Sector Sanitario: en punto de mira

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Descuidado por los inversores en los últimos años, sin embargo, el sector de la salud ofrece muy buenas oportunidades bajo nuestro punto de vista. El aumento del gasto en salud y en terapias a nivel global, así como la inversión en tecnología e innovación lo sitúan en el centro de atención.

La crisis desencadenada por el Covid-19 ha puesto al sector sanitario en el punto de mira. Los principales actores del sector están desempeñando un papel clave para ayudarnos a salir de esta crisis, primero suministrando pruebas y tratamientos y después, en una segunda etapa, mediante el desarrollo de vacunas. De hecho, el índice MSCI World Healthcare ha sido muy resistente desde principios de año. Sin embargo, más allá de ser un efecto pasajero, el sector de la salud registra un sólido crecimiento estructural y representa una verdadera temática de inversión a largo plazo, por la que Edmond de Rothschild siempre ha apostado desde el principio. De hecho, en 1985 lanzamos nuestro fondo de salud EdR Healthcare Fund, siendo uno de los más antiguos de la casa.

Como comentábamos anteriormente, el sector sanitario en general está experimentando un sólido crecimiento estructural. En primer lugar, estamos viendo un aumento en el gasto sanitario a nivel mundial, tanto en los países desarrollados como en paises emergentes, que registran un aumento de dos dígitos. El sector también está siendo impulsado por la innovación. Por otra parte, con la actual situación de crisis sanitaria que estamos viviendo, hace que estemos redescubriendo la capacidad de innovación de, laboratorios, empresas biotecnológicas o de tecnología médica.

Esta capacidad de innovación se ve sobre todo en las innovaciones terapéuticas, especialmente en el área de la neurología, y en particular en el área de la inmuno-oncología. El fondo ha estado invirtiendo en este segmento desde hace varios años, donde los ingresos siguen teniendo un fuerte impulso. Al mismo tiempo estamos siendo testigos de numerosas innovaciones tecnológicas en las áreas de la genómica, la robótica y la salud digital. Nuestra cartera, que invierte en todo el ecosistema de la salud, está muy diversificada en todas las innovaciones que están transformando el sector. Nuestra exposición a los laboratorios farmacéuticos es del 25% y la biotecnología del 30%. Hemos incrementado nuestra exposición a empresas de equipos médicos y tecnología como Abbott, Thermo Fisher e Illumina, que es especializado en la secuenciación genómica. En el segmento de los servicios de salud, introdujimos Ping An Healthcare, una compañía china líder en telemedicina.

Aunque la actual crisis del Covid-19 ha sido un impulsor del sector, hay que recordar que, en los últimos años, el sector se ha visto muy penalizado por el mensaje político procedente de EE.UU. y el temor a las presiones sobre los precios de los medicamentos. En la actualidad, las valoraciones de los laboratorios farmacéuticos y las principales empresas de biotecnología muestran descuentos del 20% al 30% en comparación con el MSCI World. Esto no parece estar justificado desde nuestro punto de vista, dadas las características fundamentales del sector. Más allá de su carácter defensivo, ofrece una buena visibilidad de ganancias a largo plazo, basadas en un aumento constante y sostenible de la demanda y en la innovación. Por lo tanto, creemos que los niveles de valoración actuales son atractivos.

Otra de las particularidades es que las compañías del sector salud necesitan renovar constantemente sus carteras de productos y optimizar su I+D. Por lo tanto, la actividad de M&A es muy común en el sector, y cuyo alto generación de flujo hace que dicha actividad sea más fácil y elevada.

Además, las compañías relacionadas con el sector sanitario registran ratings ESG muy superiores a las compañías de otros sectores, de manera que, si tenemos en cuenta que la inversión ESG (socialmente responsable) se ha revalorizado durante la pandemia, el sector salud es absolutamente clave para crecer.

Adeline Salat Baroux Fund Manager at EdR Healthcare Fund

¿Vamos a asistir al retorno de la inflación?

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inflación

Le remitimos al glosario para una explicación de los términos de inversión empleados en este artículo.

