¿Qué lecciones puede enseñarnos la crisis del Covid-19 para enfrentar el cambio climático?

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Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y queremos aprovechar la ocasión para hacer una reflexión sobre este problema y, de paso, aprender de las lecciones que la actual crisis del Covid-19 puede proporcionarnos para enfrentarlo.

Entre ambas crisis hay varios paralelismos, y por supuesto algunas diferencias. Por ejemplo, el Covid-19 tomó por sorpresa a la mayoría de las instituciones y gobiernos del mundo, conduciendo a una crisis sanitaria y económica mundial sin precedentes en la historia moderna. Sin embargo, algunos expertos y líderes de pensamiento como Bill Gates llevaban años advirtiendo que uno de los mayores riesgos a los que se enfrentaba el mundo era una posible pandemia. Esto puede extrapolarse al problema del cambio climático pues, en esencia, se trata de ejemplos clásicos de problemas inciertos a largo plazo que se ven desplazados por otras prioridades a corto plazo más apremiantes. Por desgracia, la incertidumbre puede llevar a la complacencia y ésta a la idea de que prepararse para enfrentar estos problemas implica un desperdicio de recursos e inversiones improductivas.

Paralelismos entre la actual pandemia y la crisis del cambio climático

Existen otros paralelismos. Por ejemplo, los países y grupos de población con menores recursos han sido algunos de los sectores más afectados. Ambos eventos son también fenómenos globales, que ponen de relieve nuestras interdependencias y la necesidad de trabajar juntos para resolver los problemas.

En términos humanos, el impacto del cambio climático, si no se mitiga, será comparable a una crisis permanente de Covid-19. Un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet llegó a la conclusión de que el impacto del cambio climático sólo en la producción mundial de alimentos podría causar más de 500.000 muertes para el año 2050.

Sin embargo, también hay una diferencia muy importante. Existían pocos modelos económicos y escasa discusión pública que predijeran la devastación económica que traería hacer frente a una pandemia. En cambio, con el cambio climático, se ha hablado mucho sobre las transformaciones que se producirán en las próximas décadas si no actuamos rápidamente, y ya existe una importante conciencia pública y política. Sabemos que estos cambios climáticos serán devastadores, que se producirán año tras año, y que sólo pueden evitarse invirtiendo de forma consistente para crear una economía descarbonizada.

También sabemos, como destacamos trimestralmente en nuestro Climate Change Progress Dashboard, una herramienta que desde Schroders hemos desarrollado para medir el progreso climático, que el ritmo de las inversiones no ha sido lo suficientemente rápido. Tal vez el Covid-19 proporcione un ejemplo del impacto devastador que la naturaleza puede tener en nuestra forma de vida, lo que podría ayudar a generar más voluntad política, necesaria para hacer este tipo de inversiones. Esta pandemia ha puesto de relieve el importante papel que pueden desempeñar los gobiernos para facilitar los cambios de comportamiento. Por ejemplo, aunque el impacto del confinamiento ha sido grave, ha recibido un fuerte apoyo popular.

Lecciones para el cambio climático pueden aprenderse de la gestión de la pandemia

Es posible que la pandemia encierre importantes lecciones para los votantes y los políticos, pero también es posible que los mercados financieros aprendan algo. En este sentido, creemos que es cada vez más probable que se analice la respuesta política al cambio climático e se determine si es suficiente o no, y que los precios de los activos se muevan en consecuencia.

Si la inversión para descarbonizar la economía y cumplir los objetivos del Acuerdo de París sigue siendo insuficiente, es probable que los precios de los activos coticen los riesgos de los fenómenos climáticos adversos, incluidos los riesgos para el valor de los bienes inmuebles de baja calidad, el aumento de las primas de riesgo en las regiones del mundo más afectadas y menos preparadas, y una prima para las coberturas contra el cambio climático.

Por el contrario, si se puede acelerar la inversión en una economía de bajas emisiones, es probable que los mercados reduzcan las primas de riesgo. También pueden ampliar la dispersión de la valoración entre los activos que desempeñan un papel relevante en una economía de bajas emisiones y aquellos en los que es necesario reducir la vida de los activos y las tasas de crecimiento.

Sea cual sea el camino que finalmente tomemos, es probable que el cambio climático cada vez tenga un mayor impacto en los mercados financieros.

