La preocupación por la liquidez se ha reducido

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El repunte de los activos de riesgo continuó en febrero con poca convicción entre los inversores, a juzgar por las modestas entradas en el mercado de renta variable desde principios de año. Esto no es de extrañar, ya que, aparte de que los bancos centrales han vuelto a adoptar una postura neutral respecto a las subidas de los tipos de interés, los fundamentales no han cambiado radicalmente desde la caída producida en los mercados en el cuarto trimestre de 2018.

Como ya hemos señalado, estamos convencidos de que los bancos centrales desempeñaron un papel importante en la caída de los mercados de diciembre. Un enfoque más restrictivo de la gestión del balance por parte de la Reserva Federal y del BCE provocó una rápida contracción de la expansión de la liquidez en todo el mundo. Desde entonces, la preocupación por la liquidez ha desaparecido gracias a la decisión de la Reserva Federal de poner fin a los ajustes cuantitativos en un futuro próximo y a la posibilidad de que el BCE introduzca otra oleada de préstamos a largo plazo a través de su programa TLTRO.

Los inversores también están convencidos de que el ciclo de subida de tipos de la Reserva Federal ha finalizado y de que el BCE está muy lejos de su primer movimiento de endurecimiento monetario. En otras palabras, el repunte del mercado está justificado y el riesgo parece haber disminuido por el momento.

Los riesgos no se han eliminado

En la actualidad, la economía de EE.UU. sigue siendo fuerte y hay indicadores avanzados de que los préstamos a la economía y la inversión en infraestructura podrían ayudar a la economía de China a recuperarse gradualmente, y este es nuestro escenario económico preferido.

Aun así, la situación carece de una dirección firme para el momento y es poco probable que el rebote se refuerce significativamente si continúa. Las valoraciones han vuelto a la normalidad, pero persisten algunos riesgos. Los inversores habían sido muy pesimistas sobre las negociaciones comerciales, pero ahora se han vuelto muy optimistas tras los alentadores comentarios de Donald Trump y Xi Jinping; después de todo, a ambos les interesa encontrar una solución. Pero no debemos pasar por alto la complejidad de las cuestiones en juego ni la posibilidad de que sólo se pueda llegar a un acuerdo mínimo, dejando en el aire otras disputas.

No hay razones para sobreponderar la renta variable

Durante las próximas semanas, los mercados de las próximas semanas podrían mostrarse un poco más indecisos y no vemos ninguna razón para seguir sobreponderando la renta variable. Estamos reduciendo la exposición a la renta variable de los países emergentes. Estos ya han experimentado un aumento significativo de los flujos de inversores, hasta el punto de que no podemos dejar de preguntarnos si no han llegado a estar muy en línea con el consenso. También estamos aumentando las ponderaciones de los bonos de los países emergentes, que deberían seguir aumentando gracias a la neutralidad benévola de la Reserva Federal.

Seguimos infraponderando el dólar estadounidense, pero hemos aumentado un poco la exposición. El dólar se ha mantenido estable frente a otras divisas importantes, aunque lógicamente debería haber retrocedido tras el cambio de política monetaria de la Reserva Federal. Como esta relajación ha sido ahora descontada por los inversores, la presión a la baja sobre el dólar ha caído.

Autor: Benjamin Melman, CIO Asset Allocation and Sovereign Debt de Edmond de Rothschild AM (EdRAM)

 

El mercado yoyo de China

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Pueden ser volátiles, pero las acciones clase A son la mejor herramienta para acceder al crecimiento estructural de la nación.

La decisión del MSCI de aumentar el peso de las acciones clase A de China podría ser trascendental. Después de todo, se trata de un mercado enorme, con unas 3.500 compañías y una capitalización de alrededor de 8,5 billones de dólares.

Pero para nosotros como selectores de compañías, la inclusión de MSCI no tiene una aplicación inmediata y práctica. Se trata de algo que no afecta a nuestra visión de si una compañía es buena o mala, y tampoco tenemos la necesidad de ajustar nuestras carteras. Tenemos una visión a largo plazo de lo que históricamente ha sido un mercado minorista muy volátil e impulsado por momentum.

Muchos inversores globales verán el mercado de valores de China como un caso perdido, independientemente de lo que haga MSCI. Tras haber caído más del 30% el año pasado, se ha recuperado con fuerza desde principios de 2019.

Después de todo, estamos ante un mercado ineficiente en el que el 80% del volumen procede de los inversores minoristas locales, es decir, un segmento que está más influido por los últimos titulares que por las perspectivas de beneficios de las compañías que forman parte del mercado de acciones clase A.

El año pasado, los inversores fueron bombardeados con noticias negativas acerca de la desaceleración del crecimiento económico de China, el aumento de las quiebras y los aranceles comerciales de los Estados Unidos. Todo esto minó la confianza y frenó los planes de gasto de las empresas.

