La Ley de Murphy dice que si algo puede salir mal saldrá mal, pero el mercado tiene su propia versión: los activos se moverán en la dirección que perjudique a más inversores. Este año se ha comprobado en un alza de las bolsas, que pocos previeron, en la que los grandes ganadores han sido los valores que estaban más caros por la visión del mercado.
En abril, pocos inversores institucionales apostaban por las grandes tecnológicas, de hecho, las consideraban un valor a evitar y durante los siguientes meses su valor despegó hasta dejar al resto del mercado mordiendo el polvo.
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