Autor: Simon Webber, gestor del Schroder ISF Global Climate Change Equity de Schroders


Información importante: Los puntos de vista y opiniones aquí contenidos son los de Simon Webber, gestor del Schroder ISF Global Climate Change Equity de Schroders, y no necesariamente representan puntos de vista expresados o reflejados en otras comunicaciones, estrategias o fondos de Schroders. Este material tiene la intención de ser sólo para fines informativos y no tiene la intención de ser material promocional en ningún sentido. El material no pretende ser una oferta o solicitud de compra o venta de ningún instrumento financiero. El material no tiene la intención de proporcionar y no se debe confiar en él para la contabilidad, asesoramiento jurídico o fiscal, o recomendaciones de inversión. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Las rentabilidades pasadas no son una guía para las rentabilidades futuras y es posible que no se repitan. El valor de las inversiones y los ingresos de las mismas pueden disminuir o aumentar, y los inversores pueden no recuperar las cantidades invertidas originalmente. Todas las inversiones implican riesgos, incluido el riesgo de una posible pérdida de capital. Se cree que la información aquí contenida es fiable, pero Schroders no garantiza su integridad o exactitud. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Los dictámenes de este documento incluyen algunos pronósticos. Creemos que estamos basando nuestras expectativas y creencias en suposiciones razonables dentro de los límites de lo que sabemos actualmente. Sin embargo, no hay garantía de que se vayan a realizar previsiones u opiniones. Estos puntos de vista y opiniones pueden cambiar.

El “efecto perspectiva” del cambio climático

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Si es usted una de las afortunadas 565 personas que han estado en el espacio, puede haber experimentado el místico y poderoso estado emocional llamado el «efecto perspectiva» (overview effect en inglés). Se trata de un estado mental que han descrito los astronautas como una llamada de atención para evidenciar el daño que estamos causando a la Tierra.

Como inversores, más que como viajeros espaciales, nos damos cuenta de la fragilidad del medio ambiente, de las comunidades y de las empresas en las que invertimos. La reciente pandemia ha evidenciado que las vulnerabilidades que muestran las empresas a los shocks externos pueden poner a prueba la resistencia de sus modelos de negocio a largo plazo. El cambio climático es un factor que se desencadenó hace muchos años y puede que (todavía) no sea una amenaza inmediata para muchos de nosotros. Como resultado, podría resultar fácil caer en la tentación de no cumplir los compromisos de hacerle frente y dejar de lado las ambiciones climáticas frente a cuestiones más inmediatas.

Nosotros no pensamos así. Como inversores a largo plazo, tenemos la capacidad de apoyar a las empresas en sus ambiciones de transición energética. Lo hacemos no sólo porque puede ser lo «correcto», sino también porque las empresas más resistentes sobrevivirán a largo plazo y ofrecerán rentabilidades más sostenibles. Nos centramos en dos áreas clave: qué impacto material podría tener el cambio climático en el negocio y el grado de eficacia de la organización para hacerle frente. Nos interesan especialmente las empresas que pueden demostrar que se han embarcado en un viaje para descarbonizar sus actividades. Al incluir los bonos, una estrategia viable de descarbonización ayudaría en parte a asegurarnos de que el negocio de la compañía es resiliente, que será capaz de generar flujo de caja, de pagar su deuda y de continuar accediendo a los mercados de capital a un coste de financiación razonable.

La transición a una economía con bajas emisiones de carbono es especialmente problemática para el sector de los servicios públicos en la región de Asia Pacífico, dada su dependencia de la generación eléctrica alimentada por carbón de bajo coste y en grandes cantidades.  Para nosotros es fundamental canalizar el capital privado hacia empresas que puedan demostrar su compromiso de alejarse de los recursos más contaminantes.

Además de los análisis que hacemos sobre el riesgo de carbono a nivel específico de cada compañía, también  las estudiamos desde arriba.  La perspectiva de su directiva nos dice si en su junta directiva existe un comité a cargo de la sostenibilidad y si los indicadores de desempeño en relación al desarrollo de la transición energética están vinculados a la remuneración de los ejecutivos. También evaluamos el nivel de esfuerzo realizado por la empresa para comunicarse con los inversores, por ejemplo, mediante informes de sostenibilidad y/o adhiriéndose a iniciativas de divulgación mundial. Las actividades de lobby también pueden ser un indicador de si la empresa está apoyando las causas «correctas» que se alinean con su visión del carbono y si realmente su discurso va en línea con sus acciones.