Sin embargo, se trata de una aversión miope. Existen razones de peso para que los inversores internacionales vean este mercado de forma más favorable, especialmente a largo plazo.

Las autoridades chinas están orquestando esta ralentización para dar un giro a un crecimiento que ha sido impulsado por la deuda. Un movimiento orientado a salvaguardar su sistema financiero. Al mismo tiempo, están impulsando el incremento del consumo doméstico y de los servicios. Su objetivo es crear una economía más autosuficiente y sostenible. Esto es un buen augurio para la estabilidad futura.

En respuesta a los desafíos en el corto plazo, los legisladores han puesto en marcha medidas para estimular determinados ámbitos y están dispuestos a seguir recurriendo a los instrumentos monetarios y fiscales para ayudar a facilitar esta transición económica.

Pero los inversores globales deben tener en cuenta que ésta sigue siendo una economía que crece por encima del 6%, un nivel significativamente superior al de los mercados desarrollados. Las previsiones de ganancias del consenso para las acciones clase A en 2019 se sitúan en el 15%. Será difícil encontrar muchos mercados que ofrezcan un crecimiento de dos dígitos. Además, la corrección del mercado de 2018 ha impulsado una caída del ratio de precio en relación con los beneficios (PER).

Ciertamente, si el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, eleva aún más los aranceles comerciales, el crecimiento del PIB de China podría reducirse en un punto. Pero los impuestos reducen las ganancias de las empresas que se benefician de las cadenas de suministro mundiales, muchas de las cuales cotizan en las bolsas de valores de Estados Unidos. Sospechamos que esto fue uno de los factores que estuvo detrás de la caída del índice S&P500 en diciembre pasado.

Esto puede haber afectado al Presidente Trump, quien otorga una gran importancia al rendimiento del mercado de valores. También subraya un punto clave: redunda en interés de ambas partes encontrar una solución rápida a esta disputa. La retórica entre los dos países parece suavizarse ahora y esperamos que lleguen a un acuerdo en algún momento de este año. Es probable que cualquier acuerdo sea recibido positivamente por el mercado, lo que proporciona a las empresas una mayor claridad sobre sus perspectivas de ingresos y planes de gasto.

Diversificación de la cartera

Con el tiempo, el aumento de la ponderación en el índice MSCI tendrá un impacto. Se ha estimado que las acciones clase A podrían representar hasta el 20% de este índice tan seguido en un plazo de cinco años. Eso atraería capital de fondos institucionales extranjeros que lo seguirían en sus estrategias de gestión pasiva.

Se trata de dinero a largo plazo, que es más estable que los flujos que se mueven impulsados por el sentimiento que vemos hoy en día. Esta institucionalización del dinero expondrá a las empresas locales a estándares globales de responsabilidad y mejores prácticas. Algo que elevará los estándares de gobernanza y hará que el mercado sea más invertible. En nuestra opinión, las empresas bien gestionadas con una buena gestión del capital se convierten en mejores inversiones con el tiempo.

A medida que crece la representación de China en los índices de referencia mundiales, tener poca o ninguna exposición al mercado se convertirá cada vez más en una decisión activa. Es posible que los inversores globales ya estén invirtiendo en China a través del mercado más accesible, el de acciones clase H, caracterizado por el índice MSCI China Index. Normalmente, estas acciones cotizan en la bolsa de Hong Kong.

Sin embargo, sólo hay 256 acciones clase H, frente a las 3.500 acciones claseA. El mercado onshore de China tiene más del doble de la capacidad de mercado y 3-4 veces el volumen de negocio diario de Hong Kong. El mercado de acciones clase A también está más diversificado por sectores, mucho menos centrado en la tecnología, ya que los pesos pesados Tencent y Alibaba cotizan en el extranjero. Pero el sesgo interno del mercado ofrece acceso a empresas que simplemente no están disponibles en otros lugares.

Vemos que las acciones orientadas al consumidor son las que presentan mejores perspectivas de ganancias, ya que se benefician del crecimiento estructural de la nación. Después de todo, la clase media de China se está expandiendo rápidamente, con 380 millones de millennials que ganan y gastan más que sus padres en artículos de lujo, viajes y atención médica.

El mercado de acciones clase A tiene una correlación mucho más baja con los mercados globales que el MSCI China. Tiene diferentes catalizadores y, por lo tanto, tiende a resultar menos afectado por eventos externos. Como tal, la exposición a las acciones clase A puede aportar valiosos beneficios de diversificación a una cartera global.

Así que las noticias de esta semana podrían no suponer una revolución de la noche a la mañana, de la que algunos intentarán aprovecharse inevitablemente. Pero puede servir como un recordatorio útil de cómo se están desarrollando los mercados de capital chinos y tal vez induzca a los inversores a pensárselo dos veces antes de concluir que el mercado de acciones clase A del país generan más problemas de los que merecen la pena.

