No subestimemos a los bancos centrales

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Al precipitarse los tipos a 10 años de EE. UU. al 2%, por debajo de los tipos monetarios, los inversores han expresado claramente su preocupación por un riesgo geopolítico renovado, ya que los motores del crecimiento mundial parecen deteriorarse.

A principios de año, las perspectivas eran más optimistas por múltiples motivos: los indicadores avanzados (PMI, ISM, etc.) se habían estabilizado; la tasa de desempleo había descendido; se puso fin a las revisiones a la baja de los beneficios por acción; la guerra comercial estaba en tregua, y se flexibilizaron las políticas monetarias.

Sin embargo, pese a haber resistido realmente bien, los índices PMI de los servicios han caído a sus niveles más bajos en tres años y no han logrado contrarrestar la caída libre del sector manufacturero provocada por la disminución de los intercambios comerciales. A nivel mundial, el índice PMI manufacturero pasó de 50,4 a 49,8 puntos, un nivel preocupante muy similar al de principios de 2016 y finales de 2012.

Igualmente, el último informe de empleo ha confirmado una importante ralentización de los planes de contratación en EE. UU. En cuanto al contexto geopolítico, la situación se ha deteriorado por las tensiones relacionadas con Irán y Corea del Norte, por no hablar ya de México.

Por si eso fuera poco, la posibilidad de que Boris Johnson acceda al número 10 de Downing Street aumenta los riesgos de un Brexit sin acuerdo (no deal) el próximo otoño. En resumen, el equilibrio de riesgos se ha inclinado claramente a la baja y confirma el comportamiento de los inversores que tratan de proteger el capital a cualquier precio.

Todo esto es cierto, pero no debería eclipsar el reciente cambio de los bancos centrales, que han cedido a la presión del mercado al adoptar un tono cada vez más moderado. Con la estabilidad financiera como excusa, una vez más están suministrando las drogas duras a las que los mercados parecen ser adictos.

En definitiva, parece que la expansión económica se mantendrá gracias a la solidez de la economía, las maniobras de los bancos centrales y una relajación de las tensiones comerciales en los próximos meses. Tras la caída de los tipos y la corrección de los mercados bursátiles, las primas de riesgo han vuelto prácticamente a sus máximos de diciembre. ¿Debemos aprovechar ahora? No es tan sencillo…

El mercado está siendo arrastrado en direcciones opuestas, con un equilibrio incierto y una visibilidad débil. Salvo en caso de acontecimiento externo, la renta variable global probablemente generará rentabilidades anuales moderadas en los próximos seis meses, en su mayor parte procedentes de dividendos y rescates de acciones. Tras haber sido revisado fuertemente a la baja, el crecimiento de los beneficios debería estabilizarse en torno al 4% en los mercados desarrollados. Mientras los rendimientos después de impuestos se mantengan muy por encima del coste del capital, vale la pena seguir invirtiendo en renta variable.

Es probable que el efecto de expulsión provocado por los bancos centrales se extienda a los rendimientos soberanos (tipo francés a 10 años al 0,10%) a los bonos investment grade, luego a los bonos high yield y, finalmente, a las acciones.

En este contexto, sería recomendable una sobreponderación de los activos de renta fija investment grade, cuyas primas de riesgo podrían reducirse entre 30 y 40 puntos básicox. Aunque es demasiado pronto para endurecer la asignación desde una posición neutral en la renta variable, no se debería subestimar la potencia de fuego de los bancos centrales. En conclusión, mantenga su inversión.

 

Autor: Laurent Denize, director adjunto global de Inversiones de ODDO BHF AM.

El petróleo crudo está en alza

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La OPEP no tiene otra opción que extender el recorte de la producción de crudo en su próxima reunión del 1 (OPEP) y el 2 de julio (OPEC+). Se trata de una medida necesaria para conseguir una subida en el precio del petróleo que consiga paliar las bajadas que ha experimentado debido a la presión y a los nervios originados ante el temor de que se produzca una recesión a nivel mundial y a la incertidumbre que despierta la guerra comercial.

Sin embargo, las expectativas de que los recortes se van a profundizar están fuera de lugar. Sólo si se cree que la demanda de petróleo se debilitará de forma extrema, por ejemplo, por una guerra comercial total entre EE.UU. y China, la OPEP se vería en la obligación de aumentar estos recortes. Lo más probable es que la organización se centre en el cumplimiento de las cuotas de producción. Esto significa que se ejercerá más presión sobre Iraq y sobre algunos otros países que presentan desajustes en el cumplimiento cuotas para que las respeten plenamente en el segundo semestre del año.