También evaluamos si la empresa se ha comprometido con el cumplimiento de los objetivos y plazos de descarbonización, y si informa sobre los tipos de proyectos que le permitirán acercarse a la consecución de esos objetivos. Por ejemplo, una compañía puede comprometerse a retirar anticipadamente el 50% de sus unidades de carbón para 2025. También podría embarcarse en un cambio radical en el uso de combustible de carbón a gas mediante la construcción de una nueva central eléctrica a gas para mediados de la década de 2020. También podría comunicar de forma transparente el grado de reducción de las emisiones que lograría con el cambio de la generación de energía de carbón a la de gas. Por último, podría fijarse el objetivo de aumentar la proporción de energía renovable en su combinación de generación desde niveles mínimos a un 30% para 2030.

Por lo tanto, el resultado de nuestra evaluación del riesgo del carbono es doble. En primer lugar, nos permite tener una visión más holística del riesgo y las oportunidades de nuestras inversiones al considerar su exposición a los riesgos climáticos emergentes. En segundo lugar, nos ayuda a hacer que nuestras carteras sean más resistentes al clima invirtiendo en empresas cuyo modelo de negocio sea realmente viable y sostenible a largo plazo.

Basándonos en nuestro análisis de la exposición actual al carbono y en la estrategia para la futura descarbonización, nos gustan las empresas que pueden desempeñar un papel clave en la transición energética. El «efecto de perspectiva» incitó a los viajeros espaciales a ver el panorama general y a mirar el mundo en su totalidad. La transición energética debería tener el mismo efecto en los inversores, ayudando a desarrollar un marco de inversión planetario y multigeneracional, y financiando un mundo sostenible para que muchos más astronautas de las generaciones futuras puedan admirar el «efecto perspectiva»: nuestro planeta.

Autor: Petra Daroczi, analista de ESG en Renta fija de Aberdeen Standard Investments

Covid-19: las verdades incuestionables a las que se enfrentan los inversores

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El Covid-19 está teniendo un importante efecto humano y económico. De hecho, las medidas de confinamiento y el cierre de la actividad económica global han puesto fin a la más larga expansión económica registrada en los Estados Unidos y ha empujado a la economía mundial a la más profunda caída desde la Gran Depresión de los años 30. Aunque hay indicios de que el virus se está controlando y los gobiernos están empezando a levantar las restricciones a la movilidad y la interacción social, dudamos que la recuperación sea rápida.

Hace tiempo analizamos los factores que tendrían un impacto en el medio plazo en la economía y los mercados. Llamamos a estos factores “Verdades ineludibles”. Hoy analizamos cuatro temas de nuestras «verdades» originales que la crisis del coronavirus probablemente reforzará o acelerará.

Verdad 1: Los bajos tipos de interés

La combinación de unas tasas de ahorro más elevadas y una menor inversión de capital apuntaría a un crecimiento más lento y a un tipo de interés de equilibrio más bajo, es decir, el tipo de interés cuando el desempleo está en su tasa natural y la inflación es estable.

Una inversión más débil también obstaculizará la recuperación de la productividad y favorecerá un crecimiento más lento del PIB. Por consiguiente, el brote de Covid-19 refuerza nuestra conclusión de que los tipos de interés se mantendrán bajos en términos reales durante un período considerable.

Verdad 2: El aumento del gasto en salud

En nuestras primeras previsiones, señalamos el aumento del gasto en salud debido al envejecimiento de la población. Esta temática se ha acentuado a raíz del Covid-19 y formará parte de una tendencia más amplia en la que es probable que los gobiernos desempeñen un papel permanente apoyando la demanda agregada en la economía a través de la política fiscal. El gasto público será mayor para compensar la disminución de la demanda privada. En particular, esperamos que el gasto en salud aumente a medida que los gobiernos aumenten la resistencia de sus sistemas de salud.

