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¿Ha cegado la QE a los inversores frente a los peligros del mercado?

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Según Nick Clay, gestor en el equipo de renta variable global de Newton1 , una larga era de flexibilización cuantitativa (QE) podría haber cegado a muchos inversores ante los peligros plausibles que acechan en las bolsas y las ventajas potenciales de la inversión de reparto.

Tras un largo periodo de políticas monetarias extraordinarias que han ayudado a reflotar a los mercados de valores mundiales, Nick Clay contempla la posibilidad de un cambio de rumbo abrupto e inminente.

Según el gestor de Newton, esta era de dinero barato ha hinchado los precios de los activos y obligado a los inversores a asumir más riesgo en sus carteras, alimentando la complacencia y la creencia de que los mercados continuarán subiendo a perpetuidad.

A la luz de unas valoraciones cada vez más excesivas de las acciones, Clay advierte de que los inversores deberían resguardarse de potenciales cambios en los mercados a medida que termina el actual ciclo económico y cambia la naturaleza del respaldo ofrecido por los bancos centrales.

“La realidad económica en la que vivimos se ha visto distorsionada por intervenciones gubernamentales y monetarias dirigidas a propiciar el alza constante de los mercados.

Los inversores se han acostumbrado tanto a esta dinámica que muchos de ellos se han vuelto ciegos a lo que ocurre verdaderamente a su alrededor. Pese a haber apuntalado con gran éxito a los mercados de activos, hemos visto algunos de los niveles de recuperación del crecimiento del PIB nominal más bajos de la historia”, explica.

Clay advierte de las señales de peligro económico, añadiendo que aunque muchos continúan disfrutando de la fiesta, están saltando miles de señales de alarma diciéndonos que nos hallamos en la fase final de este ciclo económico: “Estamos viendo cosas que simplemente no ocurren al comienzo de un ciclo. Las expectativas de crecimiento en muchas empresas también han dado pie a valoraciones francamente absurdas, que las compañías nunca podrán cumplir.”

Desigualdad creciente

Aunque la QE continúa respaldando a los mercados, Clay cree que las ganancias financieras de esta política se han concentrado en una pequeña minoría. De este modo, ha alimentado una desigualdad creciente y desestabilizado el ámbito político, enfureciendo a electorados que se rebelan ante unas políticas gubernamentales y monetarias que no les aportan ninguna ventaja tangible.

El gestor considera que esta situación es insostenible, y que —unida al impacto de las guerras comerciales y del creciente proteccionismo a nivel mundial— llevará a los bancos centrales a cambiar de rumbo. En su opinión, la Teoría Monetaria Moderna (TMM) —que propugna la creación de tanto dinero como necesiten los gobiernos para gastar y respaldar a la economía— es el próximo tipo de estrategia que podrían adoptar los bancos centrales. De darse el caso, añade, esto podría tener un enorme impacto en los inversores globales.

“Dado lo que significa para las empresas y la dinámica de las economías, la implementación de la TMM podría tener consecuencias potencialmente importantes para todas las clases de activo. Mientras que la revalorización del capital ha sido el principal componente de la rentabilidad total del mercado en los últimos 10 a 14 años, podríamos pasar a un escenario en que obtener tal crecimiento del capital sea difícil en la próxima década”, señala.

Aunque a algunos inversores podría costarles adaptarse a este giro del mercado, Clay cree que podría favorecer a los inversores con estrategias de reparto, ya que los dividendos han sido los mayores motores de rentabilidad de la renta variable en el pasado, y podrían volver a serlo en breve.

“Hasta la fecha, la QE ha permitido ignorar el hecho de que los dividendos pueden generar una fuente de rentabilidad consistente y fomentar la disciplina de capital de las empresas, lo cual a su vez puede conducir a mayores beneficios empresariales. Por lo que respecta al conjunto del mercado de renta variable, creo que nos dirigimos a un escenario más normal en el que la capitalización del dividendo a tasa compuesta dominará la rentabilidad total”, explica el gestor.

“En este mundo «real», una selección cuidadosa de valores capaces de proporcionar dividendos sostenibles cobrará más importancia. Concentrándose en tales empresas, los inversores pueden beneficiarse de la capitalización a tasa compuesta de las rentas que reciben, lo cual ampliará la rentabilidad de su capital con el tiempo. La rentabilidad por dividendo puede aportar una menor volatilidad que la procedente de la revalorización, y su perfil de inversión también nos parece muy adecuado para el futuro”, concluye.


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Expira el 25 de marzo de 2020.

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