Las acciones del banco italiano Monte dei Paschi di Siena (BMPS), el banco más antiguo del mundo, llegaron a caer hasta un 25% desde que su CEO, Fabrizio Viola -que se unió al banco en 2012 para revertir la mala situación económica que atravesaba la entidad-, dimitiese el 8 de septiembre de 2016.
Los bancos, en el punto de mira de la crisis económica
Como ya comentamos en nuestro artículo “Crisis económica italiana”, los bancos italianos están en la cuerda floja debido a los problemas estructurales y políticos a los que se enfrentan.
En concreto, el Banco Monte dei Paschi di Siena necesita “levantar” 5.000 millones de euros de sus inversores para ayudar a cubrir el agujero en sus finanzas que le han provocado los préstamos que no le van a ser devueltos. El mayor problema que tiene es que quiere “levantar” unas 10 veces el tamaño actual de sus acciones, lo que genera cierta reticencia entre los inversores. Por no hablar que esa cantidad podría llegar a no ser suficiente para rescatar al banco ya que podría tener más “préstamos malos” ocultos.
¿Qué podría pasar?
Aquellos inversores que han dejado dinero al BMPS a través de bonos podrían tomar el control del banco por impagos. Si BMPS no puede “levantar” esos 5.000 millones de inversores, puede que a los bonistas se les cambie el bono por activos de la compañía. Pese a que los tenedores de bonos preferirían recuperar su dinero.
No solo el Banco Monte dei Paschi di Siena tiene problemas con los “préstamos malos”. Varios bancos italianos necesitan más dinero para cubrir esos préstamos. Los inversores, por otro lado, no parece que tengan muchas ganas de prestárselo (de momento, al menos).
Puede que el Gobierno italiano tenga que tomar medidas y ser el que provea a los bancos de esos fondos. Esta opción conlleva varios obstáculos políticos que no serían fáciles de superar.
El resumen es que a corto plazo hay mucha inestabilidad y, cuando a bancos se refiere, es sencillo que esas preocupaciones traspasen fronteras.