Finanzas: Carpe Diem o plácida tranquilidad

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Todos nos hemos hecho alguna vez la siguiente pregunta: ¿Qué conviene más: gastar el dinero que entra en casa en aquellos caprichos que se nos antojan y experiencias que deseamos, y vivir la vida al máximo “que son dos días”; o en ahorrarlo para tener un futuro estable y tranquilo?

Bien es sabido que nadie puede predecir el futuro. Nadie sabe a ciencia ciertacuál es su destino y, aunque por estadísticas todos llegamos a una media de edad, realmente queda incierta cuál será nuestra última parada. ¿No es entonces bueno pensar que lo mejor es aprovechar y disfrutar del momento ya que, hagas lo que hagas por llegar sin preocupaciones a ese futuro incierto, si de pronto cualquier causa como por ejemplo, una enfermedad repentina, puede tirar por tierra todo lo planificado durante años? A día de hoy, cada vez más suenan más voces esperanzadoras que afirman que estamos cada vez más cerca de terminar el férreo camino que venimos marchando cuesta arriba desde hace ya siete años. Poco a poco pueden verse cada vez más suspiros de alivio y caras con un aire más relajado de personas que se sienten motivadas cuando encuentran que las trabas poco a poco van perdiendo peso.

Pero, ¿qué podemos sacar de provecho de esta dura y larga experiencia? Creo que la mayoría de los españoles estarán de acuerdo con el dicho “lo que no te mata, te hace más fuerte”. Pero no hay que olvidar tampoco que “no hay que tropezar dos veces con la misma piedra”. Si bien es cierto que en esta vida nada hay que dar por sentado y que realmente pocas cosas están en nuestra mano, sí que hay algo que se puede hacer, y es “comenzar de nuevo” siendo más precavidos.

No quiere decir que dejemos de vivir el presente y nos convirtamos todos en unos ermitaños. Para nada. Somos humanos y necesitamos distracciones, motivaciones y diversión. Y si no, ¿qué sentido tendría todo esto a lo que llamamos vida? Sin embargo, tampoco se puede estar viviendo como si no hubiese un mañana, dilapidando todo lo que se cobra…. No es racional y no encaja con el momento en el que vivimos. Verdaderamente, el ahorro es la única forma de protegerse uno mismo. De esa forma te pagas y te proteges a ti mismo de la que pueda caer ahí fuera.

Es la única forma de anticiparse a un futuro en el que se dé alguna circunstancia que no quieres sufrir. Es un escudo de protección. Una buena opción es ahorrar entre un 10% y un 20% de lo que se ingresa. ¡Ya! ¡Ahora mismo! No es cuestión de andar pensándolo y darle vueltas en un constante debate interno con uno mismo sobre si es mejor esto o lo otro.

¿Qué hay que elegir entre gastarse el dinero en un capricho o ahorrar para la tranquilidad? Pues date el capricho cuando quieras, siempre y cuando hayas destinado de tus ingresos una parte al ahorro. Hay que ser conscientes de que fijando un ahorro de un 15%te queda todavía un poderoso 85% para hacer frente a los gastos cotidianos y aprovechar para disfrutar, por ejemplo, de una cena por todo lo alto en el restaurante más caro de Madrid. Te lo has ganado y es tu dinero. Adelante, y que te aproveche.

Fondos de inversión: Este año no te lleves sustos

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Este año no te lleves sustos. Un año más se nos echa encima septiembre, y con él son muchos los que se desplazan estas fechas para pasar unos días con familia y/o amigos. Claro que sí. Este tiempo está para disfrutarlos y para descansar, que son muchos los días que trabajamos para gozar de un más que merecido descanso estival. Lo que se lleva es el moreno en la piel y no el susto en el cuerpo. Necesitas desconectar y descansar. Olvídate de historias y déjate de líos. Con nosotros no hace falta comprobar que las puertas están bien cerradas, o que las llaves de paso están bajadas, como haces todos los años al dejar la casa por vacaciones. Con Feelcapital no tienes que preocuparte: tu dinero está en más que buenas manos.

Este verano, no te lleves sustos, porque seguimos aquí. En Feelcapital no entendemos de vacaciones. Tenemos clara cuál es la prioridad: tu tranquilidad. Para que tú te vayas tranquillo y descanses estas vacaciones, nosotros nos quedamos vigilando tu inversión. El dinero nunca duerme, tus inversiones no descansan y nosotros, tampoco.

Así es como funciona nuestro servicio. Estamos siempre disponibles para que te puedas ir de vacaciones sintiendo que tu dinero está controlado, que le echamos un ojo por ti. Te proporcionamos un asesoramiento personalizado desde la web las 24 horas del día y los 7 días de la semana. Fácil y sencillo. Para eso estamos. Para darte el mejor asesoramiento, un asesoramiento independiente, barato y transparente. Si todavía no lo has probado, no dejes que los demás te cuenten su historia; prueba nuestro servicio y relájate estas vacaciones sabiendo que vamos a cuidar de tu dinero tan bien que no querrás cambiar de asesoramiento.

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Imaginemos dos gases en un recipiente separados por una barrera estanca. Retire la barrera de separación con sumo cuidado: los gases se mezclan sin aporte de energía externa. El experimento en sentido contrario resulta más difícil, pues se requiere una gran cantidad de energía para volver al estado inicial y separar los dos gases. Esto ilustra de manera sencilla el segundo principio de la termodinámica: sin aporte de energía externa, el desorden de un sistema («entropía», por utilizar el término correcto) solo puede aumentar.

En estos últimos días, los mercados han ofrecido un ejemplo mucho más claro e ilustrativo de este segundo principio de la termodinámica. La entropía de un mercado (es decir, su desorden) se mide en función de su volatilidad. En este sentido, la última semana del mes de agosto retomó el camino marcando niveles récord.

