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La generalización del uso de cálculos automatizados para determinar las inversiones financieras a través de los robo advisor en EE.UU es un hecho. Mientras, en el Viejo Continente empieza a darse a conocer y somos más reacios a hacer uso de Internet para gestionar nuestras finanzas personales, unido a una falta de cultura financiera que nos obliga a mirar de nuevo al país norteamericano para ver hacia donde se dirige esta industria y cómo se desarrollará.

La reciente adquisición por parte de Blackrock, a finales de agosto, del robo-advisor “Future Advisors” con sede en San Francisco y que asesoraba unos 600 millones de dólares (quinta por volumen asesorado), es una muestra de que estos suponen una competencia a los grandes agentes del asesoramiento y prefieren incluirlos en su sistema como una solución más.

También la aseguradora Northwestern Mutual Life Insurance inició una joint venture con LearnVest por 28 millones de dólares en marzo y se esperan más movimientos en este mercado, ya sea vía participación en sus beneficios o vía adquisiciones totales, para aportar un servicio más completo y llegar a un mayor público objetivo. Teniendo en cuenta que las dos mayores compañías de robo advisor, Wealthfront y Personal Capital, asesoraban en torno a unos 2.600 millones de dólares cada una, según previsiones a inicios de septiembre.

Según estimaciones de Sophie Schmitt, analista de Arie, se calcula que a final de este año la industria de los robo advisor asesore entre 50.000 y 60.000 millones, partiendo desde los 14.000 de inicio de este año, pero lejos aún de los 19 billones que gestiona la industria.

En este contexto, donde los robo advisor tienen en común un bajo coste, mayor transparencia y mayor proactividad, hay que diferenciarse no con una cartera modelo o con pocas que agrupen a todos los inversores, sino permitiendo conocer el riesgo que pueden asumir los clientes, así como la distribución por tipo de activo de manera gratuita y añadiendo valor; y por lo tanto un coste por el que el cliente vea que tiene un valor con la recomendación de unos productos concretos para su perfil de inversor.