Diario

In Memoriam, Jaime Echegoyen.

Imagen de portada del In Memoriam a Jaime Echegoyen

In Memoriam, Jaime Echegoyen.

Querido Jaime,

Cuesta mucho escribir sobre ti. La sensación de recibir un email a altas horas de la madrugada en el que comentabas tu visión sobre un proyecto americano que se parecía al nuestro y que podíamos usar para intentar de una vez mover a los clientes bancarizados españoles hacia una nueva vía no va a volver a pasar. El enlace a una noticia de Los Angeles Times donde hablaban de Robo Advisors y que habías subrayado con la idea de por dónde van los temas y que tenías clarísimo que aquí teníamos que seguir no volverá a pasar, pero cada vez que me encuentre algo así me acordaré de ti.

Siempre estabas presente. Desde el lanzamiento del primer robo advisor europeo regulado, te convertiste en un creyente de la forma de llegar al inversor final sobre todo facilitando las herramientas. Creías que al cliente bancario se le convencía mediante los sistemas, la gente no tiene ganas de complicaciones y para ti, todo lo que era bancario te parecía que cuanto más simple más posibilidades que la gente lo adoptase.

Tu visión del mundo financiero era única. No he visto a nadie resumir la situación con tanta brillantez y con tanto acierto en dos frases. Frases que nos ponían en guardia de los cambios que venían y que tú siempre eras capaz de anticipar. Tu capacidad de resumir un tema complejo y tu sentido de la dirección bancaria siempre te convertían en la voz de referencia de los acontecimientos que íbamos a sufrir.

Nunca decías que no. En los más de veinte años de relación, desde que empezaste como jefe a la posterior de socio y amigo, nunca te escaqueabas de escuchar la charla, nunca te excusabas para recibirme en tu despacho, nunca parecías tener prisa, nunca te aburrías con temas que seguro tenías totalmente dominados y nunca me diste la sensación de no importarte lo que te estaba contando.

Siempre eras positivo. Siempre aportabas ideas que te salían de ese fondo de conocimiento bancario que sorprendía a analistas e inversores. Siempre hacías una labor de comunicación directa con la que te ganabas al interlocutor desde el primer momento. Siempre cercano y siempre humano. Siempre respondías a los mensajes, muchas veces con la redacción de alguien al que le funcionaba más rápido la cabeza que los dedos. Siempre directo y siempre cariñoso. Siempre un caballero.

Lo que más admiro en ti, es que nunca planteabas problemas siempre dabas soluciones. En Feelcapital nos acordaremos de ti siempre y en la memoria está el cariño.

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