A más largo plazo, ahora que ha surgido en el horizonte una reunión amistosa de Trump-Xi, los temores de un empeoramiento de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China podrían disiparse y dar un impulso al precio del petróleo, que podría alcanzar los máximos anteriores de 75 USD por barril en un período de tiempo relativamente corto. En el segundo semestre de 2019, el precio del petróleo podría subir aún más como resultado de tres indicadores principales:

– Resolución de la disputa comercial entre EE.UU. y China

– La reglamentación de la Organización Marítima Internacional (OMI) que obliga a las compañías navieras a utilizar combustible de mayor calidad

– Posibles interrupciones del suministro en Oriente Medio debido al empeoramiento de las relaciones entre Estados Unidos e Irán

Dicho esto, es poco probable que Arabia Saudí permita que el precio del petróleo se acerque a la marca de los 100 dólares y que aumente la producción para poner fin a nuevas subidas de precios.

Irán

Si bien es probable que la OPEP+ apoye los precios del petróleo, Irán podría hacer que se dispare. Mucho depende de cómo EEUU e Irán resuelvan su disputa. Donald Trump tiene dos opciones principales para responder a los presuntos ataques de petroleros y aviones teledirigidos iraníes en el área del Estrecho de Ormuz: un ataque militar, o más sanciones económicas. Sin embargo, ambas opciones son problemáticas para Trump, pero alcistas para el precio del petróleo.

También podría optar por una respuesta militar. Sin embargo, esto significaría romper su promesa electoral de «America First». Además, es poco probable que una escalada militar lleve a Irán a la mesa de negociaciones.

El mal menor de las dos opciones y la alternativa más probable es la imposición de sanciones económicas adicionales a Irán. Sin embargo, la eficacia de esta medida es cuestionable, ya que la presión económica sobre Irán a través de las sanciones de los Estados Unidos casi ha llegado a máximos. Sin embargo, en comparación con un conflicto militar abierto, esta estrategia da al menos una oportunidad para que Irán reanude las negociaciones, aunque sea pequeña. Como resultado, el escenario más probable es que veamos más eventos perturbadores alrededor del Estrecho de Ormuz, lo que eventualmente forzará una respuesta militar de los Estados Unidos. Entre todos estos callejones sin salida, el mejor resultado que Irán puede esperar es que las interrupciones de los flujos de petróleo se vuelvan demasiado costosas para el mundo, ya sea forzando a EEUU a retroceder o, alternativamente (y más probablemente), empujando a China, Europa y otros países a eludir las sanciones de EEUU mediante el aumento de sus importaciones de petróleo iraní. En este contexto, hay que tener en cuenta algunas fechas clave, que influirán en gran medida en el próximo paso de Irán:

– 28 y 29 de junio, cumbre del G20: Irán ha acumulado una cantidad significativa reservas de petróleo en China que podría venderse si China opta por eludir las sanciones de EE.UU. (y con ello el sistema de pago Eurodólar/SWIFT). La probabilidad de que esto ocurra depende del resultado de las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Una escalada de la guerra comercial aumentaría sin duda la probabilidad de que los chinos eludieran el sistema de pagos Eurodólar/SWIFT mediante el establecimiento de un mecanismo de transacción alternativo. Sin embargo, nuestras expectativas son que en la cumbre del G20 se produzca un encuentro amistoso entre Trump-Xi que haga improbable una escalada de la guerra comercial, por ahora.

– 7 de julio, fecha límite para Irán: Irán fijó un plazo para que la UE responda a la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán. En caso de que la UE guarde silencio, Irán podría sentirse tentado a perturbar aún más el transporte marítimo de petróleo a través del Estrecho de Ormuz. Incluso con una fórmula para eludir el sistema de pago Eurodólar/SWIFT, es poco probable que la UE pueda proporcionar suficiente apoyo económico a Irán. Si los ataques en el Estrecho de Ormuz continuaran en julio, se estaría enviando una clara señal a los cargadores petroleros de que no se puede garantizar la seguridad al cruzar el Estrecho de Ormuz mientras las exportaciones iraníes estén limitadas.


Esta es la opinión del autor y no refleja necesariamente la opinión de Vontobel Asset Management.

Autor: Jon Andersson, Director de Productos Básicos de Vontobel Asset Management.

Visión de la renta fija global

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La decisión de la Reserva Federal de EE.UU., en enero, de hacer una pausa prolongada en el ciclo de tipos de interés, ha deprimido la volatilidad implícita y realizada en los mercados de crédito y en los tipos de interés durante el primer trimestre de 2019. No vemos muchos catalizadores en el horizonte que puedan cambiar esta condición.

En los próximos seis meses, la agenda del BCE se completará con una comunicación detallada sobre las operaciones de financiación a largo plazo, TLTRO (siglas de targeted longer-term refinancing operations) y el potencial de la subida paulatina del tipo de interés de los depósitos, con el fin de proteger el frágil sistema bancario de la UE. Minimizarán el bajo crecimiento y señalarán una mejora de las perspectivas de crecimiento global (China y EE.UU.).

Las expectativas inflacionistas de la UE basadas en el mercado han sido desancladas. Esto nos confronta con la incómoda verdad de que el BCE nunca alcanzará su objetivo de inflación obligatorio durante la próxima década. La autoridad monetaria ha perdido muchas batallas contra la inflación, pero se le exige que luche continuamente prometiendo una victoria con una inflación del 2%.

