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Categoría: Gestoras
¿Cómo afecta la ansiedad en la toma de decisiones de inversión?
GestorasLas tendencias de comportamiento pueden perjudicar nuestra capacidad para tomar decisiones de inversión acertadas. La ansiedad es un ejemplo de ello.
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Cinco razones por las que la inversión ESG ha llegado para quedarse
GestorasConsulte nuestro glosario para una explicación de los términos de inversión empleados en este artículo.
En los últimos años hemos visto un interés creciente por la «inversión responsable» de inversores, reguladores y la sociedad en su conjunto. Este enfoque se ha visto respaldado por la incorporación de aspectos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) en el proceso de inversión. El crecimiento de la inversión ESG se ve impulsado por varios factores, y es poco probable que cambie de rumbo.
Los factores ESG se han impuesto como marco dominante para evaluar la sostenibilidad a largo plazo de una organización. Según la compañía de servicios financieros Broadridge, a febrero de 2018 el volumen de inversión en estrategias ESG ascendía a 372.000 millones de euros en toda Europa (tanto a nivel nacional como transfronterizo), frente a 132.000 millones en 2010. Ante tal auge cabe preguntarse: ¿qué está impulsando esta rápida y creciente concentración en los aspectos ESG? ¿Se trata de una moda pasajera, o nos hallamos frente a la nueva normalidad en el pensamiento de inversión?
1. Nuevos riesgos y modelos de valoración tradicionales
Para entender y mitigar adecuadamente los riesgos no financieros, es necesario comprender los elementos ESG que afectan a una compañía. ¿Ha contribuido positiva o negativamente al cambio climático? ¿Tiene un plan efectivo de ciberseguridad en marcha? Y en el marco de la creciente globalización y unas cadenas de suministro más largas, ¿cómo asegura que su proceso de producción no implica mano de obra infantil o esclava? Estas cuestiones pueden dañar la reputación de una compañía y su licencia social para operar, de forma potencialmente irreparable. Y hoy en día, tal situación puede desbordarse y escapar al control de la empresa de formas que hace 20 años no eran posibles.
2. Redes sociales y actualidad ininterrumpida
Vivimos en un mundo permanentemente conectado, en el que los ciclos de noticias de 24 horas exigen un flujo de información constante. En el pasado, las irregularidades corporativas podían pasar fácilmente desapercibidas; a día de hoy, sin embargo, aparecen en las pantallas de millones de inversores y clientes potenciales y pueden desencadenar una oleada de indignación, represalias y boicots. Compañías como VW, Facebook y United Airlines han experimentado lo anterior hace poco, así como sus repercusiones negativas en la cotización de sus acciones.
3. Demografía
Según el informe Señales Sostenibles 2017 de Morgan Stanley, el creciente interés en la «inversión sostenible» procede de los millennials, de los cuales casi nueve de cada diez están «interesados en la inversión sostenible». El grupo que se declara muy interesado en el tema aumentó del 23% en 2015 al 38% el año pasado.
El informe también revela que los millennials son el doble de propensos que el conjunto de los inversores a invertir en compañías con objetivos sociales o medioambientales.
4. Consciencia creciente de que los factores ESG son rentables
A medida que la inversión ESG transciende el ámbito de la inversión «ética» y la gente se da plena cuenta de las ventajas de aplicar un enfoque ESG integrado, la creencia de que invertir de forma responsable implica aceptar una menor rentabilidad financiera debería comenzar a disiparse. Esto está respaldado por un corpus de investigación cada vez más voluminoso. Por ejemplo, un estudio reciente de la Universidad de Harvard (Corporate Sustainability: First Evidence on Materiality) concluye que las «compañías con buenos niveles de desempeño en cuestiones importantes de sostenibilidad generan una rentabilidad muy superior a las que obtienen puntuaciones bajas en dichas cuestiones, lo cual sugiere que las inversiones en sostenibilidad elevan el valor para el accionista».
5. Obligación fiduciaria
El informe elaborado en 2018 por el grupo de expertos de alto nivel de la Comisión Europea (HLEG) sobre finanzas sostenibles incluye medidas para «clarificar las obligaciones de las gestoras de activos y de los inversores institucionales en materia de sostenibilidad». Los planes futuros en esta área podrían incluir la codificación de obligaciones fiduciarias por parte de las gestoras, para integrar de forma explícita factores ESG clave y la sostenibilidad a largo plazo en sus procesos de inversión.
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial.
Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión. No podemos ofrecerle asesoramiento financiero. Si no está seguro de que su inversión sea apropiada, consúltelo con su asesor financiero.
Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G Securities Limited. Domicilio social: Laurence Pountney Hill, Londres, EC4R 0HH, Reino Unido, autorizado y regulado por la Autoridad de Conducta Financiera en el Reino Unido.
El nuevo paradigma para las empresas
GestorasEl mundo está revuelto y en transformación. La rapidez de los acontecimientos y el flujo de información en milisegundos ha hecho que el mercado se haya vuelto excesivamente cortoplacista e impaciente.
No podemos obviar el impacto inmediato que en los mercados causan la geopolítica, los datos macroeconómicos y las decisiones de política monetaria de los Bancos Centrales. Pero no podemos olvidar que nos encontramos en un mundo donde los países y las distintas economías y los individuos estamos en transformación y éste es un nuevo paradigma para las empresas.
Las corporaciones de hoy en día tienen que adoptar decisiones en un ambiente de incertidumbre elevado, con un entorno económico, político y regulatorio cambiante. Y desde nuestro punto de vista se enfrentan a tres retos muy importantes. El primero, es que tienen que conocer y adaptarse a un “nuevo consumidor” al que se le ha otorgado un poder absoluto y con el que tienen que interactuar. Un consumidor que debido a Internet y a las nuevas tecnologías ha adquirido nuevas formas de pensar, buscar y procesar la información, memorizar, sentir y consumir. Más aún, un consumidor, con incluso una nueva morfología física del cerebro tal y como algunas corrientes de neurología afirman.
El segundo reto, una de las grandes mega-tendencias actuales, si no, la más importante, es la demografía, EN MAYÚSCULAS, la migraña de muchos gobiernos. Las compañías no sólo se tienen que adaptar a una nueva longevidad sino también a una nueva estructura de sociedad que exigirá cambios, pero también ofrece nuevas oportunidades significativas.
El tercer reto y no por ello menos importante, cómo monetizar las fuertes inversiones que se están realizando en innovación, donde la inteligencia artificial tendrá mucho que decir en las nuevas políticas de fijación de precios, cómo serán de flexibles y sostenibles para el futuro, otorgándose más importancia a la “psicología de la fijación de precios”, ¿cómo será la elasticidad de precios ante estos nuevos modelos?.
Las corporaciones están viviendo una revolución interna que está cambiando los cimientos de las culturas corporativas, algunas de ellas centenarias. También están participando en movimientos de concentración, conviviendo con nuevos actores disruptivos. Están en una carrera de salto de obstáculos.
Y por todo esto sorprende la reacción de complacencia del mercado ante algunos acontecimientos geopolíticos, quizás porque lamentablemente forman parte de nuestro día a día y no constituyen ya sorpresa alguna y sin embargo muestra una actitud feroz ante cualquier mínima desviación en los resultados de las compañías frente a las expectativas, generando una volatilidad intradía, en muchos de los casos, irracional. Y en lo relativo a valoración, ¿Qué grado de validez tienen los múltiplos de valoración actuales? En especial, los referentes a las compañías en proceso de una profunda transformación o en aquellos casos afectados por operaciones corporativas en un entorno de barra libre de tipos de interés?, ¿de verdad tiene sentido fijarnos en medias históricas recientes como si se trataran de verdades absolutas con las políticas de diversificación y nuevos modelos de negocio en muchos de los casos?.
Tampoco se trata de dar cheques en blanco a las empresas por supuesto ni que dejar de creer en la relevancia de los múltiplos de valoración como una de las muchas herramientas de la inversión, pero sí, centrarnos demasiado en el corto plazo puede hacer que nos perdamos oportunidades interesantes al infravalorar el potencial de generación de valor de una empresa. Hay que ser selectivos y analizar caso por caso.
Hay que invertir en compañías de calidad, con buenos gobiernos corporativos, balances sólidos para acometer esta nueva transformación y capacidad de generar flujos de caja a futuro. El análisis estratégico de las compañías cobra fuerza más que nunca: La nueva estructura de la industria en la que las compañías operan, su nueva demanda, sus ventajas competitivas, su situación de poder de negociación, su estrategia a futuro y modelo de negocio, su nuevo mix de producto y el análisis de sus recursos económicos, técnicos y humanos, incluyendo la calidad de sus equipos directivos. El seguimiento activo de una inversión en cartera será también crítico, dada la fase de “prueba-error” que tienen que atravesar las empresas hasta dar con ese nuevo modelo de negocio de supervivencia y sostenible a futuro.
Baltasar Gracián decía que “Toda la vida debe consistir en pensar para acertar el rumbo” y acertar el rumbo es lo que tienen que hacer más que nunca los gobiernos, los Bancos Centrales, las corporaciones y los distintos intervinientes en el mercado.
María Cebollero, Gestora de Renta Variable Europa en Gesconsult