La escasez como consecuencia de un exceso de demanda se ha convertido en el principal problema de la economía mundial.
Durante la pasada década tras la última crisis financiera el principal problema para la economía mundial era la falta de gasto. Los hogares, preocupados, se limitaban a pagar sus deudas, los gobiernos impusieron austeridad y las empresas, dubitativas, frenaron sus inversiones, especialmente en la contratación de nueva mano de obra. Ahora el gasto ha vuelto con fuerza a la economía gracias a los estímulos de los gobiernos lo que ha llevado a un incremento en demanda tan elevado que las cadenas de suministros no dan abasto.
Si el aumento de la inflación asusta a los inversores, el exceso de la demanda está llevando a la escasez en la economía.
La causa más inmediata de este exceso de demanda es la covid-19. Los estímulos postpandemia han generado un gasto en bienes inusual por parte de los consumidores poniendo al límite a unas cadenas de suministros sin apenas inversión en los últimos años. Pero esta escasez, lejos de ser puntual, se sustenta en dos fuerzas mucho más enraizadas.
Descarbonización
El cambio del carbón a energías renovables ha dejado a Europa, y especialmente a Reino Unido, muy vulnerable al suministro de gas natural, que ha disparado los precios de la luz en España y otros países del continente. El problema es que el plan de intercambio de emisiones de la UE hace muy difícil el cambio puntual a otras formas de energía más “sucias” para paliar estos incrementos.
Proteccionismo
Las políticas comerciales han dejado de buscar la eficiencia económica para convertirse en medidas de presión para servir a intereses geopolíticos. Alrededor del mundo el nacionalismo económico está contribuyendo a la escasez. Joe Biden ha confirmado que mantendrá los aranceles que impuso Donald Trump a China. La falta de camioneros que padece Gran Bretaña se ha exacerbado con el Brexit. India está sufriendo escasez en su suministro de carbón como consecuencia de una política de reducción de las importaciones de combustible.
Hoy, los bancos centrales están debatiendo sobre cómo pueden pronosticar la inflación, pero sabemos que tienen la obligación y el poder para mantenerla controlada. Por esta razón, las causas que han provocado una escasez en la economía no es probable que disparen la inflación.
Pero que nadie se lleve a engaño, los problemas derivados de la descarbonización y del proteccionismo están lejos de desaparecer. Si no somos capaces de encontrar alternativas verdes que sustenten los niveles necesarios de producción energética el golpe al crecimiento económico. puede ser importante y si ponemos barreras a la inmigración y al comercio de manera generalizada ambos acabarán por caer asestando otro golpe al crecimiento que puede tener consecuencias a largo plazo difíciles de prever.