleo, y está perjudicando gravemente la economía de muchos otros que dependen de esta materia prima para evitar un déficit en sus balances. El mundo de las finanzas sigue muy de cerca este mercado, ya que esta materia prima es esencial para la logística de las naciones.
Ya a mediados de 2014 empezamos a ver una bajada del precio del petróleo por el enfriamiento de la demanda mundial y la explosión del fracking. Esa caída del precio del petróleo provocó que esa nueva técnica para la extracción de crudo llamada fracking dejara de ser rentable, costaba más extraerlo que el precio que obtenían de su venta. Este descenso de la demanda a nivel mundial ha provocado una bajada del precio difícil de controlar, ya que para equilibrar la oferta y la demanda, todos los países productores de petróleo deben ponerse de acuerdo sobre la cantidad de crudo que van a producir.
A esto hay que sumarle que la semana pasada, el presidente estadounidense Donald Trump anunciara la venta de la mitad de las reservas de crudo del país, y la reactivación de los pozos de Alaska, los cuales no se estaban explotando hasta el momento. Esto va a suponer la entrada de 95.000 barriles más al día en un mercado con un importante problema de oferta, y una demanda con serias muestras de debilidad.
Aún con todo esto, los analistas apuestan por un aumento del precio del petróleo de cara a 12-18 meses. En primer lugar, porque la demanda global parece estabilizada, y al mismo tiempo los inventarios se han reducido, mientras que el crecimiento de la economía global es alcista. Además, el incremento de las tensiones geopolíticas puede provocar una contracción de la oferta que vaya más allá del acuerdo de recorte de los principales productores. Y por último, la reducción del precio del petróleo ha derivado en recortes en los presupuestos para la búsqueda de nuevos yacimientos.