Finanzas personales Feelcapital
Nueva entrada en la que hablaremos sobre la Tolerancia al Riesgo.
Definir y entender el riesgo son retos importantes para los planificadores financieros y sus clientes. Una gran variedad de fuentes han dado su visión sobre la definición de riesgo, su medición, y cómo las discusiones de riesgo se basan en el establecimiento de una relación cliente- asesor abierta y confiada.
Definición de tolerancia al riesgo:
Las personas están “programadas” para satisfacer las necesidades de alimentación, seguridad y refugio. Una vez satisfechas estas necesidades primarias, la gente está más dispuesta a considerar el logro de las necesidades de orden superior que incluyen el desarrollo personal, y asegurar un mejor futuro para ellos y sus seres queridos (Maslow, 1954).
En esta búsqueda de la satisfacción de las necesidades, la psicología humana también se enfrenta con el deseo de control sobre el medio ambiente. Sabemos que las personas se estresan y les genera ansiedad al tratar con temas que son importantes para ellos. Se estresan si perciben que estos asuntos se escapan a su control. En el manejo de sus asuntos financieros, la gente está tratando de alcanzar un nivel de independencia económica que les permite no sólo satisfacer sus necesidades humanas básicas, sino también un nivel superior de necesidades para el desarrollo personal.
La mayoría de las personas consideran que tienen una gran aversión al riesgo más que ser amantes del riesgo. La gente toma decisiones financieras en las que está dispuesta a aceptar una pequeña rentabilidad en lugar de un beneficio mayor (Olsen, 1998; Wright, 1984).
Un hallazgo importante de la investigación es que las evaluaciones de autoestima y niveles de autoestima de los individuos se relacionan con sus niveles de satisfacción y con su situación financiera (Grable y Joo, 2001). La investigación del comportamiento de las finanzas personales también revela que los propios administradores de dinero pueden tomar malas decisiones financieras debido a una falta de comprensión del riesgo, por exceso de confianza o por la práctica de toma de decisiones que se convierten en demasiado rutinarias (Katz, 1998; Wood, 1989).
Por otra parte, muchas personas no son plenamente conscientes de su zona de confort personal en sus relaciones financieras; esto es, lo que están dispuestas a aceptar en términos de posibles pérdidas contra las posibles ganancias.
Para algunas otras, su zona de confort puede ser bastante amplia. Ante la posibilidad de un compromiso entre una gran ganancia o pérdida, en lo malo, no se sienten incómodos. Para otras personas, la posibilidad de un resultado de más de una pequeña pérdida les supone altos niveles de ansiedad, pérdida de sueño e incluso depresión. Tales respuestas son apoyadas por los resultados de estudios sobre el estrés y afrontamiento que revelan cómo las personas varían en su percepción de los distintos acontecimientos en sus vidas, sobre todo en lo estresante o amenazante que tales eventos podrían llegar a ser (Callan, 1993; Terry, Callan, y Sartori, 1996). Estos resultados ponen de manifiesto una vez más la necesidad de comprender cómo determina cada cliente un nivel de riesgo aceptable.