Siempre se intenta publicitar mucho una ronda de financiación con el objetivo de atraer posibles nuevos inversores de capital riesgo, pero en el mundo Fintech no está haciendo falta ya que el dinero está fluyendo a un ritmo superior al que lo viene haciendo. Según datos de CB Insights en el segundo trimestre del año una cifra récord de 29.000 millones de euros fue a parar a estas empresas. Esto significa que 1 de cada 5 euros que se invirtieron en capital riesgo fue a parar a empresas Fintech.
Hace pocos meses Visa, la empresa de tarjetas de crédito, ha pagado 1.800 millones de euros por Tink, una plataforma de pagos sueca. JPMorgan Chase, el mayor banco estadounidense, ha informado que comprará OpenInvest, un proveedor de herramientas de inversión sostenible, lo que significará la tercera adquisición de una Fintech en seis meses.
No todo son adquisiciones, dos empresas alemanas de reciente creación que unen a ahorradores y bancos como son Raisin y Deposit Solutions se van a fusionar. Algunas salen a bolsa como Wise, empresa de transferencias de dinero, que debutó con una valoración de 9.300 millones o Robinhood (un bróker), Marqeta (emisor de tarjetas de débito) o SoFi (préstamos online).
Todos estos movimientos revelan que las Fintech, que venían a romper con los modelos financieros tradicionales, ya lo han hecho y son una opción más sobre la mesa de los usuarios.
Cuando hablamos de Fintech no sólo hablamos de métodos de pago, el auge en el ahorro de países ricos en el último año ha relanzado a las Wealthtechs, empresas que gestionan el ahorro y la inversión con medios tecnológicos, como los brókers online y los Robo Advisors.
Las Fintech empiezan a ser parte de nuestra vida, vemos como poco a poco se convierten en un sustituto de las entidades financieras que al contrario de agilizar su trasformación digital dejan en manos de equipos sin experiencia los cambios necesarios para adaptarse al nuevo entorno de servicio al cliente.La pandemia no es la causa, pero sí ha acelerado la tendencia. El cierre de sucursales por parte de los bancos y el auge del comercio online, así como la digitalización de ciertos servicios son hábitos que los consumidores demandan y que sirven de catalizador para el auge de estas Fintech que han venido para quedarse.