Desde el comienzo de la recuperación, la renta variable estadounidense ha registrado una rentabilidad superior a la de la renta variable mundial, ya que la economía estadounidense constituía inicialmente el único motor del crecimiento mundial: los países europeos lidiaban con la crisis de la zona euro. A medida que la economía estadounidense se recuperaba (impulsada por la recuperación del mercado de la vivienda, el resurgimiento del esquisto y la fortaleza financiera de los consumidores), también lo hacían los beneficios corporativos. Tras siete años de recuperación, la economía sigue creciendo a un ritmo discreto pero constante, sin ningún tipo de exuberancia que haga peligrar su camino. En la actualidad, los beneficios corporativos no solo se ven propulsados por un positivo entorno nacional, sino también por una recuperación sincronizada mundial que está avivando la demanda de bienes estadounidenses a escala internacional. Con un 35% estimado de beneficios procedentes del extranjero, el consenso estima que los beneficios estadounidenses crecerán un 10% tanto en 2017 como en 2018.
Megatendencias
El mayor crecimiento de los beneficios estará respaldado por las megatendencias seculares en la tecnología. Por ejemplo, el sector de los semiconductores (valorado en 350.000 millones de USD) experimentará, a buen seguro, una expansión de 2 o 3 veces la tasa de crecimiento del PIB mundial (frente al histórico dato de 1 vez), ya que los fabricantes de chips definen, y se benefician de, múltiples megatendencias en la tecnología y la sociedad. La economía está creando en la nube una enorme necesidad de adquirir, almacenar, comunicar y analizar datos de manera rentable, así como de convertir dicha información en ideas y acciones. Los semiconductores se hallan en una posición óptima para liderar estos cambios, impulsados por el ciclo virtuoso de la ley de Moore de «cada vez más barato, más rápido y más pequeño». Las tendencias de la informática en la nube, la inteligencia artificial, los juegos de azar, los coches conectados, la banda ancha móvil ilimitada y permanente, las redes inalámbricas 5G y el «Internet de billones de cosas» podrían, conjuntamente, ofrecer oportunidades palpables por valor de casi 100.000 millones de USD durante el próximo lustro. El crecimiento del sector tecnológico está superando al del índice S&P 500 en un 5% anual. No obstante, aunque es la industria tecnológica la que está expuesta principalmente a estas tendencias, todo el ecosistema saldrá beneficiado (por ejemplo, los REIT vinculados a los centros de datos, que crecerán y se expandirán con la demanda).
Valoraciones
Las valoraciones del sector tecnológico no se hallan en niveles extremos. El sector estadounidense de las TI todavía parece razonablemente valorado en términos del múltiplo de PER previsto en comparación con el mercado. Si partimos del ratio de precio/valor contable, el sector se antoja más caro, pero se podría cuestionar la relevancia del PER histórico como parámetro, dado que el sector en EE. UU. está cada vez más orientado al software y a los servicios. Además, en términos de la prima de riesgo de la renta variable, EE. UU. resulta interesante. Si bien en los diez últimos años la prima de riesgo histórica de la renta variable estadounidense ha superado la de otros mercados desarrollados, esto justifica probablemente la mayor prima de valoración del país norteamericano. A largo plazo, la prima de riesgo estadounidense y europea (excl. el Reino Unido) es aproximadamente la misma y supera la de Japón y del Reino Unido.
Reforma fiscal
EE. UU. tiene uno de los tipos federales del impuesto de sociedades más elevado del mundo (del 35%). Esto se debe, en parte, a la naturaleza cada vez más partidista de la política estadounidense en las últimas décadas, lo que dificultaba la aprobación de recortes del impuesto de sociedades en el Congreso cuando otros miembros de la OCDE reducían sus tipos impositivos. Si se gestiona con eficacia, la administración de Trump podrá forjar un consenso para mejorar la competitividad del impuesto de sociedades en EE. UU. por medio de recortes tributarios. En este caso, y como se observó en recientes fechas, muchas de las compañías que exhiben una mayor orientación hacia el mercado interno (y que exhibieron un mejor comportamiento inmediatamente después de las elecciones), se situarán a la cabeza del mercado. Entre dichas compañías se incluyen los bancos centrados en el mercado nacional, los valores industriales y de materiales y las pequeñas empresas que suelen estar sujetas a mayores tipos impositivos. Desde una óptica de estilo, realizaríamos una rotación desde los títulos de crecimiento y momentum hacia los títulos de valor.
Estimamos que el repunte de los beneficios derivado de las reformas fiscales, que oscila entre el 6% y el 10%, se traducirá en un crecimiento de los beneficios del 18% en el punto medio para las compañías del índice S&P si las reformas se materializasen en 2018. El PIB registraría un alza de entre el 0,2% y el 0,3%.
Resumen
Finalmente, deseamos hacer hincapié en que el entorno fundamental de la renta variable estadounidense goza de fortaleza, con o sin lo anteriormente expuesto, ya que el sólido crecimiento de los beneficios corporativos experimentado en 2017 tiene visos de continuar el próximo año a medida que repunte el crecimiento mundial, y apreciemos unas valoraciones razonables habida cuenta de las magníficas perspectivas de beneficios.
Nadia Grant
Directora de Renta Variable Estadounidense, EMEA
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