La pandemia de coronavirus ha tenido un impacto enorme en la economía global. La actividad se ha secado en todo el mundo, con menos consumidores comprando y menos empresas invirtiendo.

En marzo de 2020, la tasa de inflación anual en la eurozona (medida por el índice de precios de consumo armonizado) había caído hasta el 0,7%. Este nivel está por debajo del objetivo del Banco Central Europeo (inferior pero cercano al 2%), y la entidad anticipa que caerá más si cabe este año[1].

La inflación podría caer en primera instancia…

El descenso de la inflación obedece a varios factores. El confinamiento social impuesto para combatir la propagación del virus nos ha obligado a quedarnos en nuestras casas, con lo que en general hemos gastado menos. Y a nivel mundial, también hemos recortado en gran medida nuestros viajes y desplazamientos en coche.

Esto ha contribuido al profundo descenso de la demanda global de petróleo. El 20 de abril de 2020, el precio del crudo West Texas Intermediate (WTI, el petróleo estadounidense de referencia) cayó por debajo de cero por primera vez en la historia: con tan poca demanda, unida a temores en torno a la capacidad de almacenamiento, los productores se mostraron dispuestos a pagar para que les quitaran el crudo de las manos.

Históricamente, el precio del petróleo ha sido un barómetro de la salud de la economía mundial, dado su papel crucial en la vida moderna (desde el transporte hasta la fabricación de alimentos y productos químicos). El abaratamiento del petróleo debería traducirse en menores costes de producción para una amplia gama de bienes, reduciendo con ello la inflación.

El descenso de la demanda en toda la economía es otro factor desinflacionario. Pese al respaldo sin precedentes por parte de los gobiernos europeos para ayudar a los trabajadores y a las compañías, la seguridad laboral y la confianza de los consumidores se han desplomado. La incertidumbre económica y la amenaza de desempleo hacen que mucha gente sea más reacia a gastar, y que muchas empresas estén menos dispuestas a invertir en capital.

…pero luego podría volver a escena

Muchos de los motores del descenso de la inflación son de naturaleza transitoria, debido al confinamiento. A no ser que el daño ocasionado a la economía sea duradero, anticipamos un repunte del gasto una vez se vuelva en cierta medida a la normalidad. Después de todo, es probable que los consumidores hayan aplazado un abanico de compras que todavía tienen intención de realizar, y cabe esperar que las compañías den luz verde a inversiones pospuestas una vez consideren que existe más certidumbre.

En función de cuánta demanda esté reprimida y de lo dispuestos que estén los consumidores y las empresas a desprenderse de su ahorro cuando comencemos a emerger de la crisis, el aumento del gasto podría impulsar la inflación. Después de todo, más dinero perseguirá una cantidad igual (o potencialmente inferior) de bienes y servicios.

A largo plazo, existe preocupación en torno a otras posibles presiones inflacionarias. Los precios también pueden subir porque existe una menor oferta de productos. El caos provocado por la crisis está trastornando enormemente el comercio y provocando la quiebra de muchas compañías. Esto podría restringir la oferta de bienes y la competencia en la economía global, contribuyendo a mayores precios finales.

Un mayor gasto por parte de muchos gobiernos europeos también podría redundar en una mayor inflación. Además de programas de ayuda salarial y préstamos a compañías para ayudar a las economías a superar el periodo de confinamiento, el gasto público podría subir para estimular la actividad económica. 

Protección frente a una inflación creciente

Debido al mayor grado de incertidumbre en los mercados globales, resulta difícil pronosticar el entorno de inflación con confianza. No obstante, cabe considerar la posibilidad de que la inflación aumente hasta niveles que históricamente han sido más “normales”.

Al fin y al cabo, la década pasada ha sido escenario de una inflación excepcionalmente baja. Durante la década de los 2000, antes de la crisis financiera global, la inflación en la eurozona rondaba el 2% anual[2].

