La gestión
activa demostró una vez más ser un valor añadido en la rentabilidad de las
inversiones
Gracias a
la fuerte resiliencia de las estrategias sostenibles a nivel de rentabilidad,
los resultados de DPAM se han comportado bien durante la crisis
Los tres pilares de DPAM “Gestión Activa – Inversión Sostenible – Enfoque en el análisis” demuestran que añaden valor a sus clientes
París, 3 de septiembre de 2020. Tras el primer éxito de captación de fondos en su estrategia secundaria,
ODDO BHF Private Equity anuncia el lanzamiento de ODDO BHF Environmental Opportunities, un
fondo pionero de capital riesgo (private equity) que trata de aprovechar las mejores oportunidades
mundiales de inversión extrabursátiles relacionadas con la transición energética y los desafíos
ambientales.
La tesis de inversión de ODDO BHF Environmental Opportunities se basa en la necesidad de quese
lleve a cabo la transición energética dada la emergencia climática a la que se enfrenta todo el mundo,
respaldada tanto por la legislación y las políticas vigentes como por los nuevos patrones de consumo
en todo el mundo. Por tanto, esta temática debería ser rentable para los inversores a largo plazo. En
efecto, la ONU calcula en más de 1 billón de dólares las inversiones necesarias en la próxima década.
Por ello, ODDO BHF Private Equity ha identificado tres sectores de inversión clave: las energías
renovables, la eficiencia energética y la gestión de los recursos. Invertir en proyectos o empresas cuya
actividad esté relacionada con uno de esos sectores tendrá como objetivo proporcionar a los inversores
una rentabilidad a largo plazo y un impacto positivo en los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de
las Naciones Unidas.
Bajo la responsabilidad de Jérôme Marie y Ferdinand Dalhuisen, un equipo de 15 especialistas con una
alrededor de 20 años de experiencia en capital riesgo (private equity) aplicará la política de gestión con
el objetivo de construir una cartera ampliamente diversificada en las temáticas de inversión objetivo, en
diferentes regiones y diferentes tipos de estrategias (primaria, secundaria, inversión conjunta).
El nuevo fondo ODDO BHF Environmental Opportunities está disponible exclusivamente para
inversores profesionales y para inversores alemanes semiprofesionales. El Grupo ODDO BHF asumirá
un compromiso importante con los inversores a partir del primer cierre del fondo.
Nicolas Chaput, presidente de ODDO BHF Private Equity, declara: «Gracias a nuestra experiencia en
capital riesgo (private equity), nos complace ofrecer a nuestros inversores una solución innovadora para
darles acceso – a través de fondos subyacentes y coinversiones directas – a empresas que responden
a los grandes desafíos de nuestra sociedad moderna y nos permiten contribuir positivamente a la
aparición de soluciones sostenibles».
(*) Capital de inversión
(**) La estrategia de capital de inversión secundaria se basa en la compra de carteras de participaciones o participaciones de fondos de inversión a otros inversores que desean ceder sus compromisos antes del plazo.
Autores: Nicolas Chaput , consejero delegado global y director de inversiones adjunto de ODDO BHF Asset Management; Jérôme Marie, Director general; y Ferdinand Dalhuisen, Director general
Acerca de ODDO BHF Private Equity
ODDO BHF Private Equity es una firma de gestión de inversiones de capital riesgo (private equity) con
certificación AIFM y AMF. Ofrece fondos primarios y secundarios a inversores institucionales,
sociedades, family offices y clientes privados. ODDO BHF Private Equity gestiona 2.400 millones de
euros en activos gestionados en 25 fondos de inversión. ODDO BHF Private Equity forma parte del
Grupo ODDO BHF.
