En 1971 John Connally, entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo a sus contrapartes europeas que el dólar era “nuestra moneda pero vuestro problema”. Lo cierto es que aún hoy pese a que su valor viene determinado por los desarrollos internos estadounidenses, sus variaciones afectan al resto de países.
Una de estas variaciones parece que está a la vuelta de la esquina ya que las políticas económicas que ha prometido Donald Trump en su vuelta a la Casa Blanca se esperan que revaloricen al dólar.
Qué promesas querrá y podrá plasmar son una incógnita, pero las bolsas dan pistas de lo que esperan los inversores. Se espera que la nueva administración impulse los beneficios de las empresas estadounidenses mediante recortes de impuestos y desregulación a la vez que se dispara el endeudamiento público.
Esta combinación de aumento del déficit y de la inflación podría obligar a la FED a mantener los tipos altos que a su vez haría que la tenencia de activos en dólares fuese más atractiva lo que supondría un espaldarazo al propio dólar.
En su reunión del 7 de noviembre la FED recortó tipos un 0,25%conforme a su plan, pero su presidente, Jerome Powell, dejó abierta la puerta a mantener los tipos en su reunión de diciembre lo que hizo aumentar al dólar un 1,5% contra una cesta de divisas en las siguientes semanas.
Un aumento del valor del dólar suele venir acompañado con un deterioro de las perspectivas económicas globales. Una de las razones es que cuando hay incertidumbre económica los inversores suelen vender sus activos más volátiles y concentrar sus inversiones en activos percibidos como “seguros” como son el dólar y bonos de EE. UU.
Las variaciones del precio del dólar afectan a la economía global principalmente de dos formas: comercio y finanzas. Más del 40% del comercio global se factura en dólares. Un dólar más caro aumenta el coste de los importadores lo que amortigua la demanda de los bienes que vienen de fuera y reduce el volumen total de transacciones.
La otra forma es la financiera. Para aquellos países que han tomado deuda en dólares, pero carecen de fuentes de ingresos en dicha divisa la subida de su precio aumenta su carga de deuda y los pagos de intereses.
Además, un aumento de los tipos en EE. UU. junto con la subida del precio del dólar hacen que las inversiones en el resto del mundo sean menos atractivas. Está por ver si el dólar se mantiene fuerte ya que Donald Trump suele quejarse que un dólar alto afecta a los productores domésticos lo que supone una pérdida de trabajos en el país. Parece difícil que pueda forzar a que la FED baje tipos y mientras estos sigan altos la divisa estadounidense seguirá siendo un valor refugio para los inversores y un problema para el resto del mundo.