Mercados emergentes: definición y principales características

Diario

 

Definición de emergentes

No existe una definición oficial de qué es un país emergente. Según investopedia, un país emergente es aquel cuya economía está progresando con el objetivo de convertirse en un país desarrollado, mostrando liquidez en su emisión de deuda local y en su mercado financiero, y mostrando algún tipo de bolsa de compensación y una figura regulatoria.

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¿Qué significa la inversión ética?

Asesoramiento en Inversiones, Diario
Qué significa la inversión ética

 

La inversión ética, también conocida como inversión socialmente responsable (ISR), se caracteriza por aplicar criterios sociales y medioambientales, además de los tradicionales criterios de inversión. Una de las principales apuestas de este tipo de inversiones es la transparencia, esencial para asegurar que realmente se cumplen los principios de la inversión ética. Este tipo de inversores evitan las compañías que trabajan con armamento, alcohol, tabaco o apuestas.

Los criterios positivos que un inversor ético puede buscar son: un buen expediente de seguridad, actividades honestas, control de la contaminación y una política de empleo con igualdad de oportunidades. Generalmente, el inversor o el gestor de fondo elige compañías que tienen el potencial para ayudar al medioambiente y que también puedan generar ingresos. Las investigaciones demuestran que la biodiversidad y la contaminación del clima son las principales preocupaciones de los inversionistas éticos. Lejos de comprometer sus ganancias, los cambios de patrones de compra de los inversores, demuestra que es posible tener lo mejor de ambos mundos.

Normalmente, las inversiones éticas se canalizan a través de fondos de inversión. Existen dos tipos de fondos de inversión socialmente responsables:

  • Fondos éticos: La selección de activos se realiza en función del cumplimiento de una serie de requisitos éticos, muy ligados a la responsabilidad social corporativa.
  • Fondos de inversión solidarios: Destinan una parte de sus beneficios a la financiación de proyectos sociales o de desarrollo a nivel nacional (inversiones en pequeñas empresas cuya actividad es positiva para la comunidad), o en países pobres a través de microcréditos.

Desde abril del año pasado también encontramos la Bolsa Social, una plataforma dirigida a empresas e inversores con valores éticos. Se encarga de seleccionar empresas que produzcan un impacto positivo constatable en la sociedad y el medioambiente, para ponerlas en contacto con inversores que apuesten por dichos valores.

Desde que comienza la campaña y durante un periodo de 2 meses, podrás realizar su inversión a través de la plataforma en el capital de las empresas que publican. Cada empresa tiene un objetivo de capital mínimo y máximo, que corresponde a un porcentaje del capital de la empresa. Si se alcanza el objetivo de financiación, la Bolsa Social formaliza la ampliación de capital en nombre de todos los inversores, y desde ese momento podrás participar como socio en la marcha de las empresas en las que hayas invertido. Un pacto de socios protege los derechos de los socios inversores de la Bolsa Social.

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El final de la caída de «Ricitos de Oro»

Gestoras

 

Los bajos niveles de crecimiento de la productividad (el nivel de producción económica de un determinado nivel de trabajo) en el Reino Unido y Estados Unidos han sembrado una gran confusión entre los responsables políticos y los profesionales del mundo académico durante algún tiempo, si bien los inversores no han participado en el debate. Esto se debe a que la falta de crecimiento de la productividad no parece haber obstaculizado hasta la fecha la generación de rentabilidad en los mercados de activos. El periodo 2009-2016, caracterizado por una inflación estable y unos elevados beneficios empresariales, podría incluso definirse según Toby Nangle como «la caída de “Ricitos de Oro”».

Toby Nangle

 

Por qué es importante el crecimiento de la productividad

La mejoría registrada en el mercado laboral ha proporcionado a los trabajadores un ligero aunque valioso poder de negociación, mientras que los bancos centrales han combatido los impulsos deflacionistas con una combinación de tipos bajos o negativos y compras de activos. Por consiguiente, los rendimientos reales han tendido a la baja y las primas de riesgo se han mantenido bajo control.

Sin embargo, el crecimiento de la productividad cobra cierta relevancia. Desde la perspectiva del nivel de vida, atañe a casi todo lo que importa. Y nos estamos acercando a un punto en el que su ausencia será de una abrumadora importancia para los inversores en los mercados financieros.

La productividad laboral ha sido floja y, hasta ahora, justificarlo con un elevado nivel de confianza ha dado mejores resultados que cualquier investigación minuciosa. Las expansiones económicas que se han producido en Estados Unidos y el Reino Unido durante los cinco últimos años se han atribuido casi en exclusiva al hecho de que se trabajaba más horas, no de forma más inteligente.