Acerca de ODDO BHF
ODDO BHF es un grupo independiente francoalemán de servicios financieros con un historial de más
de 170 años. Se creó como resultado de la alianza de una empresa francesa de propiedad familiar
construida por cinco generaciones de agentes de valores y un banco alemán especializado en
pequeñas y medianas empresas. Con 2.300 empleados (1.300 en Alemania y 1.000 en Francia y
Túnez) y más de 110.000 millones de euros en activos gestionados, ODDO BHF se dedica a tres
actividades principales, de acuerdo con su fuerte inversión en experiencia de mercado: banca privada,
gestión de activos y banca corporativa y de inversión. El Grupo se caracteriza por la estructura de su
accionariado, ya que el 65 % de su capital está en manos de la familia Oddo y más del 25% en manos
de sus empleados. Esta filosofía de partnership es la garantía de la implicación a largo plazo de sus
equipos. En 2019, ODDO BHF generó unos ingresos bancarios netos de 585 millones de euros y, a 31
de diciembre de 2019, el Grupo contaba con más de 890 millones de capital propio.
www.oddo-bhf.com
Los déficits presupuestarios de los gobiernos y la
acumulación de deuda en todo el mundo aumentarán drásticamente en 2020 en
comparación con 2019 y, salvo para un puñado de países, es difícil que los
coeficientes deuda/PIB vuelvan a los niveles anteriores al virus en un futuro
próximo, incluso cuando hayamos derrotado al virus.
Según el FMI, en 2020 la relación entre la deuda
pública y el PIB en la zona euro aumentará del 84% al 97%, mientras que la
cifra para Estados Unidos pasará del 109% al 131%. En los mercados emergentes
la predicción es de un aumento de poco menos del 10% en promedio, pasando del
53% al 62%. En cuanto a países específicos, Japón sigue a la cabeza con una
proyección de la relación deuda pública/PIB del 251,9% para 2020, aunque
observamos que Grecia, con un 200,8%, cerrará ligeramente la brecha. Italia está en tercera posición con un 155,5%.
Desde un punto de vista matemático, el aumento de
estos coeficientes es el resultado de una contracción prevista del PIB de poco
más del 3% para todo el mundo en su conjunto en 2020, junto con déficits
presupuestarios (como porcentaje del PIB) del 10,7% y el 9,1% en promedio para
los mercados desarrollados y emergentes, respectivamente. Observamos que estas
cifras proceden de la actualización de abril del FMI con relación a su base de
datos, y que la próxima actualización se hará en octubre. Es probable que
algunas de estas cifras sean peores para entonces, ya que se han aprobado más
planes de estímulo desde abril.
Si bien estas previsiones pueden resultar alarmantes
y han sido causadas por la rápida reacción de los gobiernos de todo el mundo
ante las consecuencias económicas del virus, no cabe duda de que la calidad del
crédito mundial se ha deteriorado como consecuencia de ello. Deberíamos preocuparnos por la sostenibilidad
de las cargas de la deuda pública? ¿Podríamos ver una crisis de la deuda soberana
mundial? Después de todo, la situación fiscal en ciertos países desarrollados
como Estados Unidos e Italia ya era preocupante. La frase «Esta vez es diferente» es, por
supuesto, una afirmación muy peligrosa en los mercados financieros, pero
tenemos algunas observaciones sobre qué tan sostenible resulta esta situación.
En primer lugar, casi todos los países están en el mismo barco. La mayoría de los países verán un deterioro similar en la métrica del crédito y esto es el resultado de las medidas políticas que los participantes en el mercado consideran necesarias. Desde la perspectiva de los mercados financieros, es mucho más fácil para los inversores atacar un eslabón débil con una cuestión específica no compartida por el resto. Los inversores europeos recordarán sin duda con bastante claridad lo que ocurrió en 2011, cuando se puso en duda la sostenibilidad de la deuda pública de ciertos países de la zona del euro. El sector bancario de la periferia se consideraba débil, los déficits de cuenta corriente eran significativos, las burbujas inmobiliarias habían aparecido casi en todas partes y no había apetito por compartir la deuda de ninguna forma en toda la Eurozona. Hoy en día hay un camino claro para la emisión conjunta de deuda pública en la zona euro precisamente para evitar que eso vuelva a suceder. Los bancos están fuertemente capitalizados, los déficits de cuenta corriente se han cerrado significativamente y el BCE está comprando miles de millones de deuda pública de la zona euro cada mes.
