- MENOS DEL 20% DE LOS FONDOS DE PENSIONES SUPERA EL 1% DE RENTABILIDAD.
- LAS BAJAS RENTABILIDADES HAN PROVOCADO UNAS APORTACIONES NETAS NEGATIVAS DE -566 MILLONES DE EUROS A FINALES DEL PRIMER SEMESTRE.
Las previsiones de crecimiento del PIB mundial se están situando a un nivel elevado tras una serie de revisiones al alza durante más de 18 meses. Las previsiones del consenso para el crecimiento mundial se encuentran en torno al 4% en doce meses, mientras las del FMI se sitúan en el 3,9% para 2018 y 2019. Esto equivaldría aproximadamente a continuar con el ritmo de crecimiento que ya vimos en 2017. No hay más revisiones al alza a escala global, eliminando una de las causas del apetito de riesgo. En el caso de Europa, las previsiones de crecimiento están empezando a ser revisadas a la baja y, en nuestra opinión, se producirán nuevos recortes.
Las condiciones empresariales y el mercado laboral no están en una situación muy distinta respecto a hace seis meses, lo que ha cambiado es el balance de riesgos, que ha girado a la baja. En el primer trimestre, el crecimiento del PIB mundial se mantuvo en un 3,5% anualizado según nuestros cálculos, una cifra ligeramente más baja que en el mismo periodo de 2017 (3,8%) pero la diferencia se encuentra en el alcance del ruido de las estadísticas macroeconómicas. La confianza empresarial se mantiene firme con una expansión en todas las regiones incluida la zona euro, a pesar de la espectacular (y en cierta medida misteriosa) caída en los índices PMI. En este entorno, el grado de volatilidad en el mercado y la incertidumbre política han aumentado bruscamente.
Los mercados financieros han experimentado varios episodios de debilidad o volatilidad, a menudo muy breves. En general, sin embargo, el sentimiento ha regresado. En la primera mitad del año, vivimos varios episodios de tensión entre los que destacan aquellos relacionados con el ‘flash crash’ del VIX, las acciones tecnológicas, el Libor, las divisas emergentes y los diferenciales italianos. Todo esto ocurrió en un entorno financiero marcado por dos tendencias principales: las subidas de tipos de interés en Estados Unidos y la apreciación del dólar.
La narrativa del mercado se ha vuelto negativa, algo bastante habitual entre los bajistas. Así, se ha impuesto la percepción de sobrevaloración de los activos, inestabilidad en los mercados financieros, fragilidad de la zona euro y sobreendeudamiento global. Algo que, afortunadamente, está fuera de esta lista es un aterrizaje forzoso de China.
Además de la fragilidad de las condiciones financieras hay tres riesgos que podrían tener repercusiones a nivel macroeconómico: el populismo, el proteccionismo y el petróleo. Los dos primeros ya han causado episodios de volatilidad, como vimos con la formación del Gobierno italiano y la agitación por parte de Donald Trump de las cuestiones comerciales y geopolíticas. En el caso del petróleo, la visión predominante hace un año era un régimen de precios en torno a 50 dólares por barril sin volatilidad. Actualmente, el precio del petróleo ha aumentado 20-30 dólares y hay mucha más incertidumbre. Los precios del petróleo están en gran medida influidos por la manipulación del suministro (alianza OPEP-Rusia) y los factores geopolíticos (Venezuela e Irán) y es difícil predecir qué ocurrirá, ya que los efectos dependen de muchos parámetros.
Nicolas Chaput, CEO y co-CIO global de Oddo BHF AM
El pasado 26 de julio el presidente de los EEUU, Donald Trump, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, acordaron un pacto para evitar la guerra comercial, en una reunión muy seguida por los gestores de fondos de inversión y demás actores del mercado.
