El ecosistema de las empresas está cambiando. Uber pone en jaque al sector del Taxi en los países en los que no ha sido prohibido, las cadenas hoteleras están sufriendo a Airbnb y las empresas tradicionales de hardware se las están viendo con las compañías que apuestan por la nube. Los nuevos actores no solo están reinventando los distintos negocios, también están reinventando qué es ser una empresa.
Hay una nueva hornada de startups con gran potencial. Cientos de emprendedores en todo el mundo están creando nuevas empresas en oficinas compartidas o hubs, impulsadas por una dosis alta de trabajo y sueños. Estas empresas no son solo pioneras en sus ideas de negocio, también lo son en sus estructuras organizacionales.
Una de las principales diferencias reside en la jerarquía que tienen las startups. A diferencia de las empresas tradicionales donde habitualmente se utiliza una jerarquía piramidal, en las startups, puesto que hay muchos menos empleados, suele haber un grupo de iguales trabajando juntos con el mismo nivel de responsabilidad, lo que crea una cultura de trabajo duro y camaradería. Además, para medir su productividad, en vez de elaborar normas de contabilidad usan indicadores de rendimiento (como por ejemplo cuántos productos han producido).
Estas nuevas empresas también explotan las nuevas tecnologías, lo que les permite ser globales sin tener que hacerse grandes. Antiguamente, estas empresas tenían que decidir en qué apartado hacer una gran inversión, lo que condicionaba su futuro cerrándoles posibles cambios en su plan de negocio. Hoy en día pueden expandirse rápidamente comprando los servicios que necesitan. Pueden contratar programadores en Upwork, alquilar servidores flexibles en Amazon, encontrar suministradores en Alibaba, organizar los sistemas de pago con Square, etc.
Todos estos elementos han posibilitado la creación de los Robo Advisor o Asesores Automáticos, que han permitido que los complicados cálculos financieros se puedan realizar en segundos facilitando así que un estudio individualizado de inversión esté disponible para cualquier persona en cualquier lugar. Esto ha llevado a la democratización de la inversión y ha propiciado que deje de ser cosa de unos pocos para pasar a ser algo de todos.