Los banqueros tradicionales pierden una batalla frente a los robo advisor

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Algo interesante ocurrió en el primer trimestre del año en las finanzas suecas. El único gran banco que pudo reducir costes fue el único con uno de los planes más ambiciosos para sustituir humanos por robots. ¿Significa que se van a sustituir los asesores humanos por Robo Advisor?

Nordea, cuyo CEO Casper von Koskull declaró que en diez años habrá la mitad de empleados humanos en la industria, ha recortado 6.000 empleos y ha comentado que es la única manera de mantenerse competitivos en el futuro con los robots y la automatización reemplazando humanos en todo, desde la gestión de activos (Robo Advisor) a responder llamadas de clientes.

Pese a que muchos en la industria financiera han rechazado el mensaje, los últimos resultados bancarios en Suecia sugieren que los ejecutivos de uno de los países más avanzados tecnológicamente están tomando nota de las acciones de Nordea.

Nordea, que es el banco sistémico más importante de los países nórdicos, redujo sus costes un 11% en el segundo trimestre desde el año anterior, mientras que recortó un 8% su número de empleados hasta los 29.300. Si lo comparamos con Barclays, que tiene más o menos el mismo valor de mercado, la entidad británica cerró 2017 con casi 80.000 empleados pero sus activos son el doble que los de Nordea.

La reducción de costes de Nordea le permitió aumentar su beneficio operativo un 31% anual en el segundo trimestre de 2018, el mejor rendimiento de los cuatro principales bancos suecos. Los CEOs de otros bancos como SEB (Skandinaviska Enskilda Banken), Johan Torgeby, comentó que no hay duda de que la tecnología tiene un impacto importante en el comportamiento de los clientes y está alterando los actuales modelos de negocio bancarios.

Pese a que la disrupción es un hecho, no necesariamente debe suponer una reducción de la plantilla sino una reorganización de la actual ya que los recursos humanos destinados a dar soporte a estos nuevos sistemas y robots deberán aumentar considerablemente.

En Feelcapital hemos escrito mucho sobre sustituir a los asesores humanos por un Robo Advisor y siempre hemos defendido que hay sitio para ambos.

El inversor inteligente

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Son muchas las teorías que han intentado explicar la fuente de alfa (exceso de rendimiento respecto al mercado) a lo largo de las últimas décadas. Desde que Harry Markowitz publicara su Portfolio Selection en el Journal of Finance en 1952, donde presentó su famoso modelo CAPM en el que argumentaba que el retorno de un activo (o cartera de activos) era una variable dependiente de la curva de rendimiento del mercado, las teorías sobre los factores que explican el exceso de retorno no han dejado de crecer.

La innovación financiera ha avanzado tanto que se han creado, incluso, estrategias de inversión que “apuestan” por cada uno de los distintos estilos de inversión (value, growth, size, momentum…), conocidas como smart beta. Pero no se dejen engañar, el éxito no lo determina el estilo o filosofía de inversión. El éxito o fracaso lo determina la calidad del análisis y, sobre todo, el control de las emociones.

El punto de partida de una inversión debe ser un exhaustivo análisis fundamental, con especial hincapié en los aspectos cualitativos del negocio, como el análisis de las ventajas competitivas, el conocimiento del sector y las fuentes de crecimiento futuro. Asimismo, es imprescindible valorar la capacidad para generar flujos de caja de manera estable y recurrente y la posibilidad para reinvertir el capital a unas tasas de retorno elevadas, sin olvidarnos de la estructura financiera de la compañía. La intención de este análisis no es más que valorar la capacidad del negocio para generar valor a largo plazo. Una vez que hemos determinado la calidad del negocio debemos tener en cuenta, por supuesto, el precio que estamos dispuestos a pagar, en caso contrario podemos caer en el error de pensar que una compañía excelente es siempre una inversión excelente, cuando es el precio el que determina si debe ser así.

Pero el análisis debe ir acompañado de un fuerte control de las emociones, en caso contrario perderá toda su validez.

Debemos ser conscientes de que nuestro cerebro está orientado a la supervivencia, por lo que las reacciones ante el dolor (pérdidas) son mayores que las reacciones ante el placer (ganancias).

Las bases de este fenómeno se encuentran en la Teoría Prospectiva que desarrollaron los economistas conductuales Daniel Kahneman y Amos Tversky, de la que se extrae que las pérdidas y las ganancias se distribuyen de manera asimétrica. Es esta asimetría la que nos conduce a tomar decisiones irracionales.

Y los mercados financieros no están exentos de esa irracionalidad. Podemos encontrar la máxima expresión de este comportamiento en momentos de pánico, cuando el miedo se apodera del estado de ánimo de los inversores.

Entonces vemos casos como la dramática caída del Ibex el 24 de junio de 2016, tras el brexit, o la caída de las acciones de Facebook tras el escándalo de Cambridge Analytica el pasado mes de marzo.

En casos como estos muchos inversores olvidan los fundamentales que sustentan las tesis de inversión y se dejan llevar por el miedo generalizado. Por ello, el principal motivo que, en mi opinión, tumba la famosa Hipótesis de Mercado Eficiente, es precisamente el carácter irracional del mercado.

No puede ser eficiente un mercado dominado por agentes irracionales. Por lo que, en este contexto, solo nos queda aislarnos del ruido del mercado y seguir confiando en los fundamentales mientras éstos no cambien.

En definitiva, el inversor inteligente no es aquel que sigue una filosofía o estilo de inversión en concreto, sino aquel que, simplemente, es capaz de realizar un profundo análisis de las compañías y, al mismo tiempo, es capaz de controlar sus emociones y no dejarse llevar por el maníaco-depresivo señor mercado.

Álvaro Jiménez, analista en Gesconsult.

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