 

Autor: Nick Yeo, Head of equities para China de Aberdeen Standard Investments.

 

Entre el temor y la esperanza

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Tras un año 2018 para olvidar, cabe señalar que, de momento, la recuperación espectacular de los activos de riesgo no ha venido acompañada de una mejora de los indicadores económicos. De hecho, la Comisión Europea acaba de revisar sus previsiones de crecimiento europeo del 1,9% al 1,3% para 2019. La desaceleración del crecimiento del comercio mundial y la incertidumbre provocada por el pulso entre Donald Trump y Xi Jinping ha frenado a la locomotora alemana, que a punto ha estado de entrar en recesión. Por su parte, China aún no ha adoptado medidas que puedan tranquilizar al mercado sobre la evolución de crecimiento y el impacto del cierre del Gobierno Federal siembra la confusión en la economía estadounidense.

En Estados Unidos, una de las principales conclusiones es que, si bien el impacto de las medidas fiscales de Trump se está desvaneciendo, el mercado laboral sigue igual de dinámico. En este sentido, los datos de enero han sido dispares, con un excelente informe de empleo, pero unos indicadores de confianza del consumo a la baja, afectados probablemente por el cierre del Gobierno federal. Además, la Fed dio un giro sorprendente al tomarse una pausa y mantenerse a la espera, lo que calmó los temores de los mercados sobre una inminente subida de tipos. No obstante, las subidas salariales de más del 3% podrían ser el factor de estímulo en el segundo semestre para una nueva subida de tipos. Por lo que respecta a las empresas, la temporada de resultados está sorprendiendo por la calidad y la magnitud de los beneficios.

En la zona euro, todos los países, excepto España, se han vuelto a debilitar y es que en el mes de enero el índice PMI compuesto de la zona euro (51) sitúa en el mejor de los casos el crecimiento anualizado en el 1%. Los índices de Francia e Italia, 48,2 y 48,8 respectivamente, muestran una contracción de la actividad durante el periodo. En Alemania, preocupan el alcance y la duración de la ralentización. La economía aún no ha empezado a estabilizarse, pero confiamos en la capacidad de la región para recuperarse. En este sentido, es probable que la actividad repunte, ya que la mayoría de los efectos no recurrentes están desapareciendo. Además, el conjunto de las políticas ha mejorado, con políticas expansivas que deberían incrementar en casi un 1% el poder adquisitivo de las familias francesas e italianas. Por su parte, el BCE perdió la oportunidad para subir los tipos y probablemente no modificará su política monetaria, lo que contribuye a la estabilidad de los mercados.

Por último, la actividad económica ha seguido cayendo en China durante el mes de enero y el último índice PMI de fabricación chino siguió decepcionando con un dato de 48,3. El sector de la construcción da escasas muestras de recuperación, si bien es cierto que tampoco empeora. En cuanto a las valoraciones de los mercados emergentes, se mantienen en mínimos históricos, con un perfil de riesgo rentabilidad especialmente atractivo en un contexto de estabilización macroeconómica. Además, la moderación de la Fed, el atractivo relativo y los flujos positivos dieron un impulso a todos los segmentos de los mercados emergentes globales.

¿Qué hacer en este contexto?

En el universo de renta variable seguimos siendo prudentes, ya que después de estos choques sísmicos suele haber nuevas sacudidas. Así pues, mantenemos un posicionamiento neutral en nuestras asignaciones a renta variable, con una sobreponderación de los sectores cíclicos como los valores tecnológicos o algunos valores petroleros, y una infraponderación del sector químico. Los niveles de las valoraciones no justifican una recogida de beneficios, sin embargo, la magnitud del repunte y la reducción de la volatilidad reactivan la adopción de medidas protectoras mediante opciones (puts). Además, apostamos por los mercados emergentes, siendo la única sobreponderación geográfica en nuestras carteras. Rusia, Turquía, Brasil… ¡Oportunidades no faltan! Solo prevemos una vuelta a la temática value si los tipos suben, pero de momento es un poco pronto para ello.

En el crédito, hemos detectado dos ejes, dependiendo del apetito de riesgo: los bonos de alto rendimiento a corto plazo con un tipo de rentabilidad superior al 2% y los fondos con fecha de vencimiento de bonos high yield con un rendimiento de casi el 6%.

Por último, el perfil de los convertibles refleja nuestro estado de ánimo del momento, es decir, poder beneficiarnos de las subidas del mercado, limitando el riesgo. Sus valoraciones son razonables, con una volatilidad implícita inferior al 30%, y el rendimiento actual, salvo el perfil de la acción, ha vuelto a casi cero. Por ese motivo, pensamos que es el momento de reforzar esta clase de activos.

 

Laurent Denize, Director de inversiones adjunto global de ODDO BHF AM