Para los estándares de una start-up tecnológica, los Robo Advisor están bien entrados en la edad adulta. Betterment, uno de los primeros en salir al mercado, sigue siendo uno de los Robo Advisor independientes más grandes. Tras cumplir siete años en mayo del año 2017, se coronó como el primer Robo Advisor que superó los 10.000 millones de dólares en agosto de ese mismo año.
Como modelo de negocio es una modesta historia de éxito, ya que existe un número importante de gestores de carteras con un patrimonio mucho mayor. Sin embargo, es difícil ignorar el efecto que este tipo de robots financieros han tenido en la industria financiera de Estados Unidos en particular y del resto del mundo a nivel global.
Robo Advisor: Los costes en el punto de mira
El poner los costes en el punto de mira del sector financiero y la transparencia en el cobro de estos por parte de los Robo Advisor, han forzado a los grandes jugadores de la industria a tener que bajar precios. Este “ajuste” de los costes y la entrada en vigor de MiFID II en Europa ha traído como consecuencia colateral la subida de los importes mínimos de acceso a las bancas privadas, que se han visto obligadas a tomar esta medida para poder cuadrar las cuentas a final de año.
El “advice gap”
Este panorama deja a algunos inversores en “tierra de nadie” en materia de asesoramiento, que es lo que se conoce en el mundo anglosajón como “advice gap”. Como solución y con el objetivo de llegar a estos clientes, algunos Robo Advisor están añadiendo la opción de contar con asesores humanos a cambio de un incremento en sus costes, y las entidades financieras tradicionales están añadiendo software para poder bajar los suyos de tal manera que ambos están convergiendo en un punto intermedio.
Al final, el conflicto que se presuponía que existiría entre los Robo Advisor y las entidades financieras se está convirtiendo en una búsqueda de sinergias entre ambos modelos.