En segundo lugar, a pesar de que la carga de la deuda es la mayor de la historia moderna, no ocurre lo mismo con la accesibilidad de esa deuda en los países desarrollados y emergentes (aunque observamos que esto no se aplica a los países de bajos ingresos). Los tipos de interés son mucho más bajos de lo que solían ser, por lo que medidas como los coeficientes de interés/ingresos gubernamentales están dentro de los rangos históricos. El gráfico que figura a continuación es del último Fiscal Monitor del FMI publicado en abril. Las líneas amarillas representan la relación interés/impuesto. Como puede verse, a pesar de que la carga de la deuda se ha duplicado en esencia, esta relación se ha mantenido relativamente constante, con la excepción de los países de ingresos más bajos. Si observamos plazos más largos, los datos del gobierno de EE.UU. muestran que la asequibilidad es mucho mejor ahora que en la década de 1980, como se puede ver en el segundo gráfico a continuación. También vale la pena tener en cuenta que con el vencimiento de cada bono, la emisión de uno nuevo con un cupón ultra bajo o cero debería hacer que la asequibilidad de la deuda sea aún mejor. La proporción podría incluso mejorar en el futuro.
Por último, a menudo se nos pregunta «¿quién va
a pagar toda esta deuda?» pensamos que una pregunta más relevante sería
«¿quién va a arrastrar toda esta deuda?».
La primera pregunta implica que en algún momento del
futuro sería deseable que se pague toda la deuda emitida por un gobierno. Hay
muchas razones por las que las empresas, los individuos y los gobiernos emiten
deuda. Además, hay algunas razones por las que es apropiado que estos actores
económicos lo hagan y vivan su vida económica con alguna deuda pendiente. En el
caso de los gobiernos, muy pocas personas preferirían no tener carreteras, escuelas
y servicios de recolección de basura por el hecho de no tener deuda. La
distinción es importante, ya que pagar la deuda con ingresos generados
internamente (impuestos) sería virtualmente imposible, mientras que la deuda
acumulada tiende a ser mucho más fácil.
En la evaluación de la capacidad de un emisor para
refinanciar su deuda entran en juego muchas cosas, pero una buena explicación
es que el emisor necesita encontrar demanda para la oferta que se le ofrece por
medio de un tipo de interés razonable. En el G7 los tipos de interés de
política monetaria se encuentran en mínimos históricos, lo que, junto con la
orientación hacia adelante, ancla el extremo corto de las curvas, mientras que
las expectativas de inflación moderada deberían impedir que el extremo largo se
mueva drásticamente hacia arriba (en el contexto de la sostenibilidad de la
deuda). Además, los países con superávit en cuenta corriente se han mantenido
estables mientras que los que tienen déficit en cuenta corriente han reducido
sus déficits, y en el caso de Italia incluso han pasado a tener superávit en
los últimos años. También es probable que los coeficientes de ahorro privado
aumenten como consecuencia del virus, lo que ayudará. La oferta de bonos
soberanos aumentará enormemente, pero también lo hará la demanda, ya que los
bancos centrales están comprando miles de millones diariamente. En este
escenario, en nuestra opinión, parece poco probable que los inversores exijan
una prima significativa por riesgo de crédito en los mercados de bonos
soberanos del G7. Europa, y en particular Italia, eran claramente el eslabón
más débil. Sin embargo, el plan de emisión conjunta anunciado recientemente por
la zona euro supone un cambio en las normas del juego.
Nuestra conclusión es que, es poco probable que veamos problemas en los mercados de bonos soberanos del G7 a corto plazo, a pesar del deterioro de la métrica del crédito en todo el mundo. Puede que haya algunos gobiernos los mercados emergentes con menor calificación que pierdan el acceso al mercado, pero los mercados financieros pueden manejarlo. Dado que la mayoría de los países están pasando por la misma situación y las expansiones fiscales están justificadas, el valor relativo no ha cambiado tanto. Además, una gran parte de la oferta adicional será absorbida por los bancos centrales, y la zona del euro (que era claramente el punto más frágil) ha avanzado en el reparto de la carga de la deuda de sus miembros más endeudados. Ante la falta de un claro eslabón débil, una crisis soberana en este entorno necesitaría que los participantes en el mercado simplemente perdieran la fe en el sistema en su conjunto. Estaríamos ante una situación en la que los participantes del mercado dudasen de la capacidad de la Fed o del BCE para seguir manteniendo los tipos bajo control a pesar de la flexibilización cuantitativa. Los cambios de régimen han ocurrido en el pasado, así que no se puede decir que la probabilidad sea cero. Sólo como ejemplo, el dinero fue respaldado por el oro hace algunas décadas. Pero la frecuencia con la que ocurren estos eventos es baja. Por el momento no creemos que esta sea una apuesta que valga la pena.