Si usted cree que la inflación podría subir de cara a largo plazo, vale la pena preguntarse si sus ahorros e inversiones podrían verse afectados. Después de todo, es necesario que sus inversiones y las rentas que estas puedan generar crezcan como mínimo al mismo ritmo que la inflación para mantener su poder adquisitivo.

Las inversiones que ofrecen potencial de crecer en línea con la inflación (o de proporcionar una renta que lo haga) podrían protegerle frente a este riesgo. Al igual que los bonos indexados, cuyos cupones y valor se ajustan en base a una medida de inflación, las acciones y los activos inmobiliarios también pueden brindar protección frente al peligro de una inflación creciente con el tiempo.

Si le preocupa la perspectiva de una mayor inflación, podría considerar la búsqueda de asesoramiento: hablar con un asesor financiero puede ayudarle a definir un plan de inversión actualizado, adaptado a sus objetivos y necesidades.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión. No podemos ofrecerle asesoramiento financiero. Si no está seguro de que su inversión sea apropiada, consúltelo con su asesor financiero.

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. No puede garantizarse que el fondo alcance su objetivo, y es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L-2449, Luxembourg.


[1] https://www.ecb.europa.eu/mopo/html/index.en.html

[2] https://www.inflation.eu/inflation-rates/europe/historic-inflation/hicp-inflation-europe.aspx

Por qué las viejas tendencias del mercado son difíciles de erradicar

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mercado

Los extraordinarios movimientos del mercado en la primera mitad de 2020 interrumpieron algunas de sus tendencias más persistentes, pero Robert Donald y Ashley Lester explican por qué no desaparecerán tan fácilmente.

Durante la pandemia hemos visto algunos cambios extremos en los mercados de valores.

El mercado alcista más largo de la historia, que comenzó en marzo de 2009, terminó abruptamente a principios de febrero cuando los mercados se desplomaron de manera también récord.  El índice Dow Jones Industrial Average de acciones estadounidenses cayó más de un 30% en sólo 25 días de negociación a partir del 6 de febrero. La corrección más corta y aguda de la historia. Incluso más rápida que la caída de 1929, que precedió a la Gran Depresión.

A medida que los bancos centrales y los gobiernos anunciaban medidas cada vez más extraordinarias para proteger los empleos y la economía, las acciones se recuperaron. A principios de junio, las acciones de los EE.UU. habían borrado todas sus pérdidas de Covid-19.

A lo largo del camino, algunas tendencias de mercado bien conocidas también parecían estar invirtiéndose. Por ejemplo, las acciones europeas superaron a las estadounidenses a mediados de marzo. Las pequeñas empresas estadounidenses superaron a las grandes a mediados de abril. Y el value superó el growth a mediados de mayo en los EE.UU.

Sin embargo, esta inversión de tendencias duró poco. Analizamos a continuación qué tendencias podrían estar aquí para quedarse.

¿Qué ha estado sucediendo en los mercados?

Ashley Lester:

Hasta hace poco, las tendencias generales en términos de qué acciones han tenido un buen comportamiento y cuáles no, se mantuvieron. Las acciones más rentables – las acciones growth o de crecimiento – lo hicieron muy bien, comparativamente. Las acciones value o de valor, más baratas, y las acciones más pequeñas sufrieron mucho. De hecho, el grado de peor comportamiento relativo ha sido histórico durante el último año y medio. Se puede medir lo inusual que ha sido este comportamiento mirando las desviaciones típicas (DT). Es decir, cuánto se desvían los retornos del retorno medio «normal». Un movimiento de 1 DT es el tipo de cosa que deberías esperar que ocurra todo el tiempo. Un movimiento de 2 DT es algo que deberías esperar ver una vez cada cinco o diez años.

Nunca en tu carrera deberías ver un movimiento de 3 DT. Para cuando llegues a 4 o 5 DT, podría decirse que nunca deberías ver eso en toda la historia del universo. Pues bien, en los mercados de valores de EE.UU. durante marzo, las acciones baratas tuvieron un comportamiento inferior en torno a 4,5 DT y las pequeñas acciones tuvieron un comportamiento inferior en 6,5 DT.