La cifra de solicitantes de prestaciones de desempleo en el Reino Unido y las solicitudes de subsidio por desempleo en Estados Unidos han descendido hasta situarse en niveles mínimos de cuarenta años. Tras la crisis financiera mundial, el desempleo en EE. UU. subió al 10% y en el Reino Unido, al 8,5%. Cinco años de bonanza y la cifra en estas dos economías se ha situado alrededor del 5%, próxima a la tasa de desempleo estructural, es decir, la tasa que los economistas consideran asociada al pleno empleo.

Esto no quiere decir que las tasas de desempleo de estos dos países no puedan caer más. De hecho, con la actual coyuntura económica, están casi destinadas a ello. Puesto que el desempleo en ambas economías era extremadamente elevado, este crecimiento sin productividad no resulta algo malo: es mucho mejor que no registrar crecimiento económico alguno. Ahora bien, no constituye el camino a seguir hacia un crecimiento económico sostenible. Además, las tasas de desempleo inferiores a las tasas de desempleo estructural suelen asociarse a una aceleración del crecimiento de los salarios nominales.

 

Desglose de los cambios en los salarios nominales estadounidenses por componentes

No cabe duda de que las tasas de desempleo estructural no se pueden observar de forma directa, sino que solo pueden estimarse. El crecimiento al alza de los salarios ha brillado por su ausencia. Y dada la falta de confianza en cuanto a dónde se sitúa el «pleno empleo» en un entorno de tipos de interés próximos al cero por ciento (caracterizado por el persistente incumplimiento de los objetivos de inflación y la aparición de brotes de deflación recurrentes), puede que los bancos centrales estén en lo cierto al mostrarse más preocupados por la falta de crecimiento de los salarios nominales que por la perspectiva de que se produzca un crecimiento de dichos salarios en economías que han alcanzado un techo de productividad.

Varios responsables de los bancos centrales han cubierto el problema de la inflación salarial en discursos y documentos de política, lo que ha llevado a los mercados a considerar cada vez más el crecimiento de los salarios nominales que caracterizó el periodo anterior a la crisis financiera mundial como un indicio de que se ha alcanzado el pleno empleo.

La nueva Trinidad imposible

El crecimiento de los salarios nominales es la suma del crecimiento de la productividad laboral, la inflación y la cuota de producción atribuible a la mano de obra. En el gráfico 1 se observa cómo se desglosa en componentes ese crecimiento de los salarios nominales en Estados Unidos durante las siete últimas décadas. Por tanto, con pleno empleo en el Reino Unido y Estados Unidos, los bancos centrales tratando de hacer desaparecer el espectro deflacionista que se cierne sobre el mundo desarrollado y la acusada falta de productividad, no queda claro que los márgenes puedan seguir siendo elevados. Recientemente, los economistas de Deutsche Bank han bautizado esta situación como una «nueva Trinidad imposible», lo que sugiere que los responsables políticos solo pueden elegir dos de los tres resultados de los cuadros azules del gráfico 2. Dicho de otro modo, sin productividad, solo se pueden lograr dos de los resultados que, por lo general, se consideran los deseados por los responsables políticos.

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Las perspectivas para los mercados de activos dependen de cuál de los dos resultados prevalezca. Al crecimiento de los beneficios y los salarios sin productividad lo denomino «ilusión monetaria». En este escenario, la inflación va por libre y, aunque los rendimientos reales pueden mantenerse bajos en el tramo corto de las curvas de tipos, cabría esperar que estas se pronuncien, que las tasas de punto muerto de inflación suban y que las tasas de descuento en todas las clases de activos aumenten, lo que socavaría las valoraciones de los activos.

Una inflación estable y unos salarios nominales al alza provocarían una reversión en el descenso de la cuota de ingresos atribuible a la mano de obra y en la correspondiente duplicación de los márgenes de beneficios de la que han disfrutado las empresas estadounidenses desde la caída del Telón de Acero, la incorporación de China al sistema de comercio mundial y la duplicación efectiva del mercado laboral mundial. Llamo a este escenario «poder para el pueblo», y apostaría por que los rendimientos reales se mantendrán bajos, que las tasas de punto muerto de inflación probablemente se mantendrán estables apuntalando así los mercados de deuda pública, que los impagos empresariales tenderán al alza y que la renta variable atravesará grandes dificultades.