Felipe Villaroel, Partner, Portfolio Manager TwentyFour AM
El histórico acuerdo para crear el fondo de recuperación de la UE
debería salvaguardar el futuro de la Unión e impulsar los activos de riesgo
europeos.
Una de las cumbres más largas de la historia de los líderes de la UE
terminó después de cuatro días de intensas conversaciones con un acuerdo sin
precedentes. El club de los 27 estados miembro acordó crear un fondo de
recuperación de la UE de 750.000 millones de euros (también conocido como Next
Generation EU o UE de la próxima generación), que estará compuesto por 390.000
millones de euros de subvenciones y 360.000 millones de euros de préstamos que
se distribuirán entre los estados miembro para ayudar a la recuperación de la
pandemia de coronavirus.
Los «cinco frugales» se salen con la suya
Las negociaciones se vieron retrasadas por los cinco Estados miembros
“frugales” (Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia y ocasionalmente Finlandia)
que lograron reducir el componente de subvención de los 500.000 millones de
euros propuestos originalmente a 390.000 millones de euros, aunque el tamaño
general del fondo no varió y la diferencia se completó con el aumento de los
préstamos.
Cabe señalar que la primera propuesta de un fondo de ese tipo era al
menos el doble de grande. Aun así, el acuerdo significa que los fondos se
distribuirán desde la segunda mitad de 2021 hasta 2026, y la mayor parte del
desembolso se completará para 2023. Lo ideal sería que los fondos se
distribuyeran antes, pero si se encuentran y respaldan proyectos de buen valor,
el estímulo fiscal adicional impulsará el crecimiento del PIB durante esos
años, mientras que el esfuerzo de reforma también podría elevar el crecimiento
de la productividad a medio y largo plazo. Esto debería ayudar a impulsar la
demanda de acciones y créditos europeos.
Los préstamos distribuidos por el fondo se reembolsarán con tipos de
interés muy bajos durante un período de 30 años a partir de 2027. Mientras
tanto, el coste de las subvenciones se recogerá a través de las cuotas de
suscripción anual por pertenencia a la UE.
Las cantidades que los estados miembros reciben y devuelven dependen
del crecimiento pasado del PIB, las tasas de desempleo y, en menor medida, el
impacto real de la pandemia de coronavirus en la economía (un punto por el que
los miembros frugales estaban descontentos).
Muchos de los Estados miembros más pequeños y pobres son beneficiarios
netos, junto con países como España, Grecia, Portugal e Italia.
Alemania, Francia y muchos de los Estados miembro septentrionales
terminarían siendo contribuyentes netos al fondo a largo plazo, de ahí la
resistencia de los cinco frugales. Al final, el punto muerto se rompió cuando
el resto de la UE aceptó aumentar el tamaño de las bonificaciones anuales que
reciben los estados miembros frugales. Por ejemplo, la bonificación de Austria
se duplicará hasta los 565 millones de euros, mientras que la de los Países
Bajos aumentará de 1.570 millones de euros a 1.920 millones de euros. Esto, por
supuesto, aumenta la carga de Alemania y Francia, pero técnicamente mantiene a
toda la unión involucrada en el proceso.
Se refuerza la condicionalidad
Los fondos ofrecidos no son sin condiciones ni supervisión. Se espera
que los estados miembros utilicen los fondos para invertir en la reforma de sus
economías, incluyendo la digitalización y una agenda de inversiones verdes.
Los Países Bajos presionaron con éxito para que se incluyeran frenos
de emergencia, para permitir a los estados miembros objetar y detener la
distribución de fondos si otro estado miembro no cumple las promesas de
reformar su economía. Sin embargo, como compromiso, la disputa debe ser
resuelta en un plazo de tres meses y el resultado será decidido por la Comisión
Europea.