Lo que esto te dice es que el tamaño de los movimientos en marzo fue realmente enorme en términos de la valoración relativa de estos dos tipos de acciones. Lo que hemos visto desde entonces es tal vez un poco de regreso de las acciones más baratas en relación con las acciones más rentables. Pero, no me gustaría entusiasmarme demasiado con esto porque tienen un camino muy largo por recorrer.»

¿Por qué el growth lleva tanto tiempo superando al value?

Robert Donald:

El retroceso del crecimiento económico desde la crisis financiera mundial de hace 10 años ha sido, en relación con otros períodos de recuperación, más apagado. En un mundo apagado, el crecimiento se convierte en una escasez. Por lo tanto, el mercado pagará una prima por la calidad, por la conversión de dinero en efectivo (monetizando las ganancias), y por el crecimiento. Eso es exactamente lo que ha sucedido.

Un subsector muy pequeño del mercado, como los gigantes de la tecnología, ha estado haciéndolo bien – básicamente ganando más de lo normal y acaparando casi todas las inversiones. En cambio, las empresas más tradicionales, ya sea en el sector bancario o en el sector de materias primas, lo han pasado mal.

Luego, cuando llegó el Covid-19, todas las fuentes de crecimiento y la demanda se congelaron. Las pocas industrias que todavía funcionaban en el entorno del “quédate en casa” como los gigantes de la tecnología – que resultaron ser los mismos líderes que habíamos visto comportarse desproporcionadamente bien – fueron recompensados.»

¿Cuál podría ser la tendencia a partir de ahora?

Robert Donald:

En los próximos dos a cinco años las empresas que muestren ese perfil de crecimiento continuarán haciéndolo bien porque el crecimiento va a ser una característica escasa. Las empresas están muy endeudadas, no tienen la confianza para reinvertir en bienes de capital. Los consumidores desconfían de su seguridad laboral y, por lo tanto, retendrán y mantendrán un elemento de sus ingresos como ahorros. Los propios gobiernos van a estar muy endeudados. Creo que estas cosas juegan en contra del crecimiento y este estrecho liderazgo del mercado probablemente persistirá.

Me gusta pensar que, en una recuperación en forma de V, podría haber un reducto de actividad que favorecería a algunas de las industrias más tradicionales. Las agresivas políticas monetarias y fiscales levantarán esas empresas durante algún tiempo. Sin embargo, una vez que superemos ese subidón, que será temporal, nos daremos cuenta de que hay falta de crecimiento.

Autores: Ashley Lester, responsable de Systematic Trading de Schoders, y Robert Donald, CIO de Helix, del grupo Schroders.

El plan de Japón trasciende las reagendadas Olimpiadas

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Una buena gestión de la pandemia del coronavirus y el legado de la gestión de la crisis permite a Japón prepararse para el rebote, tanto si las Olimpiadas reprogramadas se celebran el año que viene como si no. 

Autor: Kwok Chern-Yeh, Deputy Head of Equities, Asia Pacific, y Head of Investment Management, Japan

Tokio debía haber dado ya la bienvenida al mundo en la que debía haber sido la inauguración los Juegos de las XXXII Olimpiadas de julio, una celebración veraniega de logros atléticos destinada a inspirar a una audiencia global. El gobierno de la ciudad había reservado miles de millones de yenes para cubrir los costes de la organización de esta muestra deportiva cuatrienal, oficialmente llamada Tokio 2020.

Pero por primera vez en la historia, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos  han sido pospuestos, en lugar de ser cancelados. Anteriormente,  se habían cancelado en 1940 por la Segunda Guerra Mundial, cuando irónicamente Tokio era también la ciudad anfitriona. También fueron cancelados en 1916 y 1944 debido a la guerra.

