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¿Es posible que en las inversiones exista un equilibrio entre las decisiones racionales y las emocionales?

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Si se profundiza en la pregunta nos sorprenderemos de que en muchas ocasiones el inversor actúa por impulso o incluso por imitación a otros inversores, lo cual carece de cualquier pauta racional.

La naturaleza inconformista del ser humano hace que busque siempre el mejor escenario de juego y si el escenario son las finanzas el inversor se vuelve extremadamente inconformista para obtener lo mejor de sus inversiones cambiando de activos, de productos o incluso de comercializador si es necesario.

En este sentido lo más aconsejable antes de hacer cualquier movimiento en nuestra posición inversora es conocer bien el producto en el que estamos invertidos. En muchas ocasiones se actúa sin conocer en profundidad la inversión y sin pararse a pensar si verdaderamente se está haciendo lo correcto y la decisión es la adecuada.

Con el fin de centrar mas esta reflexión tomaremos como ejemplo un fondo de inversión y veremos los aspectos que se deben tener en cuenta antes de tomar alguna decisión.

Un primer análisis de nuestro fondo es preguntarnos por qué lo hemos elegido, cual es el histórico de rentabilidad del fondo y en resumen qué pensábamos esperar de él.

El siguiente paso en nuestro análisis debería ser ver como se sitúa nuestro fondo con el resto de fondos de su categoría y observar su evolución. Así, podremos saber si el comportamiento de nuestro fondo es un caso aislado o si por el contrario todos los fondos de la misma categoría que el nuestro corren la misma buena o mala fortuna según su rentabilidad.

Por otra parte, es recomendable que antes de contratar un fondo sepamos cual es el horizonte temporal medio recomendado para ese fondo en concreto e intentemos mantenerlo, esta información se puede consultar en el folleto del propio fondo.

Sabiendo el horizonte temporal que tiene nuestro fondo, una buena recomendación es no mirar a diario nuestra posición inversora. Si hacemos el símil con un activo inmobiliario como por ejemplo una vivienda, cuando el precio de la misma varía no se adopta la misma actitud que ante un fondo. Por un lado, no se consulta continuamente el valor (mirando por ejemplo a diario portales “on line” de venta de viviendas) y por otro lado tampoco se apresuran a realizar ninguna operación (compra o venta).

Si a pesar de llevar cabo nuestro análisis, nos siguen surgiendo dudas sobre nuestro fondo de inversión lo mejor es contactar con nuestro gestor de confianza para que nos explique qué está sucediendo en ese momento en concreto. Saber cuál es la rentabilidad de nuestro vehículo de inversión a varios plazos también nos puede ayudar; es posible que en estos momentos atraviese una época de rentabilidad negativa y sin embargo a 3, 5 o 10 años las rentabilidades sean muy buenas.

Llegados a este punto ya deberíamos contar con toda la información relevante para tomar la mejor decisión y sin embargo hay quien todavía actúa de manera impulsiva o por imitación. ¿Por qué sucede esto?

La explicación puede tener que ver con la vorágine en la que día a día estamos inmersos, corremos para casi todo y nuestro cerebro financiero no escapa fácilmente de esta carrera.

Emocionalmente necesitamos pararnos a reflexionar, comprender nuestro producto con toda la información que hemos recopilado y esperar para tomar una decisión acertada.

El mercado siempre tiene la habilidad de sorprendernos, buen ejemplo es lo sucedido con el Ibex el pasado mes de diciembre donde el selectivo se dejó un 5.92% de rentabilidad frente a la subida que lleva en enero de más del 6%. En este caso el inversor que haya sabido esperar y soportar la volatilidad que tuvo el mercado en los últimos meses del año ahora está beneficiándose de este repunte.

El escenario macroeconómico del momento también debemos analizarlo antes de juzgar al producto en el que estamos invertidos, un ejemplo lo tenemos en el 2018 donde gran parte de lo acontecido ha sido por un mercado que ha descontado con anticipación hechos adversos como la guerra comercial EEUU- China, el Brexit o la situación de Italia.

Reunir toda la información sobre nuestras inversiones puede parecer aburrido e incluso innecesario, pero será nuestra gran arma para evitar tomar decisiones con criterios impulsivos o de imitación. Como decía el célebre Benjamin Franklin “Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios”.

Autor: Sandra Fanega. Gestor de patrimonios de Gesconsult.

Más información: www.gesconsult.com

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