Otra disputa surgió debido a la inclusión de una cláusula de
«estado de derecho» que pretendía detener la financiación a los
países que incumplían las normas de la UE. Esto estaba claramente dirigido a
Hungría y Polonia, que en el pasado han debilitado las instituciones, incluida
la independencia judicial.
Como algunos de estos países amenazaron con bloquear todo el acuerdo,
se llegó a un compromiso en el que una mayoría ponderada de los Estados
miembros tendría que votar a favor de la suspensión de los fondos.
Las negociaciones también concluyeron el Marco Financiero Plurianual (MFF) para 2021 a 2027, que ascenderá a un total de 1.074 billones de euros. Esto no sólo cubrirá el coste de la administración de la UE, sino también otros seis grandes programas de gastos. Esto incluye: invertir en una política agrícola, marítima y pesquera modernizada y sostenible; avanzar en la acción climática y promover la protección de la biodiversidad; invertir en la gestión de las migraciones y las fronteras e invertir en seguridad y defensa (véase el gráfico 1).
Salvaguardar la unión
Combinado con el enorme programa de alivio cuantitativo del Banco
Central Europeo (BCE), el fondo de recuperación de la UE debería ser suficiente
para disipar los temores a corto plazo sobre la financiación de los Estados
miembro. En el punto álgido de la crisis del coronavirus en marzo, el coste de
los préstamos para muchos gobiernos, incluidos Italia y España, aumentó
considerablemente (véase el gráfico 2).
En comparación con los rendimientos de los bonos alemanes, el diferencial de los bonos italianos subió más de 150 puntos básicos, lo que indica que el mercado teme que Italia no pueda mantener sus finanzas públicas bajo control. Efectivamente, al considerar la economía de Italia, y el estímulo fiscal y político necesario, incluso nosotros cuestionamos su supervivencia en la unión monetaria.
Desde que el BCE aumentó su Programa de Compras de Emergencia para
Pandemias (PEPP) a 1,35 billones de euros y se conoció la noticia de la posible
creación del fondo de recuperación de la UE, la prima que los inversores habían
exigido para prestar a los Estados miembros de mayor riesgo comenzó a caer. Por
lo tanto, era imperativo que la UE cumpliera el acuerdo a tiempo.
Aunque los políticos de la UE se centran en la respuesta a la pandemia
del coronavirus, la mayoría de los inversores están de acuerdo en que la
verdadera motivación para crear el fondo de recuperación de la UE es rescatar a
los Estados miembros excesivamente endeudados. Por ello, los criterios
utilizados para determinar la distribución de los fondos están sesgados hacia
la métrica histórica en lugar de intentar medir y responder al coste de la
crisis.
Las grandes transferencias a Europa oriental también tienen poco que
ver con la pandemia. Sin embargo, los políticos más previsores están utilizando
la crisis como una oportunidad para dar forma al futuro de la unión. Es
importante invertir más en la digitalización y en proyectos ecológicos, pero
también lo es el requisito de proteger el estado de derecho.
Evolución de la Unión
La Unión Europea está acostumbrada a redistribuir los ingresos (Fondos
Estructurales y de Cohesión) y a prestar ayuda, pero lo que hace de esto un
paso evolutivo es que otorgará a la Comisión Europea (su administración
pública) la capacidad de pedir prestados 750.000 millones de euros que serían
garantizados conjuntamente por todos los Estados miembros.
En el caso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), creado en 2012
para ayudar a los países que reciben ayuda, será la primera vez que la deuda
emitida conjuntamente se utilice para financiar una política fiscal regular.
Este no es el momento «Hamiltoniano» de la UE. La deuda no
se ha mutualizado, y la suma (alrededor del 5,4% del PIB) sigue siendo pequeña
en comparación con el tamaño agregado del balance de la UE.
Sin embargo, con esta crisis se ha superado finalmente el tabú de la deuda emitida conjuntamente, lo que potencialmente allana el camino para un futuro uso adicional del mecanismo. Es posible que todavía se necesiten algunos decenios y varias crisis, pero ya se han dado los primeros pasos hacia una unión fiscal.
Autor: Azad Zangana, Senior European Economist and Strategist
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