Por un lado, las sorpresas modestas de la inflación al alza se traducirán en una mera consolidación de los tipos de interés y de los diferenciales de crédito en torno a los niveles actuales. La fijación de precios en los tipos sólo apunta a una normalización al alza suave en los tipos a largo.

Por otra parte, las sorpresas a la baja podrían proporcionar más oxígeno al impulso positivo de los bonos que estimuló a los mercados mundiales de bonos al comienzo del cuarto trimestre de 2018.

En este contexto, ¿cómo se valorarían y comportarían los mercados mundiales de bonos en condiciones en las que la desglobalización se extendiera al margen? La respuesta corta es estable, con interesantes inversiones de renta fija en todos los ámbitos.

Que no cunda el pánico, no seremos catapultados a niveles del comercio de hace 20 años. La creación de la Unión Monetaria Europea y la entrada de China en la OMC en 2001, pusieron en marcha la globalización. Sin embargo, los datos del FMI y el Banco Mundial revelan que el comercio mundial (importaciones/exportaciones) como porcentaje del PIB comenzó a estancarse en 2010-2011. Esta ruptura fue acompañada de un crecimiento tibio de la productividad que osciló entre el 0,00% y el 1,00%.

La revolución tecnológica que atravesamos aún no se ha convertido en un impulso de crecimiento de la productividad. La reparación requerirá cooperación y confianza entre los motores del crecimiento económico mundial: China, EE.UU. y la UE. Ahí es donde aparecen muchos interrogantes.

Los políticos que sitúan el tema del estado-nación y la identidad en el centro de sus estrategias están ganando las elecciones. La creciente desigualdad está destruyendo el atractivo de los partidos políticos principales. En los últimos tres años, los resultados de las elecciones en todo el mundo, confirman el potencial de las estrategias políticas que buscan y ponen a prueba las fronteras morales. La receta de «America First» se está extendiendo por todo el mundo.

Esto distorsiona claramente la balanza del riesgo hacia la disminución del comercio y la inversión. Un ajuste a la baja a largo plazo en el potencial de crecimiento mundial no se ha valorado en todos los rincones de los mercados financieros.

Es justo decir que el paradigma del estancamiento secular (que dura un siglo) está cobrando impulso. Los inversores de renta fija deben prestar atención. El estancamiento secular se caracteriza por tipos de interés deprimidos (tipos reales negativas) como resultado de una demografía desfavorable, políticas monetarias extremadamente acomodaticias, un exceso de generación de ahorros sobre ciclos de inversión inciertos y una demanda interna deficiente. La desigualdad es una realidad y hace persistente el debilitamiento de la demanda interna. Para desbloquear el estancamiento secular y encaminarse hacia un crecimiento inclusivo se necesita una generación.

Además del comercio, observamos una disminución de la interdependencia en el mercado financiero. ¿Puede la desglobalización afectar también a las corrientes de capital? Las pruebas van en aumento. Los inversores domésticos de EE.UU. han aumentado la compra de bonos del Tesoro de estadounidense, los mercados interbancarios de la UE siguen siendo disfuncionales, los tenedores extranjeros de bonos del Estado italianos siguen cayendo y algunos mercados emergentes se están volviendo a dolarizar.

Deberíamos prepararnos para una caída continuada de los rendimientos esperados en todos los sectores de bonos, desde el gobierno hasta el crédito de con grado de inversión y de alto rendimiento. El impulso positivo de los bonos volvió a los mercados hace unos 6 meses y tiene mucho margen de maniobra.

La desglobalización podría dar lugar a una continuación de la tendencia de apreciación del dólar. El índice DXY se tornó decididamente bajista entre 2001 y 2007, un episodio caracterizado por una rápida globalización y desregulación. Una señal de reversión de la tendencia falsa aparece cuando impacta la Gran Crisis Financiera. La verdadera reversión se mantiene durante 2011. No podemos discernir sobre los elementos que podrían cambiar esta tendencia de apoyo al dólar.

Los bancos centrales siguen compitiendo a nivel del tamaño de sus balances en lugar de a nivel de los tipos de interés oficiales.

Es por eso que la valoración de la divisa está menos impulsada por los diferenciales de los tipos de interés y más influenciada por una estrategia de política no convencional. Lo no convencional se vuelve convencional.

Somos firmes respecto a la diversificación en todos los sectores de bonos globales. Apreciar el valor de los bonos del Estado de la UEM y el potencial presente en los mercados europeos con grado de inversión y de alto rendimiento en proceso de maduración. La exposición multidivisa debe tomarse con prudencia pero con confianza. Los bonos globales sin restricciones y los bonos gubernamentales de mercados emergentes en divisa local son soluciones que convierten al componente de renta fija de una cartera en un motor clave de la rentabilidad total.

Por: Peter De Coensel, CIO de renta fija de Degroof Petercam Asset Management (DPAM)