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Emergentes: BRICS

Emergentes, BRICS

 

El término BRICS surge en el año 2001 para hacer referencia a aquellas economías emergentes que, previsiblemente, marcarían el devenir económico y político del siglo XXI. Formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), constituye el grupo de países más adelantados entre los Estados con economías emergentes.

Los BRICS emergieron en una época en la que buena parte del mundo, y en especial las economías industrializadas, estaban sumidas en la crisis. Sin perjuicio de sus disparidades en términos de producción, régimen político o peso en el Consejo de Seguridad de la ONU, y de las controversias territoriales, los BRICS han sabido actuar, más o menos, en sintonía.

Un ejemplo de ello fue la abstención solidaria en la votación de la Asamblea General sobre la unidad e integridad territorial de Ucrania, frente a la condena cuasi universal a Rusia por su anexión de Crimea. Surgen como un bloque económico y político de primer orden, que cuestiona el actual orden mundial.

Los BRICS opinan, no sin razón, que las instituciones que rigen el orden económico a nivel mundial, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, surgidos todos ellos de los acuerdos de Bretton Woods, son organismos que defienden exclusivamente los intereses económicos norteamericanos y de los países industrializados. Ante la falta de cambios en estos organismos internacionales, buscan nuevas formas que reflejen la nueva realidad internacional y para ello plantean dos organismos nuevos: la creación de un Banco de los BRICS y la creación de un mecanismo de reservas de monedas extranjeras.

El Nuevo Banco de Desarrollo dirigido mancomunadamente y en términos de igualdad por los cinco BRICS, abrió sus puertas en julio de 2014 en Shanghái. La intención es que se convierta en una alternativa al Banco Mundial y al FMI y que sea un nuevo actor entre las instituciones financieras globales. Pero no hay que olvidar que, en lo económico, los BRICS se enfrentan a serios retos. De hecho, los BRICS no se han caracterizado por su gran capacidad de coordinación en la escena internacional y sus posiciones en otros foros, como el mismo G20, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y las cumbres del clima, defendían en muchas cuestiones intereses contrarios que hacían difícil creer en la posibilidad de establecer un banco de desarrollo conjunto.

La debilidad del consumo global, el derrumbe de los precios de las materias primas y un conjunto de problemas económicos y políticos han hecho que dos miembros, Rusia y Brasil, caigan en recesión. Esto a su vez ha desatado la mayor fuga de capitales en los mercados emergentes en más de dos décadas, por lo que ahora las expectativas de un nuevo orden económico de los BRICS parecen un poco exageradas.

Desde 2011, los tres grandes factores que propulsaron el crecimiento estelar de los BRICS se han revertido. Los precios de las materias primas, que subieron casi el 80% entre 1999 y 2001, han caído a niveles que no se veían en más de una década. El crecimiento del comercio mundial ha descendido desde cerca del 7% al año en los seis años previos a la crisis, a alrededor del 2% ahora. La economía China, el principal motor de crecimiento del grupo, registró en 2015 su menor tasa de crecimiento en 25 años, del 6,9%. La segunda economía del mundo corre el riesgo de estancarse conforme las autoridades tratan de pasar de un modelo dependiente de las exportaciones y el crédito, a uno más sostenible basado en el consumo interno.

La política también está generando obstáculos al crecimiento. Rusia, duramente golpeada por el desplome de los precios del petróleo, también ha sufrido las sanciones impuestas por los países de Occidente por su intervención en Ucrania. El Gobierno brasileño es víctima de un creciente escándalo de corrupción que pone en peligro sus reformas económicas. Y muchos economistas plantean dudas sobre la capacidad del Partido Comunista de China para superar los problemas de corrupción y turbulencias financieras.

Por todo esto, parece complicado que se instaure el nuevo orden económico de los BRICS. No obstante, su intención de unificar políticas y la potencia de sus economías, aunque inestables, conllevará indudablemente al auge de estos países.

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