Cada año, la Reserva Federal de Estados Unidos asume el rol de un entrenador de fútbol y determina qué bancos están en buena forma para salir al campo. La buena noticia en esta ocasión es que todos los bancos están listos para jugar. Al igual que ocurrió con la selección de fútbol alemana, Deutsche Bank USA no pudo pasar a la segunda fase al no aprobar los test de estrés de la FED.
Se trata del cuarto ejercicio consecutivo en el que la FED lleva a cabo unos test de estrés que incluyen a toda la banca americana con unos activos consolidados que exceden los 100.000 millones de dólares estadounidenses. En este ejercicio, se han sometido a estos test de estrés 35 bancos entre los que se incluyen por primera vez seis instituciones bancarias extranjeras. La metodología de cálculo sigue siendo la misma, la diferencia fue que los escenarios a los que se sometió a los bancos han sido incluso más estrictos este año.
Los test de estrés están divididos en dos partes:
- Los test regidos por la ley Dodd-Frank (DFAST)
- Análisis completo y revisión del capital (CCAR)
Test de estrés regidos por la ley Dodd-Frank (DFAST)
Los test de estrés regidos por la ley Dodd-Frank miden la capacidad de los bancos para resistir una recesión económica. Se aplican tres escenarios a los 35 mayores bancos, que permiten calcular las reservas de capital de cada entidad. Aquí nos centramos en el escenario económico más adverso. Comparado con 2017, este año la Fed incluyó un escenario incluso más duro en EEUU, con un empinamiento de la curva de rentabilidad y mayores caídas en los precios de los activos (ver gráfico 1).
A pesar de aplicar escenarios más estrictos desde el inicio de los test, lo que daría lugar a pérdidas netas de 138.500 millones de dólares durante un periodo de nueve trimestres para los 35 bancos, todas las instituciones financieras demostraron que tienen suficiente capital. De media, el common equity tier 1 ratio (CET1) de los seis mayores bancos cayó del 13% al 7,3%, pero todavía está por encima del nivel CET1 ratio requerido del 4,5%. Sin embargo, la caída del ratio de capital fue más pronunciada este año debido a las suposiciones más duras.
El más débil de las pruebas fue State Street con un ratio de “sólo” el 5,6% en un escenario fuertemente adverso. Con todo, estos resultados son alentadores y confirman nuestra visión de que los bancos de EEUU han llevado un estilo de vida más saludable – más cardio que sedentarismo.
Stress Capital Buffer (SCB)
La salud de los bancos de EEUU tendrá incluso mayor importancia en octubre de 2019 dado que la Fed remplazará el 2,5% estático del Capital Conservation Buffer, con Stress Capital Buffer (SCB), que necesita ser completado con el capital de este momento, utilizando los resultados anteriores como referencia. En pocas palabras, el SCB será una de las reservas de capital obligatorias que las instituciones financieras deben mantener, además de sus requerimientos mínimos de capital bajo el marco regulatorio de Basilea III. Cuanto mayor sea la caída en el ratio CET1 (bajo el escenario más estricto en los test), mayor será el SCB requerido. Esto podría dar lugar a un aumento de los requerimientos de capital para los mayores bancos de EEUU y menores remuneraciones a los accionistas, respectivamente –ambos aspectos apreciados desde el punto de vista del inversor en renta fija. Por supuesto, os informaremos a medida que los detalles estén disponibles.
Comprehensive Capital Analysis and Review (CCAR)
La segunda parte de los test de estrés, el CCAR, se centra en los planes de capital asociados de estas instituciones incorporando DFAST para determinar cuánto capital puede repartirse a los accionistas. Incluyendo los planes de capital asociados bajo el escenario más adverso, los bancos participantes registraron una media mínima del ratio CET1 del 6,3%, lo que supone un descenso desde el 7,2% del año pasado. Esto se explica en gran medida por las suposiciones más duras de los test de estrés de este año, Finalmente, todos los bancos pasaron el segundo test, salvo uno: Deutsche Bank USA. El informe de la Fed indicaba que “el Consejo de Gobernadores puso objeciones al plan de capital de DB USA Corporation debido a las deficiencias graves y generalizadas en las prácticas de planificación de capital de la entidad”. Además, se dieron tarjetas amarillas (“objeciones no condicionales”, en lenguaje de la Fed) a Goldman Sachs, Morgan Stanley y State Street para asegurar que “limitan su reparto de capital a los niveles que pagaron los últimos años”.
Con todo, estos dos pasos de los test de estrés de 2018 subrayaron las buenas condiciones y la fortaleza de los fundamentales de los bancos de EEUU, incluso con las suposiciones más duras utilizadas este año. La limitación de la remuneración de capital a los accionistas es positiva para los inversores en bonos y destaca que la Fed vigila la salud de su sistema bancario doméstico.