De hecho, el gasto en salud como porcentaje del PIB ya se ha incrementado considerablemente, en gran medida como consecuencia de las presiones demográficas. En los Estados Unidos, ha crecido del 13% al 17% del PIB desde 2000, el nivel más alto de la OCDE. En Europa, donde representa el 11% del PIB, también se han producido importantes avances en los últimos 20 años. En este sentido, el gasto en salud ya representa casi una quinta parte del gasto público de la OCDE. Sin duda, esto supondrá todo un reto, ya que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la deuda pública total aumente hasta el 150% del PIB para el G20 a finales de 2021, en gran parte como resultado de Covid-19.Por tanto, los gobiernos se enfrentarán a la desagradable decisión de aumentar los impuestos o recortar el gasto público para contener los déficits presupuestarios. En nuestra opinión, es cada vez más probable que los gobiernos recurran a la represión financiera (es decir, a mantener los tipos de interés muy por debajo del crecimiento del PIB nominal) para reducir la proporción de deuda sobre el total de ingresos. Esa política se aplicaría mediante una combinación de compras de bonos del Estado por parte del banco central, el control directo de la curva de rendimiento (como se ha visto en el Japón) y una reglamentación que obligue a los inversores a mantener los bonos del Estado.

Verdad 3: El populismo sigue aumentando

La represión financiera como medio para reducir los ratios de deuda se ha utilizado antes, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial y desde el GFC. Sin embargo, lleva tiempo y puede dar lugar a movimientos populistas. De hecho, el populismo en este contexto se traduciría en una pérdida de la independencia de los bancos centrales a favor de los gobiernos, alejándose de los objetivos de inflación fijados y adoptando políticas como la Teoría Monetaria Moderna (MMT) o imprimiendo dinero que se gasta directamente en la economía.  El resultado sería una mayor inflación y posiblemente una hiperinflación si se lleva lo suficientemente lejos. La relación entre deuda y PIB disminuiría, pero esas políticas no hacen que los gobiernos sean populares. De hecho, golpearía con más fuerza a una parte clave del electorado al erosionar el valor real de sus ahorros y pensiones.

Verdad 4: Impulso a la transformación tecnológica

Teniendo en cuenta este contexto, es probable que la tecnología se vea impulsada tras la crisis.

En primer lugar, está el efecto de la «crisis como madre de la invención», en el que el hecho de verse obligado a permanecer en casa ha beneficiado al ecommerce, a las videoconferencias y al teletrabajo.  El cierre de las tiendas, oficinas y grandes almacenes ha obligado a las empresas a innovar y a hacer viable el trabajo a distancia. No es sorprendente que las empresas tecnológicas hayan liderado el repunte de los mercados bursátiles de Estados Unidos.

En segundo lugar, es un efecto a más largo plazo, ya que la experiencia de Covid-19 obliga a las empresas a replantearse sus cadenas de producción y a que aparezca una mayor diversidad de proveedores. En este sentido, es probable que la inteligencia artificial y la robótica sean las ganadoras, acelerando la cuarta revolución industrial. Asimismo, el aumento de la producción nacional -en lugar de la internacional- es un golpe más a la globalización, que ya se ha visto afectada por las guerras comerciales entre los Estados Unidos y China. A corto plazo, la mayor amenaza es el deterioro de las relaciones entre las dos superpotencias, que actualmente se encuentran inmersas en una tensión por el origen y la propagación del virus. A largo plazo, esta transformación tecnológica probablemente aumentará la productividad, ya que reducirá muchos de los insumos asociados a los negocios, como los gastos de viaje y el mantenimiento del espacio de oficinas.

Es probable que la inteligencia artificial y la robótica afecten al empleo en los mercados emergentes si se ven impulsadas por el deseo de reducir las cadenas de suministro. Si bien la economía puede llegar a pasar a un nuevo nivel de mayor productividad, el efecto inmediato es desplazar a los trabajadores que luego tendrán que volver a capacitarse o trasladarse para conseguir trabajo en la nueva economía. Esto sólo aumentará la sensación de insatisfacción y hará que las personas busquen soluciones populistas.

La característica de la tecnología de «el ganador se lleva todo» significa que el aumento de la desigualdad persistirá durante esta fase, lo que aumentará nuevamente la búsqueda de soluciones populistas. Los gobiernos se encontrarán en un aprieto cada vez más difícil; como hemos visto, es poco probable que tengan el margen fiscal necesario para evitar parte de esta presión mediante el aumento de los gastos.

Conclusión

En nuestra opinión, es probable que el virus refuerce las tendencias que impulsaban la actividad antes de que se produjera el brote, al desafiar la senda del crecimiento, crear una mayor presión sobre las finanzas gubernamentales y aumentar la desigualdad a medida que la tecnología se generalice.

La intervención del gobierno y la amenaza del populismo crecerán y los inversores tendrán que ser más ágiles que nunca para alcanzar sus objetivos ante estas “Verdades Ineludibles”.

