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Oriente Medio y el petróleo

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El mundo entero está pendiente del precio del petróleo. El conflicto entre Israel y Hamas que se inició hace un año se está extendiendo por Oriente Medio, una región que produce un tercio del petróleo mundial y pocas materias primas afectan tanto a la economía global como el crudo.

El precio del barril de petróleo aumento un 10% en una semana tras el ataque de Israel a Hezbolá, una milicia libanesa apoyada por Irán, e Irán respondió con el lanzamiento de 200 misiles dirigidos a Israel. El 7 de octubre, el precio del barril alcanzó los 81$.

Hace dos años y medio, la invasión rusa de Ucrania elevó el precio del petróleo hasta los 120$ por las sanciones que se impusieron y el miedo a la ruptura del suministro del segundo mayor país exportador de petróleo ¿Qué podría pasar esta vez?

La situación global es muy diferente de la que había en 2022. Cuando Rusia invadió Ucrania había escasez de petróleo en el mercado y la demanda estaba disparándose debido a las economías mundiales saliendo del confinamiento por COVID.

Hoy hay suficiente cantidad de petróleo en el mercado pese a que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y sus aliados, espoleados por Arabia Saudí, han intentado mantener los precios altos extrayendo menos cantidad. Un plan que ha fracasado por la falta de disciplina y los engaños de varios países miembros.

Estas disputas internas enmascaran una nueva realidad. El 60% del petróleo que está en el mercado viene de países que nada tienen que ver con la OPEP y sus aliados, unas cifras que contrastan con el 44% que se daba en 2019. EE. UU. se ha convertido en el mayor productor y países como Brasil, Canadá y Guyana han aumentado su producción en los últimos años.

Según datos de la Agencia Internacional de la Energía la producción de países no miembros de la OPEC crecerá el próximo año hasta los 1,5 millones de barriles por día.

A la vez que se dan estas circunstancias la demanda es mas tibia. Tras el rebote post pandemia, las economías de Europa y EE. UU. se están frenando como consecuencia de las últimas subidas de tipos, que están empezando a hacer mella, mientras que China acusa el peso de su crisis inmobiliaria.

El amplio abastecimiento del mercado protege ante posibles impactos geopolíticos, pero no es una protección ilimitada.

Si Israel atacase la infraestructura petrolífera iraní, Irán podría atacar a productores que hubiesen firmado acuerdos con Israel, como Bahréin o Emiratos Árabes Unidos. También podría bloquear el estrecho de Ormuz, lugar de paso del petróleo que viene del Golfo Pérsico. Cualquiera de estos escenarios podría empujar el precio del petróleo a máximos de 2022.

Es poco probable que se diesen estas situaciones ya que implicaría que EE. UU y China tendrían que entrar en el conflicto, pero en Oriente Medio no se puede descartar lo inimaginable. Ya que la producción de petróleo se concentra en una serie de países, el suministro se vuelve vulnerable a las decisiones imprudentes de unos pocos autócratas. Aunque, afortunadamente, el aumento en la producción global y la debilitación de la demanda hace que el mercado tenga un mayor colchón ante imprevistos.

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