Así pues, si sumamos el conjunto de fluctuaciones de la semana experimentadas por el índice CAC 40, obtenemos alrededor de 2.000 puntos. Para un índice cuya cotización suele situarse en unos 4.700 puntos y que avanzó un modesto 1% en la última semana de agosto, estos datos suponen una gran diferencia entre sí. El ratio equivale prácticamente al de Estados Unidos: el Dow Jones «recorrió» 8.000 puntos en una semana.

Se han señalado muchas razones para justificar esta situación: la ralentización del crecimiento de la economía china, la escasa liquidez durante el periodo estival, la influencia de los autómatas, las liquidaciones de fondos cotizados (ETF), etc. No obstante, la cuestión de los autómatas resulta cada vez más recurrente, primero porque están ganando cuota de mercado a un ritmo vertiginoso (en la actualidad, más del 60% de las órdenes diarias son enviadas por máquinas) y, segundo, porque estos autómatas suelen ser procíclicos, por lo que acentúan las fluctuaciones de los mercados.

Tras esta semana de locura, el consejero delegado de Virtu, sociedad estadounidense especializada en trading de alta frecuencia, declaró haber cosechado ganancias históricas. Con un tono ligeramente triunfalista, recordó que su empresa estaba «hecha» para este tipo de mercados. Podríamos sucumbir a la tentación de dar la vuelta a sus declaraciones y afirmar que son empresas como Virtu las que «hacen» estos mercados tan erráticos. Nadie sabe cuál es el sentido de la relación de causalidad. No obstante, algo que sí está demostrado es que, una vez que se rebasa el umbral de agitación, el desorden aumenta, conforme al principio de la termodinámica mencionado con anterioridad.

¿Qué se puede hacer en este desorden imperante si uno no es adepto a la alta frecuencia? Quedan dos referencias a nuestra disposición: la valoración y la medición de la tensión reinante. Las valoraciones en Europa se encuentran en niveles normales y no emiten señales evidentes de moverse ni en una u otra dirección. En cuanto a la tensión reinante, esta se desvió rápidamente de los límites habituales. El lunes 24 de agosto, el VIX (medida de la volatilidad de la renta variable estadounidense) alcanzó brevemente el nivel de 50 puntos. Para poner este dato en perspectiva, cabe recordar que el VIX se situaba entre 12 y 15 a principios de mes, y que la cifra de 50 corresponde al nivel de tensión alcanzado en septiembre de 2001, una cota que en los 20 últimos años solo se superó en 2008.

Sin duda alguna, esta es la noticia más alentadora de este final de agosto: en los próximos días, no nos obcecaremos en la tasa de crecimiento chino, si bien los mercados ya descuentan una gran parte de esta incertidumbre.

Marc Craquelin

CIO La Financière de l’Echiquier

 

Finanzas: La escuela de la vida

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Actualmente hay cursos para todas las disciplinas que puedas imaginar.
Vas al colegio, a la universidad, haces un máster… Te formas de mil maneras en las más variadas materias: desde patronaje hasta física cuántica o cirugía ocular. Aprendes a hacer balances y a sacar la ecuación que mantiene fría el agua de un botijo y sin embargo tardamos años en aprender a enfrentarnos a las situaciones que más nos marcan; las más complicadas y duras. Pero para esas no hay asignatura que valga. Cuidar la elección será cuidar tus finanzas.

Nadie nos enseña a afrontar la pérdida, ni cómo dejar a alguien sin sufrir, ni cómo recuperarte cuando te parten el corazón. No se enseña a decir que no, ni te preparan para situaciones extremas. No hay clases para afrontar una crisis existencial, ni una que te prevenga de los momentos de depresión.

No dan créditos por encontrar el camino y dar con las soluciones a la medida de cada uno. No te preparan para las etapas de la madurez y, cuando las compartes y ves que otros también las están pasando canutas, te das cuenta de que atraviesas otras de las muchas etapas que no te cuentan en los libros. Las que no salen en los anuncios. La soledad, la baja autoestima, la pérdida de objetivos, la búsqueda de los mismos, encontrar tu verdad, superar malos tragos, reinventarse, reencontrar de nuevo el sentimiento tan esquivo que puede llegar a ser el amor.

Y si preguntas por ahí, sabrás que no estás solo; pero aún así, la gente no se moja. No hay libros de texto sobre temas emocionales peliagudos ni sobre los complejos nudos de la vida que nos toca desatar. No hay manual. Y así vamos, guiándonos a ciegas por los consejos de otros que caminaron por este trecho tiempo antes que nosotros, sin tener ni idea tampoco; con sus propios prejuicios y sus mochilas cargadas de pasado. Haber vivido algo y haberlo superado no hace que tu método haya sido más efectivo que los otros. Transmitimos una sabiduría heredada, basada en vivencias personales que a veces ayudan y a veces no. Y con ella los receptores de consejo (que en algún momento hemos sido y seremos dadores) hacemos lo que podemos, la aplicamos a nuestras propias situaciones e intentamos encontrar en ella consuelo; o recomponer con ella un corazón que más hubiera valido la pena tirarlo que arreglarlo.

Pero lo bueno es que al final encontramos el camino.

Con todo esto sólo quiero decir que se nos prepara para las ecuaciones más complejas académicamente pero no recibimos ninguna noción que desarrolle nuestra inteligencia emocional: que nos ayude a abrir la mente, a sobrevivir a las enfermedades del primer mundo, ni a pasar todas esas situaciones difíciles de la vida que nos marcan para siempre y que a todos nos toca vivir. Sólo quería compartirlo y dar un poco que pensar. 🙂

Y vosotros ¿qué opináis?