Autor: Keith Wade, economista jefe de Schroders


Información importante: Los puntos de vista y opiniones aquí contenidos son los de Keith Wade,Chief Economist & Strategist de Schroders y no necesariamente representan puntos de vista expresados o reflejados en otras comunicaciones, estrategias o fondos de Schroders. Este material tiene la intención de ser sólo para fines informativos y no tiene la intención de ser material promocional en ningún sentido. El material no pretende ser una oferta o solicitud de compra o venta de ningún instrumento financiero. El material no tiene la intención de proporcionar y no se debe confiar en él para la contabilidad, asesoramiento jurídico o fiscal, o recomendaciones de inversión. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Las rentabilidades pasadas no son una guía para las rentabilidades futuras y es posible que no se repitan. El valor de las inversiones y los ingresos de las mismas pueden disminuir o aumentar, y los inversores pueden no recuperar las cantidades invertidas originalmente. Todas las inversiones implican riesgos, incluido el riesgo de una posible pérdida de capital. Se cree que la información aquí contenida es fiable, pero Schroders no garantiza su integridad o exactitud. No se debe confiar en las opiniones y la información de este documento cuando se toman decisiones individuales de inversión y/o estratégicas. Los dictámenes de este documento incluyen algunos pronósticos. Creemos que estamos basando nuestras expectativas y creencias en suposiciones razonables dentro de los límites de lo que sabemos actualmente. Sin embargo, no hay garantía de que se vayan a realizar previsiones u opiniones. Estos puntos de vista y opiniones pueden cambiar.

Un cambio de paradigma en el mercado: los riesgos de cola se vuelven hacia adentro

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Esperamos que los mercados financieros se mantengan dentro de los límites de las valoraciones actuales durante las próximas semanas, o incluso meses. A medida que los países han comenzado a relajar las condiciones de confinamiento, los participantes en el mercado están buscando signos de recuperación en el consumo y la actividad comercial. Nuestra propuesta se basa en las siguientes expectativas basadas en la experiencia.

En primer lugar, los inversores con carteras que se inclinen por los bonos del Tesoro de los Estados Unidos y los activos de riesgo en el sector de la tecnología podrían incluso obtener resultados positivos. Esto apoyará los mercados de bonos fundamentales y debilitará los productos Investment Grade (IG) y High Yield (HY). Los mercados de renta variable podrían perder su impulso alcista y su recuperación.

En segundo lugar, aunque el estrechamiento de los márgenes diferenciales de crédito se refleja positivamente en la respuesta de la política global y es una prueba de la relajación de las condiciones financieras, nos encontraremos con un flujo de malas noticias económicas más sorprendente en el futuro. Esto pondrá a prueba las emociones de los inversores. Si la recuperación de la actividad económica es menos impresionante de lo que se esperaba, veremos más devaluaciones de las empresas de IG, o un mayor número de empresas HY en mora o en reestructuración.

La necesidad de recapitalización aumentará. Esto explica el aumento en las emisiones de bonos convertibles, que hemos presenciado en las últimas semanas. Es un instrumento de moda para financiar empresas a bajo precio. El coste principal es la dilución medida del capital que se crea por la opcionalidad del capital ofrecido. Las recapitalizaciones pueden ser dirigidas por el gobierno, patrocinadas por el sector privado o una combinación de ambas. Tendremos que vigilar de cerca el impacto de la participación del gobierno en la estructura de capital.

En tercer lugar, estimamos que la avalancha de nuevas emisiones de bonos corporativos de IG comenzará a disminuir. Hemos notado mucha anticipación en los programas de financiación corporativa. Con menos emisiones primarias de IG, los inversores que buscan fuentes de riesgo crediticio se dirigirán a los mercados secundarios. Desafortunadamente, las condiciones de liquidez siguen siendo poco óptimas en este caso. Dentro del universo de HY, todavía necesitamos ver una reapertura real de los mercados primarios. Las nuevas emisiones podrían ampliar los márgenes de HY, como ha sido el caso en los mercados de IG hace un mes y medio.

Ha llegado el momento de mirar más de cerca el mercado de divisas EUR-USD. La subida del dólar americano contra el euro comenzó en el verano de 2008 a niveles cercanos a 1,60. ¿Este movimiento alcista está a punto de cambiar? La respuesta corta es «todavía no». La visibilidad es extremadamente baja. Esto apoya al USD junto con el JPY, el CHF y el oro, ya que el mecanismo de construcción de carteras añade estas exposiciones de fuga a la seguridad.

