Los Bancos Centrales mueven los mercados: Ilusión frente a Realidad

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El camino desde un mercado autocomplaciente hacia la conciencia de las vulnerabilidades está en pleno apogeo, y las correcciones sufridas en mayo forman parte de ese proceso, al igual que la reciente recuperación, impulsada por unos bancos centrales complacientes. Los inversores conscientes deberían reconocer que la última fase del ciclo y un mercado maduro requieren que los fundamentales mejoren y que los acontecimientos políticos sean positivos para sostener las tendencias alcistas en los activos de riesgo. Pero parece difícil que esas mejoras vayan a producirse a corto plazo. Los índices de gestores de compras (PMI) apuntan a la baja y se observa un deterioro de la calidad del crecimiento. Las cifras de crecimiento siguen siendo moderadamente positivas y no distan mucho de nuestras expectativas de hace unos meses, pero la composición del crecimiento ha cambiado. La mayoría de sus componentes preocupa a los políticos más allá del declive de la actividad comercial. Prestamos especial atención a la caída del crecimiento de la inversión. Aun así, la demanda interna sigue en buena forma gracias a la solidez de los mercados de trabajo.

¿Puede mantenerse este equilibrio, teniendo en cuenta el aumento generalizado de las vulnerabilidades?

En nuestra opinión, los activos de riesgo continuarán enfrentándose a obstáculos significativos, con bruscas correcciones si los datos no logran cumplir con las expectativas, si las negociaciones comerciales decepcionan o cuando el cambio de política de los bancos centrales provoque una revaluación de expectativas, todo lo cual continuará generando volatilidad. Ante esta situación, el comportamiento de los bancos centrales vuelve a ser determinante: en todo el mundo, los mercados descuentan rebajas de tipos que podrían superar los 100 puntos básicos en EE.UU. Antes del final de 2020 y que podrían venir acompañadas de tipos más bajos también en Europa, Japón, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Es probable que las promesas de recortes de tipos y unas condiciones financieras más favorables mantenga vivo un entorno de tipo «Goldilocks»* que ayude a evitar caídas persistentes en renta variable. Sin embargo, no podemos descartar el riesgo de errores de política por parte de los bancos centrales: la línea entre recortes de tipos preventiva y reactivos es muy fina. Mientras que una postura preventiva de la Fed resultará positiva para la renta variable, una Fed percibida como reactiva, o que inicia un ciclo de relajación agresiva, probablemente preocuparía a los inversores al sugerir un aumento del riesgo de recesión.

¿Podemos esperar avances positivos en este proceso?

Si nuestra tesis central se confirma, la Fed podría aprobar una rebaja de tipos preventiva este año para dar respuesta al apetito de liquidez de los activos de riesgo. Unos tipos de interés más bajos en EEUU le darían más margen a China para flexibilizar su política monetaria. Sería posible estabilizar el crecimiento. Los países europeos con margen fiscal podrían experimentar una inyección que sostenga la demanda interna. En EEUU, esto será más evidente tras las elecciones de 2020. Los mercados celebrarían que China y EEUU alcanzasen un acuerdo, algo que podría suceder a medio plazo, incluso aunque se mantengan las tensiones entre ambos países como parte de una estrategia geopolítica más profunda y a largo plazo. Dejando de lado lo impredecible, nos centramos en lo razonablemente predecible –por ejemplo, una mayor extensión de este larguísimo ciclo económico– y construimos nuestras estrategias de inversión en torno a las siguientes convicciones:
  • Postura positiva en crédito y productos de spread. La búsqueda de yield vuelve a ser claramente el foco tras el giro acomodaticio de los bancos centrales. Mantenemos un enfoque prudente y flexible para evitar las áreas más vulnerables.
  • Constructivos en renta fija de mercados emergentes. Los mercados emergentes continúan viéndose respaldados por la postura acomodaticia de la Fed y la expectativa de un debilitamiento del dólar. Aquí, el foco está en la vulnerabilidad (invertir en los países menos frágiles) resultará clave en este momento del ciclo, puesto que una menor demanda por parte de los mercados desarrollados podría afectar a ciertos mercados emergentes.
  • Moderadamente defensivos en renta variable. Ante la falta de un sólido respaldo fundamental, preferimos jugar el escenario “Goldilocks” vía crédito. No obstante, parece que el mercado de renta variable europeo ya descuenta el peor escenario posible. Las valoraciones resultan atractivas y la clase de activo podría verse respaldada en términos relativos por las sorpresas positivas;
  • El mercado de divisas como instrumento líquido para jugar las disputas comerciales y la incertidumbre política.
No existe mucho margen para el error: las ganancias y pérdidas potenciales muestran un perfil asimétrico. Recomendamos mantener una postura prudente en riesgo. Creemos que es clave proteger las ganancias acumuladas en lo que va de año (que no distan mucho de los objetivos marcados a principios de año), ya que somos muy conscientes de un incremento general de las vulnerabilidades Autor: Pascal Blanqué, CIO del Grupo Amundi.

