Durante más de una década empresas y fondos de inversión chinos han ido recorriendo el mundo con presupuestos casi ilimitados. En casi cualquier parte del mundo los resultados son difíciles de ignorar ya que China se ha reafirmado como una potencia mundial emergente. Pero menos conocido es el impacto del dinero chino en Europa.
China ha comprado o invertido en activos por un valor total cercano a los 318 mil millones de dólares en los últimos 10 años. En este mismo periodo Europa vio un 45% más de actividad que EEUU, según los datos disponibles.
Tanto las empresas privadas chinas como las respaldadas por el Estado se han visto envueltas en acuerdos por valor de, al menos, 255 mil millones de dólares en Europa. Aproximadamente 360 empresas han sido compradas, mientras que entidades y fondos de inversión chinos también poseen en parte o en su totalidad al menos cuatro aeropuertos, seis puertos, granjas eólicas en al menos nueve países y trece equipos de fútbol profesional.
El 2016 fue el año más prolífico para las empresas y los fondos de inversión chinos en Europa, coincidiendo con el anuncio de ChemChina de la compra de la empresa de pesticidas Syngenta AG por un total de 46.300 millones de dólares.
Excluyendo el aumento considerable producido por el acuerdo por Syngenta, hay una tendencia ascendente clara con unos datos inferiores a 20 mil millones de dólares antes de 2014 y un ascenso anual desde entonces. El problema reside en que el tamaño medio de los acuerdos para el que existe información financiera disponible se ha reducido.
En 2008 y 2009 el acuerdo medio era de casi 740 millones de dólares. En 2016 y en 2017 (excluyendo ChemChina comprando Synengta) era ligeramente superior a 290 millones de dólares. Y en lo que llevamos de año, el acuerdo medio se está registrando en 127 millones de dólares.
El volumen y la naturaleza de estas inversiones, que varían desde infraestructuras críticas en el sur y este de Europa hasta empresas de tecnología punta en el oeste, han levantado preocupaciones en el seno de la Unión Europea. Los principales líderes de estas naciones, incluyendo a la canciller alemana Angela Merkel y al presidente francés Emmanuel Macron, están presionando para definir una estrategia común a la hora de hacer frente al avance del capital chino en Europa.