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Los mercados emergentes contribuyen significativamente al crecimiento económico mundial, ya que continúan registrando una recuperación económica gradual. En general, los gobiernos de los países de mercados emergentes se han vuelto más estables, más centrados en el pago de la deuda, y la demanda de los consumidores ha seguido aumentando en paralelo a una creciente clase trabajadora. Mientras tanto, en el mundo desarrollado las perspectivas se han vuelto más inciertas debido a los acontecimientos políticos, el aumento de la deuda y la subida potencial de los tipos de interés. En consecuencia, muchos inversores han comenzado a descubrir el conjunto de oportunidades que los mercados emergentes pueden ofrecer.
La deuda de mercados emergentes tiene varios componentes que conforman la clase de activos general y, si bien cada uno de estos segmentos tiene grandes ventajas como clase de activos independiente, un enfoque combinado puede ser una forma efectiva de construir una cartera optima, diversificada entre diferentes países, instrumentos y divisas. Los inversores pueden descubrir que el conjunto es realmente mejor que la suma de las partes.
Una cartera combinada de varios tipos de deuda de mercados emergentes utiliza diferentes ponderaciones de cada tipo de deuda y los beneficios derivan de cómo se complementan entre sí a medida que los mercados evolucionan. Cada segmento de deuda de mercados emergentes exhibe diferentes calidades de crédito y composiciones regionales, a la vez que responde a distintos impulsores de la rentabilidad. Debido a que cada segmento tiene sus propias características y ventajas únicas, existen más posibilidades de que la cartera funcione bien en diferentes condiciones de mercado.
Los cuatro tipos principales de deuda de mercados emergentes son:
Con una calificación crediticia media de BBB, el segmento de deuda de mercados emergentes en divisa local tiene la calificación crediticia media más alta del universo de deuda de mercados emergentes (que incluye deuda en divisa fuerte, bonos corporativos de mercados emergentes y bonos frontera) y sigue siendo un importante componente de las asignaciones a deuda de mercados emergentes.
El acceso a abundantes recursos naturales, una clase media emergente y una regulación y sistemas financieros más sólidos se han combinado con reformas fiscales y corporativas para mejorar significativamente los fundamentales económicos de las empresas de los mercados emergentes. Respaldadas por sistemas bancarios relativamente más fuertes, las empresas de los mercados emergentes generalmente han fortalecido sus balances y posiciones de capital. Además, la deuda corporativa de mercados emergentes se negocia con diferenciales más amplios en comparación con la homóloga estadounidense en la misma categoría de rating crediticio una vez tenido en cuenta el apalancamiento, a pesar de que generalmente tienen un apalancamiento menor en comparación con las americanas. Por lo tanto, los inversores suelen obtener una recompensa mucho mejor por mantener deuda corporativa de mercados emergentes.
Es importante conocer los riesgos asociados con la inversión en mercados emergentes. El proteccionismo de Estados Unidos y las alzas de tipos más rápidas de lo esperado por parte de la Reserva Federal estadounidense podrían frenar el crecimiento y aumentar los costes de la deuda a corto plazo. Y las elecciones programadas en las tres regiones de los mercados emergentes –Europa/Oriente Medio/África, Asia y Latinoamérica– pueden generar incertidumbre para los inversores.
No obstante, la perspectiva para la deuda de mercados emergentes sigue siendo positiva por las expectativas de crecimiento y la estabilización continua de la situación política y económica. Un enfoque combinado hacia la clase de activos puede ayudar a los inversores a prepararse ante diferentes situaciones de mercado, ya que cada segmento de deuda de mercados emergentes tendrá previsiblemente un rendimiento diferente dependiendo de los cambios en el entorno económico y de mercado. Los inversores deben examinar sus carteras actuales y determinar si tienen una asignación diversificada adecuada a esta clase de activos.
Con mayor crecimiento previsto, yields relativamente atractivos y divisas infravaloradas dentro de los mercados emergentes, la deuda de mercados emergentes probablemente será una parte importante del universo de inversión global en los próximos años. Tener una cartera combinada de deuda de mercados emergentes ayuda a aprovechar el potencial de rentabilidades atractivas al tiempo que mejora la diversificación de la cartera general.
Brett Diment, Head of Emerging Market Debt
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