La caída de “Ricitos de Oro”

Por otra parte, podría persistir la actual situación de inflación estable y elevados beneficios empresariales (lo que he llamado «La caída de “Ricitos de oro”»). En este caso, la amenaza de deflación podría materializarse con el próximo retroceso, y los bancos centrales permanecen atentos y dispuestos a aplicar medidas de estímulo. Sin embargo, en este escenario, los tipos de interés reales y las tasas de punto muerto de inflación siguen siendo bajas, lo que apuntala los mercados de deuda pública. La economía avanza titubeante a un ritmo lento pero constante, lo que supone un entorno ideal para el crédito. Además, dados los bajos tipos de descuento asociados a la política próxima al límite inferior de cero o incluso más bajo, los precios de los activos se mantienen en cotas elevadas (aunque algo volátiles).

«La caída de “Ricitos de Oro”» no resulta beneficioso para el crecimiento económico dinámico, pero sí lo es para proteger el valor de los activos. También es el escenario del que los bancos centrales parecen querer alejarnos con sus medidas.

En caso de que los bancos centrales estén decididos a alejar las economías de la amenaza de deflación, parece que el factor que determinará si pasamos de «la caída de “Ricitos de Oro”» al «poder para el pueblo» o bien a la «ilusión monetaria» (en ausencia de un repunte del crecimiento de la productividad) se encontrará en la situación del poder de negociación de la mano de obra.

La duplicación del mercado laboral mundial, sin un incremento equivalente en la masa de capital desde 1988, ha supuesto un gran lastre para el poder de negociación de los trabajadores en los mercados desarrollados entre los hogares con menores ingresos. La pérdida de poder de negociación ha ido acompañada de aumentos en la desigualdad de ingresos en los mercados desarrollados, puesto que durante varias décadas se ha aplicado un arbitraje de los costes laborales unitarios ajustado según las directrices de gobierno corporativo.

El futuro de la mano de obra global y de los mercados financieros

Reviste cierta dificultad afirmar si este proceso se ha completado, pero dado que el FMI estima que China habrá alcanzado su punto de Lewis en los próximos años (en el que se pasa de la abundancia de mano de obra a la escasez de mano de obra), al haberse multiplicado por nueve los salarios de fabricación en China desde el año 2000, y que van en aumento los casos de reshoring (relocalización), por lo menos cabe plantearse la cuestión. Si combinamos esto con el hecho de que la generación del baby boom está alcanzando la edad de la jubilación en los mercados desarrollados y con las consecuencias de la política de un único hijo en China, parece que se ha allanado el camino para que reaparezca algo de poder de negociación estructural de los trabajadores y se produzcan presiones alcistas en los salarios.

Sin embargo, puede que estas presiones alcistas sean justo lo que se necesita para abordar el desplome de la productividad.

Muchos autores han analizado la posibilidad de que la automatización llevará a una gran parte de la mano de obra al paro, puesto que las máquinas realizan el trabajo mejor que los humanos en un amplio abanico de profesiones. Frey y Osborne[1], y más recientemente Andy Haldane[2], han estimado que un 35-45% de la mano de obra británica y estadounidense trabaja en sectores que presentan un riesgo del 66% de automatización en las próximas décadas. Apenas me queda un resquicio de duda de que este pronóstico se hará realidad, aunque sí cuestiono el impacto en los salarios.

El invento de la cosechadora tirada por caballos marcó el inicio de la era de la maquinaria agrícola. En 1850, el 48% de la mano de obra estadounidense trabajaba en la agricultura. El auge de la maquinaria (junto con el florecimiento de la agroquímica) propició que la producción agrícola aumentara década tras década, mientras que la proporción de trabajadores empleados en la agricultura se redujo a menos del 2%. Esto resultó beneficioso para la productividad, el nivel de vida general y la rentabilidad. Lo mismo podría suponer el despliegue de la automatización existente y el desarrollo de una nueva automatización.

La automatización existente se ha desplegado simplemente porque resulta más barato desplegarla que no hacerlo. Las empresas que buscan maximizar los beneficios no sustituirán la mano de obra barata por máquinas más caras. Sin embargo, a medida que confluyen factores estructurales y cíclicos que nos alejan de «la caída de “Ricitos de Oro”» hacia la situación del «poder para el pueblo», más evidente se revela el punto muerto de rentabilidad en las tecnologías de automatización. Esto sería positivo en última instancia siempre que impulsara niveles más elevados de crecimiento de la productividad. Con un mayor crecimiento de la productividad, cabría anticipar unos tipos de interés neutrales reales más elevados en la economía.

