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El nuevo paradigma para las empresas

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El mundo está revuelto y en transformación. La rapidez de los acontecimientos y el flujo de información en milisegundos ha hecho que el mercado se haya vuelto excesivamente cortoplacista e impaciente.

No podemos obviar el impacto inmediato que en los mercados causan la geopolítica, los datos macroeconómicos y las decisiones de política monetaria de los Bancos Centrales. Pero no podemos olvidar que nos encontramos en un mundo donde los países y las distintas economías y los individuos estamos en transformación y éste es un nuevo paradigma para las empresas.

Las corporaciones de hoy en día tienen que adoptar decisiones en un ambiente de incertidumbre elevado, con un entorno económico, político y regulatorio cambiante. Y desde nuestro punto de vista se enfrentan a tres retos muy importantes. El primero, es que tienen que conocer y adaptarse a un “nuevo consumidor” al que se le ha otorgado un poder absoluto y con el que tienen que interactuar. Un consumidor que debido a Internet y a las nuevas tecnologías ha adquirido nuevas formas de pensar, buscar y procesar la información, memorizar, sentir y consumir. Más aún, un consumidor, con incluso una nueva morfología física del cerebro tal y como algunas corrientes de neurología afirman.

El segundo reto, una de las grandes mega-tendencias actuales, si no, la más importante, es la demografía, EN MAYÚSCULAS, la migraña de muchos gobiernos. Las compañías no sólo se tienen que adaptar a una nueva longevidad sino también a una nueva estructura de sociedad que exigirá cambios, pero también ofrece nuevas oportunidades significativas.

El tercer reto y no por ello menos importante, cómo monetizar las fuertes inversiones que se están realizando en innovación, donde la inteligencia artificial tendrá mucho que decir en las nuevas políticas de fijación de precios, cómo serán de flexibles y sostenibles para el futuro, otorgándose más importancia a la “psicología de la fijación de precios”, ¿cómo será la elasticidad de precios ante estos nuevos modelos?.

Las corporaciones están viviendo una revolución interna que está cambiando los cimientos de las culturas corporativas, algunas de ellas centenarias. También están participando en movimientos de concentración, conviviendo con nuevos actores disruptivos. Están en una carrera de salto de obstáculos.

Y por todo esto sorprende la reacción de complacencia del mercado ante algunos acontecimientos geopolíticos, quizás porque lamentablemente forman parte de nuestro día a día y no constituyen ya sorpresa alguna y sin embargo muestra una actitud feroz ante cualquier mínima desviación en los resultados de las compañías frente a las expectativas, generando una volatilidad intradía, en muchos de los casos, irracional. Y en lo relativo a valoración, ¿Qué grado de validez tienen los múltiplos de valoración actuales? En especial, los referentes a las compañías en proceso de una profunda transformación o en aquellos casos afectados por operaciones corporativas en un entorno de barra libre de tipos de interés?, ¿de verdad tiene sentido fijarnos en medias históricas recientes como si se trataran de verdades absolutas con las políticas de diversificación y nuevos modelos de negocio en muchos de los casos?.

Tampoco se trata de dar cheques en blanco a las empresas por supuesto ni que dejar de creer en la relevancia de los múltiplos de valoración como una de las muchas herramientas de la inversión, pero sí, centrarnos demasiado en el corto plazo puede hacer que nos perdamos oportunidades interesantes al infravalorar el potencial de generación de valor de una empresa. Hay que ser selectivos y analizar caso por caso.

Hay que invertir en compañías de calidad, con buenos gobiernos corporativos, balances sólidos para acometer esta nueva transformación y capacidad de generar flujos de caja a futuro. El análisis estratégico de las compañías cobra fuerza más que nunca: La nueva estructura de la industria en la que las compañías operan, su nueva demanda, sus ventajas competitivas, su situación de poder de negociación, su estrategia a futuro y modelo de negocio, su nuevo mix de producto y el análisis de sus recursos económicos, técnicos y humanos, incluyendo la calidad de sus equipos directivos. El seguimiento activo de una inversión en cartera será también crítico, dada la fase de “prueba-error” que tienen que atravesar las empresas hasta dar con ese nuevo modelo de negocio de supervivencia y sostenible a futuro.

Baltasar Gracián decía que “Toda la vida debe consistir en pensar para acertar el rumbo” y acertar el rumbo es lo que tienen que hacer más que nunca los gobiernos, los Bancos Centrales, las corporaciones y los distintos intervinientes en el mercado.

María Cebollero, Gestora de Renta Variable Europa en Gesconsult

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