Los incentivos fiscales al ahorro o el aumento de impuestos, única salida para el sistema de pensiones

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  • AL RITMO DE CRECIMIENTO ACTUAL, LA PENSIÓN MEDIA DE JUBILACIÓN SERÍA DE 1.630,11 EUROS EN 2029, CIFRA ALEJADA DE LAS EXPECTATIVAS DE INGRESOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL.
  • EN ESPAÑA HAY MÁS DE 9 MILLONES DE PARTÍCIPES DE PENSIONES PRIVADAS CON 110.678 MILLONES DE EUROS INVERTIDOS, SEGÚN INVERCO.

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No subestimemos a los bancos centrales

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Al precipitarse los tipos a 10 años de EE. UU. al 2%, por debajo de los tipos monetarios, los inversores han expresado claramente su preocupación por un riesgo geopolítico renovado, ya que los motores del crecimiento mundial parecen deteriorarse.

A principios de año, las perspectivas eran más optimistas por múltiples motivos: los indicadores avanzados (PMI, ISM, etc.) se habían estabilizado; la tasa de desempleo había descendido; se puso fin a las revisiones a la baja de los beneficios por acción; la guerra comercial estaba en tregua, y se flexibilizaron las políticas monetarias.

Sin embargo, pese a haber resistido realmente bien, los índices PMI de los servicios han caído a sus niveles más bajos en tres años y no han logrado contrarrestar la caída libre del sector manufacturero provocada por la disminución de los intercambios comerciales. A nivel mundial, el índice PMI manufacturero pasó de 50,4 a 49,8 puntos, un nivel preocupante muy similar al de principios de 2016 y finales de 2012.

Igualmente, el último informe de empleo ha confirmado una importante ralentización de los planes de contratación en EE. UU. En cuanto al contexto geopolítico, la situación se ha deteriorado por las tensiones relacionadas con Irán y Corea del Norte, por no hablar ya de México.

Por si eso fuera poco, la posibilidad de que Boris Johnson acceda al número 10 de Downing Street aumenta los riesgos de un Brexit sin acuerdo (no deal) el próximo otoño. En resumen, el equilibrio de riesgos se ha inclinado claramente a la baja y confirma el comportamiento de los inversores que tratan de proteger el capital a cualquier precio.

Todo esto es cierto, pero no debería eclipsar el reciente cambio de los bancos centrales, que han cedido a la presión del mercado al adoptar un tono cada vez más moderado. Con la estabilidad financiera como excusa, una vez más están suministrando las drogas duras a las que los mercados parecen ser adictos.

En definitiva, parece que la expansión económica se mantendrá gracias a la solidez de la economía, las maniobras de los bancos centrales y una relajación de las tensiones comerciales en los próximos meses. Tras la caída de los tipos y la corrección de los mercados bursátiles, las primas de riesgo han vuelto prácticamente a sus máximos de diciembre. ¿Debemos aprovechar ahora? No es tan sencillo…

El mercado está siendo arrastrado en direcciones opuestas, con un equilibrio incierto y una visibilidad débil. Salvo en caso de acontecimiento externo, la renta variable global probablemente generará rentabilidades anuales moderadas en los próximos seis meses, en su mayor parte procedentes de dividendos y rescates de acciones. Tras haber sido revisado fuertemente a la baja, el crecimiento de los beneficios debería estabilizarse en torno al 4% en los mercados desarrollados. Mientras los rendimientos después de impuestos se mantengan muy por encima del coste del capital, vale la pena seguir invirtiendo en renta variable.

Es probable que el efecto de expulsión provocado por los bancos centrales se extienda a los rendimientos soberanos (tipo francés a 10 años al 0,10%) a los bonos investment grade, luego a los bonos high yield y, finalmente, a las acciones.

En este contexto, sería recomendable una sobreponderación de los activos de renta fija investment grade, cuyas primas de riesgo podrían reducirse entre 30 y 40 puntos básicox. Aunque es demasiado pronto para endurecer la asignación desde una posición neutral en la renta variable, no se debería subestimar la potencia de fuego de los bancos centrales. En conclusión, mantenga su inversión.

 

Autor: Laurent Denize, director adjunto global de Inversiones de ODDO BHF AM.