La velocidad del rebote económico de la recesión causada por el COVID19 en 2020 ha sorprendido a muchos. La producción combinada hace unos meses de los 38 países de la OCDE probablemente superó su nivel previo a la pandemia. Pero estos son datos promedio, el desempeño individual por países es muy desigual.
Mientras algunos países están creciendo a niveles superiores a los que tenían prepandemia, otros siguen atravesando dificultades. Dinamarca, Noruega y Suecia han salido de esta crisis con una economía más fortalecida. EEUU no lo ha hecho mal, pero los grandes países europeos, Reino Unido, Alemania e Italia, están entre los que peor se encuentran justo un escalón por encima de España.
¿Cómo podemos analizar el desempeño de las economías de los países tras la recesión por COVID19?
La variación del PIB desde finales de 2019 ofrece una visión general de la salud de las economías de los países. Respecto a esto, algunos países han sido más vulnerables a las prohibiciones de viaje y al descenso del gasto en servicios, especialmente los del sur de Europa, como España, que dependen mucho del turismo. Otros países, como Bélgica y Reino Unido sufrieron grandes niveles de infecciones y muertes por COVID19 lo que limito mucho el gasto de los consumidores.
La variación en las rentas de las familias da una aproximación a cómo lo han soportado los ciudadanos ya que incluye, no solo los ingresos por empleo, sino también las ayudas que hayan podido percibir de los gobiernos.
En algunos países, especialmente en aquellos con un menor impacto por el virus, el mercado laboral no se resintió, permitiendo a la mayoría mantener los ingresos. En Japón, el desempleo apenas se ha movido desde que comenzó la pandemia, mientras que en España el desempleo aumentó un 3% entre febrero y agosto del 2020.
Algunos gobiernos compensaron el desempleo de sus ciudadanos inyectando grandes cantidades de dinero de manera directa como, por ejemplo, hizo EEUU que pese a aumentar drásticamente el desempleo, lo equilibraron inyectando hasta 2 billones de dólares en transferencias directas en 2020 y 2021. Otros países como los bálticos enfocaron su estrategia fiscal en la protección del flujo de caja de las empresas.
Austria y España destacaron negativamente ya que ni fueron capaces de preservar empleos ni de ayudar a las familias. En ambos países la renta de las familias está un 6% por debajo de los niveles prepandemia.
El desempeño en los mercados puede ofrecer pistas de la salud de las empresas de un país, así como lo atractivo que puede resultar dicho país para inversores extranjeros. Los precios de las acciones británicas están ligeramente por debajo de los niveles anteriores al inicio de la pandemia estando lastradas en este caso, tal vez, por la incertidumbre del Brexit. EEUU ha visto cómo sus empresas se disparaban en bolsa, pero nada comparable al crecimiento que han visto los países del norte de Europa.
El gasto de capital sirve como indicador del optimismo empresarial. Algunos países se encuentran en medio de un boom de este gasto: en EEUU los emprendedores están detectando oportunidades creadas por la pandemia y las empresas están gastando mucho capital en tecnologías que permiten teletrabajar de manera más eficiente.
Lo último que se puede analizar es el endeudamiento público. En idénticas circunstancias, un gran aumento de la deuda pública es peor que uno pequeño ya que podría indicar potenciales subidas de impuestos y recortes en el gasto público a medio plazo. No todos los países han amasado deuda durante la pandemia. La deuda pública de Suecia ha subido tan solo un 6% en su relación al PIB.
La expansión de la nueva variante Ómicron probablemente reduzca el crecimiento en este inicio de año 2022 pero la recuperación es probable que se mantenga durante el resto del año pero no de manera igualitaria.
La OCDE espera que los países que peor lo han hecho durante la pandemia vayan poco a poco recuperando el ritmo del resto, pero no será a corto plazo. A finales del año que viene la OCDE espera que el PIB de los tres países que mayor tasa de crecimiento están registrando sea un 5% más que antes de la pandemia mientras que los tres países con menor tasa de crecimiento sólo sea un 1% más. En otras palabras, las desigualdades se mantendrán, al menos, un tiempo.