Los grandes grupos empresariales siempre han sido vistos con recelo en el mundo de la economía. Se les percibe como grandes mastodontes con demasiado poder y son seguidos de cerca por los reguladores. Tampoco están bien considerados por los accionistas, y hasta los profesores de economía suelen expresar abiertamente su rechazo hacia estos conglomerados.
Hoy en día parece que la regulación obliga a estos grandes grupos empresariales a disolverse en favor de la libre competencia pero nuevos conglomerados se están creando y la visión del mundo de la economía respecto a estos nuevos grupos es, por el momento, distinta de la tradicional. Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, y Amazon, de Jeff Bezos, son a día de hoy grupos empresariales que no han sido confrontados por los reguladores, al menos todavía, ni los inversores han mostrado el rechazo habitual. Y es que al haber nacido en la era digital la percepción sobre estos nuevos grupos es más amigable.
La consultora Bain, en un informe, se dio cuenta que por primera vez en el mundo de las fusiones y adquisiciones (M&A) la actividad estuvo dominada por acuerdos que llevaban a empresas a explorar nuevas líneas de negocio en lugar de aquellos que buscan aumentar el tamaño, reducir costes y encontrar sinergias. Un ejemplo es Amazon comprando PillPack, una farmacéutica online.
Hasta en los mercados de países emergentes, donde estos grupos empresariales se han mantenido fuertes, las tornas están cambiando. Durante años estos grupos partían con ventaja en países como India y el Sureste asiático debido a la facilidad que tenían para acceder a materias primas, favores regulatorios y captación de talento, pero debido a la evolución de los mercados locales estas ventajas se han ido disipando.
Por el momento, los inversores y los reguladores están tolerando que estas empresas, que están tan de moda, vayan poco a poco convirtiéndose en grandes grupos empresariales mientras denostan a los tradicionales. De momento el mundo de la economía concede a Jeff Bezos el beneficio de la duda pero, ¿por cuánto tiempo?