Esta vez ha sido la pandemia originada por el coronavirus la que ha echado por tierra los planes. Tokio ha reprogramado los Juegos para julio/agosto de 2021, casi exactamente un año después. Aún con la marca de Tokio 2020, el evento reprogramado se considera «un faro de esperanza para el mundo en estos tiempos difíciles». Sin embargo, sin haber desarrollado todavía una vacuna efectiva, es difícil anticipar con certeza si los Juegos se celebrarán el próximo año. El virus sigue causando estragos en las economías de todo el mundo que, en muchos casos, han salido de los confinamientos  para hacer frente a nuevos brotes.

El propio Japón está experimentando un aumento en el número de infecciones. Como sociedad envejecida, con más de una cuarta parte de su población con más de 65 años o más, sigue siendo especialmente vulnerable al Covid-19. Sin embargo, sólo ha informado de 21.500 infecciones y menos de 1.000 muertes, tasas notablemente bajas en relación con otros países Resulta alentador que el gobierno japonés no haya tenido que recurrir a medidas extremas de bloqueo, lo que explica en parte por qué la caída de la actividad económica en Japón difiere de la de otros países.

El hecho es que Japón tiene un plan. En lugar de hacer tests al azar a la gente, se ha centrado en el rastreo de contactos para identificar y aislar a los posibles superdifusores. Los confinamientos sólo parecen detener la propagación de este virus de forma temporal y, por ello, cuando se levantan esas medidas, la propagación se reanuda. Japón cuenta a su favor con mecanismos bien establecidos para hacer frente a grandes conmociones de la economía, principalmente debido a la frecuencia con que sufren desastres naturales. El país también tiene una amplia experiencia en la movilización de recursos fiscales, fruto de décadas de estancamiento económico.

Para contrarrestar el impacto del Covid-19, el gobierno ha ofrecido 1 billón de dólares en paquetes de estímulo y ayuda – cerca del 20% de la producción económica nacional. Al mismo tiempo ha presentado una nueva estrategia de crecimiento para promover los pagos sin dinero en efectivo, la digitalización y diversos estilos de trabajo. Al ser un país que depende en gran medida del dinero en efectivo, esto supondrá una transición difícil. Pero en el pasado Japón ya ha puesto en marcha algunos cambios fundamentales en su economía y ha salido fortalecido.

Debido a la contracción demográfica, Japón se beneficia de un bajo nivel de desempleo, mientras que las instituciones del mercado laboral ofrecen una mayor protección a los ingresos de los hogares. Una mayor seguridad en el empleo puede sustentar el gasto de los consumidores de una manera con la que pocos países pueden contar.

Además, debido a la compleja situación con la deuda que se produjo en la década de 1990, cuando los bancos limitaron los préstamos y privaron a las empresas de capital, las empresas japonesas disponen de una posición de efectivo relativamente abundante. En concreto, un 55% de las compañías no financieras poseen en una posición de efectivo neto, frente al 14% de las estadounidenses. El apalancamiento financiero también ha caído durante seis años consecutivos. Esto deja a las empresas japonesas en mejores condiciones que otras no sólo para soportar la desaceleración provocada por el el coronavirus, sino también para poner en marcha iniciativas de crecimiento a pesar de la falta de claridad sobre las perspectivas de beneficios a corto plazo.

Junto con los planes de recuperación posteriores al Covid-19, las empresas japonesas están mejorando sus credenciales ambientales, sociales y de gobierno (ESG).  En este sentido, estamos viendo cambios positivos en la eficiencia del capital y el gobierno.

Por ahora, los mercados están fluctuando entre la preparación para una recuperación sostenida y la previsión de nuevas olas de la pandemia. Los inversores con capacidad para soportar la volatilidad pueden encontrar compañías posicionadas para prosperar a largo plazo, haciéndose más eficientes y productivas. Japón sigue siendo el hogar de un gran número de multinacionales de talla mundial. Muchas son líderes mundiales en sus industrias, tienen franquicias sólidas y operan en áreas de crecimiento estructural, ya sea en robótica, productos de consumo básico o innovación en la atención sanitaria. Independientemente de la pandemia del coronavirus y de si Japón recibe un impulso turístico a partir de unas Olimpiadas reagendadas para el año próximo, las empresas de calidad pueden seguir proporcionando crecimiento a los accionistas.