Por tanto, parece bastante posible que la conjugación de un irrisorio crecimiento de la productividad con medidas concertadas de los bancos centrales para escapar de la amenaza de los riesgos de deflación marque el inicio de una nueva fase nada agradable para los mercados financieros. Aun así, esta nueva fase podría constituir la clave para restablecer el crecimiento de la productividad.

[1] The Future of Employment: How Susceptible Are Jobs to Computerisation? (El futuro del empleo: cuán susceptibles son nuestros trabajos a la computerización), Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, 17/9/2013.

[2] Labour’s Share (Cuota atribuible a la mano de obra), Andrew G. Haldane, 12/11/2015.

 

Información importante: exclusivamente para uso interno de profesionales de inversión (no debe hacerse llegar a terceros). Las rentabilidades pasadas no son indicativas de los resultados futuros. El valor de las inversiones y de los ingresos no está garantizado y puede tanto aumentar como disminuir; dicho valor puede verse afectado por las fluctuaciones de los tipos de cambio. Esto significa que un inversor podría no recuperar el importe invertido. El análisis incluido en este documento ha sido elaborado por Columbia Threadneedle Investments para sus propias actividades de gestión de inversiones, puede haber servido de base para la toma de decisiones antes de su publicación y su disponibilidad tiene carácter accesorio. Todas las opiniones vertidas se formulan en la fecha de publicación, aunque pueden sufrir cambios sin previo aviso. La información obtenida de fuentes externas se estima fidedigna, si bien su precisión o integridad no pueden garantizarse. La referencia a acciones o bonos específicos no debe interpretarse como recomendación de negociación. Publicado por Threadneedle Asset Management Limited («TAML»). Sociedad registrada en Inglaterra y Gales con el n.º 573204. Domicilio social: Cannon Place, 78 Cannon Street, Londres EC4N 6AG. Autorizada y regulada en el Reino Unido por la Autoridad de Conducta Financiera (FCA).

 

Columbia Threadneedle Investments es el nombre comercial global del grupo de sociedades Columbia y Threadneedle. columbiathreadneedle.es

 

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FinTech en el mundo financiero

Diario
FinTech en elmundo financiero

 

Primero tenemos que entender lo que quiere decir Fintech. Su mismo nombre nos da la definición: viene de la unión de las palabras inglesas “finance” y “technology”. Es decir, engloba a los servicios o empresas del sector financiero que utilizan la tecnología e innovación más puntera para crear productos y servicios totalmente nuevos en un sector que es muy tradicional.

Según el informe de la Asociación de financieros de empresas, los datos los revela el “I Informe Fintech”, la palabra fintech no es muy conocida por un alto porcentaje de profesionales del sector; mientras que los profesionales que conocen qué es fintech y que les interesa, no lo aplican porque no saben cómo introducirlo o cómo puede ayudar a su empresa.

-“ Uno de cada dos financieros (54%) de empresa prescinde de software y de otras aplicaciones tecnológicas específicas para su trabajo. El uso es especialmente reducido entre las microempresas (29%) y, en cambio, es más habitual en grandes compañías (58%).

– Según el estudio, el 90,5% de los financieros que se mantienen al margen de las tendencias en aplicaciones tecnológicas esgrimen desconocimiento de la ayuda que proporcionan y de las distintas herramientas que se encuentran actualmente en el mercado.

– El 37,6% de los profesionales todavía considera que las soluciones tecnológicas aplicadas a las finanzas son poco importantes para el desarrollo de sus empresas.

– Los que sí usan las fintech destacan que se trata de instrumentos que suman “eficiencia, inmediatez e información más detallada” sobre los procesos y gestiones relacionadas con las finanzas.

– Por sectores, entre los que gastan más de 100.000 euros en fintech se encuentran la banca (35%) y la industria (19%), seguidos de lejos por la informática y las telecomunicaciones (7,7%), la administración (7,5%), el transporte (5,8%) y el comercio (3,8%).”

Aunque en este informe se dice que entre los que más gastan en fintech se encuentra la banca, también es cierto que la banca tradicional no acepta bien el concepto ya que la mayoría de las ideas pretenden cambiar el sistema tradicional y ofrecer productos y servicios que rompan con lo de siempre. Por ejemplo, ahora podemos pagar a través del móvil, conseguir créditos rápidos, comprar acciones , gestionar los ahorros personales y recibir asesoramiento financiero. Y todo esto desde nuestro el ordenador, tablet, smartphone, de forma online.