Sin embargo, creemos que se está gestando un episodio de debilidad del USD después de la crisis de la Covid-19. Creemos que los inversores necesitarán una confirmación del crecimiento mundial, muy probablemente en forma de una vacuna contra el coronavirus, para asistir a que el USD se debilite.

El detonante en este caso sería el crecimiento sostenido y elevado de la oferta monetaria del dólar. En los últimos dos meses, la FED ha impulsado el crecimiento del M2 a niveles de crecimiento anual de aproximadamente un 20%. Eso es cuatro veces mayor que el crecimiento histórico del PIB nominal de los EE.UU. En tiempos normales, el crecimiento del M2 es de 1 a 1,5 veces el crecimiento del PIB nominal de los EEUU (es decir, crece entre el 5% y el 7%). Esencialmente, la FED está reinyectando fondos en USD en el sistema de comercio mundial. Esto debería traer consigo un reordenamiento y acumulación de capital de trabajo, y posteriormente refinanciar la actividad económica. Una vez más, este es un proceso a largo plazo y toma tiempo para filtrarlo.

La UE y la UEM van a la zaga de los Estados Unidos en sus esfuerzos por impulsar el crecimiento de la oferta monetaria del euro. Confiamos en que el BCE responderá con firmeza, y aumentará el PEPP (Programa de Compras de Emergencia para Pandemias) el 4 de junio. Además, apoyarán la financiación del Fondo Europeo de Recuperación durante la segunda mitad de 2020 y más allá. Junto con los programas de financiación a largo plazo muy acomodaticios (TLTRO III), hay espacio para la devaluación del euro en los próximos 6 a 12 meses. No descartamos una repetición de los mínimos de marzo de 2017 (a 1,0340).

En resumen, hay que buscar el consenso sobre la aceleración del crecimiento mundial para comenzar a tener una visión bajista del USD. Todavía estamos lejos de alcanzar dicho consenso. Por lo tanto, no hay que basarse únicamente en los diferenciales tradicionales de los tipos de interés, ni contar únicamente con las tendencias «monetaristas» de los coeficientes de crecimiento de la oferta monetaria. En lugar de ello, hay que vigilar las condiciones mundiales de financiación en dólares de los Estados Unidos y la aceleración sincronizada de los volúmenes del comercio mundial.

El Tribunal Constitucional alemán ahora requiere que el BCE proporcione una explicación detallada sobre los beneficios económicos reales de su programa de compra de activos para la expansión cuantitativa (QE). El BCE cumplirá con esta petición y volverá a los trámites. Para nosotros, este evento pertenece a la columna llamada «Ruido».

En este entorno, nuestra visión es que, si hablamos de la renta fija, los riesgos de cola se vuelven hacia dentro, acercándose hacia la media de los resultados esperados en los mercados financieros.

Definimos los riesgos de cola como el impacto de la salud, el clima y las perturbaciones políticas en los perfiles de volatilidad de los distintos sectores, desde los bonos básicos hasta la renta variable. En esencia, se trata de un cambio de paradigma en el mercado que se caracteriza por un número creciente de episodios de alta volatilidad que afectan en las valoraciones de los mercados financieros mundiales.

Queremos subrayar que el efecto directo de ese cambio es un aumento de la aversión al riesgo. Mantendrá a sectores específicos en valoraciones altas durante más tiempo. La rigidez de los bonos alemanes de 10 o 30 años de rendimiento negativo sirve como un buen ejemplo. También podemos observar la caída de los rendimientos esperados de los bonos del Tesoro a 10 años, (actualmente por debajo de 70 pb). Puede que se acerque (y supere) los mínimos históricos de principios de marzo. Mientras tanto, los participantes del mercado siguen luchando contra valoraciones tan altas.

Tan pronto como el comportamiento de las inversiones acepte este nuevo paradigma, todos los valores de alta calidad, desde los bonos del Estado hasta la renta variable, superarán a los valores que no están preparados para manejar altos niveles de incertidumbre. Los programas de compra de los bancos centrales se convertirán en la nueva pauta, y servirán esencialmente como amortiguadores para mantener a flote los mercados financieros y el capitalismo.

Peter de Coensel, CIO Renta Fija del DPAM