Habiendo nacido en el periodo más próspero de la historia de la humanidad, los jóvenes de hoy en día tienen mucho que celebrar. Desgraciadamente también tienen mucho que lamentar. Para empezar, heredarán la crisis climática y sufrirán las consecuencias económicas de la pandemia. Todos aquellos nacidos después de 1997, la llamada generación Z, probablemente tendrán que lidiar con cifras elevadas de desempleo, con ingresos bajos y un aumento de impuestos para pagar las deudas contraídas en pandemia.
A este poco alentador panorama habrá que sumar las malas perspectivas financieras que Credit Suisse ha dibujado en su último global investment returns yearbook. Según el gigante financiero suizo, los retornos en Acciones y Bonos serán significativamente menores que los disfrutados por anteriores generaciones
Los autores del informe, Elroy Dimson de la Universidad de Cambridge y Paul Marsh y Mike Stauton de la London Business School, han empezado mirando las rentabilidades promedio desde 1900 y han calculado que:
- Los nacidos entre 1946 – 1964 obtuvieron, en promedio, un 7,1% en Acciones; un 3,6% en Bonos y un 6,4% en una cartera 70-30 (todas rentabilidades anualizadas).
- Los nacidos entre 1965 – 1980 obtuvieron, en promedio, un 5,7% en Acciones; un 5,0% en Bonos y un 5,9% en una cartera 70-30 (todas rentabilidades anualizadas).
- Los nacidos entre 1981 – 1996 obtuvieron, en promedio, un 5,0% en Acciones; un 5,8% en Bonos y un 5,7% en una cartera 70-30 (todas rentabilidades anualizadas).
En base a estos datos y asumiendo que el retorno real de las acciones será igual a un retorno ajustado a la inflación de un activo libre de riesgo (letras del Tesoro estadounidense) que estiman en -0,5% más un risk premium de 3,5% para un retorno real de 3% y que los bonos mantendrán su rendimiento negativo han estimado que:
- Los nacidos desde 1997 obtendrán en las próximas décadas, en promedio, un 3,0% en acciones, un -0,5% en bonos y un 2,0% en una cartera 70-30 (todas rentabilidades anualizadas).
Unas perspectivas nada alentadoras que, según los autores del estudio, podrían no ser tan malas si hubiese deflación (exceso de oferta con disminución de precios) ya que subiría los retornos de los Bonos. Recordemos que, a día de hoy, la preocupación es si las condiciones actuales provocarán una gran inflación, no hay visos de deflación.
Ante este futuro tan poco halagüeño lo único que podemos recomendarles es que busquen a un asesor profesional con comisiones bajas para evitar que se coma su escasa rentabilidad, que creen un objetivo de inversión a largo plazo con Línea Vital Financiera, que mantengan su Horizonte Temporal de Inversión pese a las fluctuaciones que puede tener el mercado, que no hagan caso a los cantos de sirena que vengan de activos no tradicionales como las criptodivisas y que ahorren mes a mes.
Ojalá los autores se equivoquen y los retornos futuros sean mucho mayores.